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La batalla por el PAN: ni a cuál irle

 

 

Felipe Calderón, a través de Margarita Zavala; Ricardo Anaya, quien disfruta todas las prebendas del financiamiento público en su favor; el propio Presidente Peña, que como antaño requiere concertacesionar con quien se quede con la franquicia no para cogobernar, sino para hacerlo otro apéndice del poder… El hecho es que si bien la lucha de fondo es la candidatura presidencial, ésta pasa por el control del partido al que cada día degradan más.

Podría esperarse que esto fuese normal en el resto de los institutos políticos, porque desde su surgimiento, la naturaleza de los partidos es la competencia por el poder. Pero muchos ignoran –especialmente los sedicentes panistas- que en sus orígenes no era el objetivo la Presidencia de la República, sino constituir el contrapeso a un gobierno autoritario, pugnando por la democracia, del lado de la sociedad.

Eso ya lo olvidaron, prácticamente desde los 90, cuando el “Jefe” Diego trabajó para Carlitos Salinas, en aquel tiempo en que un advenedizo que defraudó a la nación, como Vicente Fox, se hizo de la candidatura presidencial por encima del partido, y cuando justamente Calderón aceptó convalidar el saqueo nacional con el Fobaproa, con una deuda que terminarán de pagar nuestros bisnietos hasta el 2080.

Eso por cuanto hace al ámbito nacional en el partido blanquiazul, pero en las entidades federativas, al margen de si quien gobierna en ellas en su mayoría es el Partido Revolucionario Institucional, ¿podemos decir que, efectivamente, el PAN es sólido, unido y no subordinado al tirano en turno, como en el caso Morelos?

No es una cuestión menor.

En el panorama nacional, veremos si las complicidades Peña-Calderón se imponen sobre el actual líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, que tampoco tiene nada de la doctrina originaria del blanquiazul y se apoderó del instituto, o si al despedazarse vuelven a dejar el camino libre al PRI, como ya ocurrió en 1976, en otro contexto, pero con similares resultados.

Pero en lo que toca a los estados, donde el patrimonialista feudalismo a la mexicana sigue siendo el patrón predominante, ¿cuál será la suerte de Acción Nacional?

La natural alianza con el PRI ya a nadie sorprende, ¿y deberíamos acostumbrarnos a las que se establezcan con el Partido de la Revolución Democrática?

¡Cuidado!

No en todos los casos aplica. Y lo digo pensando en el caso Morelos, donde los del blanquiazul parecen continuar apanicados frente al desgobernador Graco Ramírez, entre sus falsas promesas, sus amenazas, o…

En el colmo de la pérdida de rumbo, principios, doctrina y objetivos con y para la sociedad, no sea que aquí Acción Nacional termine aliándose con un Duarte a la morelense personificada en un tabasqueño.

Lo que vemos es una atroz y vergonzante lucha por el poder en el PAN, cuando al interior de ese partido es tiempo de definiciones, en torno al modelo económico, una real y seria política exterior, el combate a la miseria, lo mismo que a la corrupción, pero hasta en eso se tardan eternidades con su comisión interna.

Tal como van, no tienen rostro de oposición ni de ser alternativa para el país.

Después del “Pacto por México”, en el que de los más de noventa puntos que supuestamente se habrían de implementar sólo se concretaron los que a Peña Nieto le interesaban, queda claro que, con el resto de los partidos, salvo Morena, de López Obrador, se han convertido en apéndices del gobierno en turno.

Y en la batalla por el PAN, ni a cuál irle…

 

 

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