Fidel: la impostura y el impostor
A nadie sorprende que los mexicanos de la generación de los años 50 guarden —en la memoria— estampas de la Revolución cubana, Fidel Castro, el Che y el parteaguas de la entrada de los barbudos a La Habana de 1959.
En efecto, histórico y ejemplar el triunfo de la Revolución cubana que no solo echó del poder —con armas e ideas— al sátrapa Batista que, por años, oprimió a los cubanos, sino que esos revolucionarios confrontaron —en el mejor sentido— la arrogancia del imperialismo.
Todo lo anterior es cierto y resulta entendible.
Sin embargo, no solo sorprende, sino que indigna y parece inexplicable que generaciones de mexicanos del nuevo siglo —ciudadanos, políticos, periodistas e intelectuales— sigan quemando incienso y aplaudiendo el culto a la Cuba de Castro, a pesar de que está claro que la Revolución cubana no solo fracasó, sino que terminó en grosera impostura libertaria, mientras su líder, Fidel Castro, está en la historia como uno de los más grandes impostores.
¿Por qué?
1. Porque si bien la Revolución cubana echó del poder al dictador Batista, también es cierto que Castro impuso un régimen dictatorial más cruel, opresor y represor que aquel que derrocó.
2. Porque si bien la Cuba de Batista canceló libertades ciudadanas fundamentales, el régimen de Castro prohibió todas esas libertades.
3. Hoy —y desde hace medio siglo—, en la Cuba de Castro están prohibidas libertades básicas como las de expresión, información, prensa, manifestación, libre asociación y libre tránsito, además de libre comercio y libertad de culto, y no se respetan los derechos humanos.
4. En la Cuba de Castro se impuso el pensamiento único, el gobierno único, la prensa única, el culto al rey —¡a Fidel!—, el control estatal de todas las actividades sociales y ciudadanas —control absoluto a las vidas y las personas—, además de que se impuso la cultura de delatar al vecino, a partir de la sospecha de supuesta traición a la patria.
5. En la Cuba de Castro, todo el aparato educativo y productivo del Estado centró su atención en mantener el control del pensamiento único. Es decir, pensar distinto, disentir, cuestionar o criticar a la casta divina de Los Castro y sus decisiones dictatoriales es delito que se castiga con cárcel.
6. En la Cuba de Castro las cárceles están llenas no solo de criminales comunes, sino de disidentes de la dictadura. En la Cuba de Castro, durante décadas, millones de cubanos han abandonado la isla —a riesgo de sus vidas— para buscar la libertad.
7. La Cuba de Castro exportó dictadura y miseria a la Venezuela de Chávez y Maduro. Y busca replicar en México esa dictadura, a través de AMLO.
¿Cual es el mérito de Castro?
¡Secuestrar y someter y a todo un pueblo —mediante el terror— durante medio siglo! ¿Así o más claro?
Farsa y farsante; impostura e impostor.
Al tiempo.