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SERPIENTES Y ESCALERAS

Serpientes y escaleras - El juicio político

Eolo Pacheco |
2016-04-13

Los legisladores de Morelos votaron porque se desechara el juicio político contra Graco Ramírez; lo consideran inocente. Antes los diputados de Veracruz desecharon el juicio político contra Javier Duarte; también lo declararon inocente. En ambos casos la opinión ciudadana sigue siendo la misma: la gente no cambia por lo que digan los diputados.

 

 

La cancelación del juicio contra el gobernador Graco Ramírez es un triunfo para el tabasqueño con un costo muy alto para el congreso local. Igual que sucedió con Javier Duarte en Veracruz, en Morelos el interés político y los acuerdos cupulares fueron más importantes que los reclamos sociales. La decisión del poder legislativo se fundamenta en un análisis jurídico, pero se define por una indicación nacional y un pacto personal. En el caso del perredista no prevaleció la verdad y la ley, sino los intereses personales y de poder.

El ejecutivo morelense puede estar contento con el resolutivo del congreso: sus llamadas a las dirigencias nacionales de los partidos rindieron frutos, lo mismo que su oferta económica; desde México se dio la indicación a los coordinadores parlamentarios para que desecharan el expediente de juicio político a pesar del altísimo costo que ello acarrearía a los diputados.

La decisión no fue sencilla: dentro de las fracciones parlamentarias hubo discusiones fuertes porque muchos diputados no estaban de acuerdo en rechazar el expediente sin revisarlo, pero la orden fue directa y concreta: había que matar el juicio político o asumir las consecuencias. La indicación nacional en el congreso de Morelos fue la misma que se giró al parlamento veracruzano y el camino que siguió el gobernador con sus diputados también fue el mismo.

Luego de conocerse la decisión legislativa han surgido muchas críticas contra quienes protegieron a Graco. Vendrán días de mucho desgaste social para los diputados y reclamos muy fuertes de la coordinadora morelense de movimiento ciudadanos. Los cuestionamientos sobre el actuar del congreso son muy duros y se avivan con las expresiones arrogantes del gobernador y su hijo.

Y es que a pesar de que existe el fundamento legal para desechar el procedimiento de juicio político, el fallo ofende a muchas personas y deja muy mal parada a la clase gobernante. Los hombres de poder se apegan a la ley cuando les conviene, pero negocian cuando es necesario.

El costo de proteger a Graco será alto para todos los integrantes de la legislatura. Quizá los menos lastimado sean los panistas, porque ellos desde el principio y hasta el final se mantuvieron en la misma lógica; para los demás la presión será fuerte y si no saben manejar la crisis, les puede costar su carrera política.

La operación para echar abajo el juicio fue directamente de Graco; lo que su hijo hizo en el congreso fue exacerbar a los diputados y ahondar las diferencias con el gobernador. Gayosso no fue a convencer: llegó a amenazar y rompió el equilibrio en la cámara. El juicio se anuló, pero los problemas no concluyen para el gobernador.

Por eso Graco tuvo que actuar. Por eso el mandatario llamó a las dirigencias nacionales y pidió favores. Por eso se abrió la chequera y se compraron voluntades. La orden de proteger al gobernador a pesar de lo evidente de sus faltas fue nacional, pero el ingrediente que aceitó la maquinaria fue local. Así es la política, por esa razón muchos ciudadanos ya no confía en los políticos.

Pero el triunfo del PRD en esta historia es pírrico: cualquiera con un centímetro de frente sabía que el juicio político no iba proceder a pesar de que los diputados iniciaran el proceso. La coordinadora morelense de movimientos ciudadanos equivocó la estrategia, armó mal el expediente, hizo una demanda jurídicamente deficiente y se dejó llevar por el odio. Si los integrantes de la CMMC hubieran usado más neuronas que hormonas y hubieran tenido más capacidad jurídica y mucha mejor visión política, hoy estaríamos viendo una historia diferente.

Pero insisto: el triunfo del gobernador es mediático y no resuelve los problemas que de fondo enfrenta la administración. El expediente era desechable desde que se concibió, lo único que sucedió es que los diputados se apresuraron a botarlo para complacer los caprichos del gobernador. El costo económico del tabasqueño para cumplir su capricho fue (por mucho) más alto que el de Adame y Estrada.

Para los ciudadanos y para la gran mayoría de la gente Graco es culpable a pesar de lo que digan los diputados. Por su actuar y su desempeño, el perredista es un mal gobernador, es un funcionario ineficiente, es un político corrupto, es un hombre rencoroso y su gobierno está vinculado a la delincuencia. Esa percepción no cambia por el voto de 25 legisladores ni mucho menos porque ahora el ejecutivo diga que se impuso la verdad.

El veredicto social, el que realmente pesa y afecta la gobernabilidad se ha dictado más allá de lo que digan los diputados. El desgaste de fondo para Graco no es consecuencia del juicio político (eso sólo interesaba al círculo rojo), es resultado de la actitud y los constantes excesos que se cometen en esta administración.

Suponer que con el fallo del congreso se resuelven los problemas sociales de Morelos es un error. A Javier Duarte también lo perdonó su congreso y eso no lo hace un mejor gobernante ni lo transforma en un hombre inocente; nuestra sociedad ha madurado y ya no se deja llevar tan fácilmente por discursos ni por falsas promesas. A Graco lo perdonó el congreso, pero no la sociedad.

La decisión de matar el juicio ocurrió en medio de una nueva oleada de violencia e inseguridad, en el marco del cierre de empresas y negocios y apenas unos días después de que el gobierno estatal quedo expuesto por su ineptitud en la atención del incendio en Tepoztlán. Si los diputados buscaban un mal momento para perdonar a Graco, eligieron bien.

Probablemente los promotores del juicio recurrirán al amparo o acudirán a otras instancias para tratar de hacer valer su derecho y es posible que algunos otros grupos ciudadanos interpongan un nuevo juicio, pero si la protección federal al tabasqueño continúa, nada va a suceder.

Una vez más ha quedado manifiesta la forma como se hace política en nuestro estado. De nueva cuenta hemos visto para que sirven los puestos públicos y a quienes responden los representantes populares. Nada hay de que sorprenderse. Nada hay tampoco de que alarmarse. El juicio político se echo abajo por razones políticas y económicas y se adornó con argumentos jurídicos; a pesar de ello el escenario no cambia: el desgaste de Graco es mayúsculo y el destino de su administración está marcado.

Los diputados protegieron a Graco, pero los ciudadanos no los van a perdonar. Habrá que ver si el tabasqueño termina su mandato y si es así, si la ciudadanía refrenda su confianza en el PRD.

El tiempo dirá si la suerte y el patrocinio político al tabasqueño alcanza para cubrirlo a él y a su familia cuando concluya su administración. Hoy Granier y su hijo ya están en la cárcel.

  • posdata

En Morelos el PRI se encuentra en una encrucijada: los resultados electorales del año pasado dejaron al partido en la ruina política y económica, con muy poca representatividad (hay municipios en donde no tienen siquiera un regidor) y muy pocas expectativas de triunfo.

Es ocioso seguir analizando la dirigencia de Rodolfo Becerril: la presencia del doctor en el partido no mejoró las cosas y por el contrario, acentuó la debacle tricolor. Hoy su presidencia es decorativa y todos le han perdido el respeto que le tenían.

Lo importante para el PRI es entender su realidad y trabajar para cambiarla. Por el mismo rumbo el futuro electoral del Revolucionario Institucional puede ser igual o peor que en el 2015 y las expectativas individuales de muchos priístas pueden quedar anuladas si esperan (o dejan) que la dirigencia nacional tome las decisiones que a ellos les corresponden.

La renovación de la dirigencia estatal será después de las elecciones y antes de que concluya el año. Hasta ahora quien mejor se mueve para relevar a Rodolfo Becerril es Matías Nazario, aunque ello no garantiza que sea lo mejor para el partido. La detención de Nelson Torres por mal manejo de recursos en el Ayuntamiento de Cuernavaca, por cierto, fue un doro golpe para el legislador federal, pues es de todos conocido que el ex tesorero era gente de él y con él se reportaba.

El legislador aliancista (¿o priísta?) tiene el respaldo de la dirigencia nacional del SNTE y el apoyo de algunos personajes federales, pero es muy mal visto por los grupos locales. Matías tiene condiciones políticas nacionales para tomar la dirigencia, pero carece de los elementos para mantener la gobernabilidad interna de ese partido y llevar al PRI a buen puerto en el 2018. Como cabeza del Revolucionario Institucional Matías puede conseguir una nueva candidatura plurinominal, pero es casi seguro que el partido se iría al hoyo.

En un escenario tan complejo como el actual, el PRI necesita cambiar de dirigente, pero sobre todo de actitud. Lo primero es que la militancia entienda que la historia depende de ellos y no de una decisión nacional; lo segundo que razonen que las elecciones se ganan unidos y no luchando consigo mismos.

A partir de ahí comenzaría el verdadero cambio en el PRI. Si toman sus propias decisiones, comienzan una real reestructura y concilian los intereses de todos los grupos, el tricolor puede aprovechar el escenario y ganar las próximas elecciones. Un dirigente enemistado con los grupos lo único que conseguiría es ahondar los rencores y dividir más al partido.

¿Quién puede lograr algo así? De los personajes que aspiran al cargo hay uno que llama la atención: ha ganado elecciones en las urnas, trabaja intensamente, ha mantenido un perfil discreto y que tiene una actitud prudente y conciliadora. Alberto Martínez, el coordinador del PRI en el congreso local podría ser la figura que los priístas andan buscando: es un hombre sencillo, efectivo y conciliador, tiene comunicación con todos los grupos, ha mantenido una actitud firme en el congreso y no tiene los sueños gubernamentales de otros personajes.

Para salir adelante el PRI necesita un dirigente que concilie, que tenga carácter, pero sobre todo que no utilice al partido como trampolín político para sus aspiraciones personales. Alberto Martínez es una buena opción si quieren recuperar terreno en el 2018 y abrir las puertas del partido a una nueva generación política.

  • nota

El primer titular de la Notaría Número 2 de Cuernavaca fue el licenciado Gerardo González García (1945-1969). A su muerte Alfonso Roqueñí López fue designado por Emilio Riva Palacio Morales notario sustituto hasta abril de 1982, fecha en la que Hugo Salgado Castañeda fue nombrado titular.

Desde entonces Hugo Salgado está al frente de la Notaría Dos y en todo ese tiempo, además de consolidar uno de los despachos más importantes y respetables del país, ha forjado a 9 notarios. El trabajo de Hugo se puede contabilizar en escrituras (es el que más realiza en el estado) pero sobre todo se aprecia en la confianza de la gente.

La carrera de Hugo Salgado como notario público es impecable: se reconoce por su amplia preparación y basta experiencia, pero también se valora por su manera de actuar y su trato con la gente.

Hugo es gente de Cuernavaca y ama su tierra, es catedrático, ha participado en política y ha ocupado muchos cargos honoríficos en infinidad de instituciones públicas y privadas. La figura de Hugo es reconocida por propios y extraños, se admira su preparación y se respeta su generosidad al compartir sus conocimientos y buscar siempre el beneficio del estado.

Muchas cosas podría decir hoy al cumplirse (el 12 de abril) los primeros 34 años de Hugo Salgado como notario. Lo principal es su compromiso con su tierra, el amor por la gente y su entusiasmo para trabajar.

¡Felicidades Hugo! ¡Que vengan muchos años más!

  • post it

Varios negocios importantes han cerrado sus puertas últimamente en Morelos. Hace un par de meses fue Beraka, el parque de diversiones ubicado en la carretera Cuernavaca-Acapulco, poco antes de llegar a Alpuyeca.

Otro negocio que concluyó su ciclo fue el restaurant Gaia Bistro y antes, La Gaia original del centro de la ciudad. La semana antepasada también cerró definitivamente El Naturalito, aunque en este caso la decisión tiene que ver con actos de delincuencia que afectaron a los propietarios.

Como estos podríamos enumerar más negocios grandes y pequeños que poco a poco bajan sus cortinas, ya sea por las presiones económicas de un estado en crisis o por la violencia que prevalece en un Morelos sin ley.

Tristes historias las tres, aunque a decir del secretario de desarrollo económico Juan Carlos Salgado Ponce, ninguna de ellas importa porque (en el caso de Beraka) sólo se brindaba trabajo a 40 empleados.

¡Vaya funcionario! ¡Pobre Morelos!

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Local