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ITINERARIO POLÍTICO

¿A qué carajos fue Peña Nieto a Cuba?

 
 

Todos, o casi todos, recuerdan “la madriza” mediática que manos interesadas y voces preocupadas propinaron a Enrique Peña Nieto por la invitación al entonces candidato Donald Trump.

Con el tiempo, pocos —o muy pocos— se atrevieron a reconocer que el Presidente mexicano realizó un análisis correcto sobre las elecciones presidenciales de Estados Unidos y, por supuesto, sobre la victoria de Trump.

Algo parecido ocurrió en el caso de la visita de Peña Nieto a Cuba, solo que sin “la madriza” mediática.

Muchos cuestionaron que Peña Nieto hiciera lo que —diplomáticamente hablando— tenía que hacer respecto a la muerte del dictador Castro. Muchos criticaron la visita del Presidente mexicano a La Habana, en donde se reunió con “la crema y nata” de los dictadores latinoamericanos y de otras latitudes.

Y sea por ignorancia, mala leche, interés electorero rumbo a 2018 o —de plano— porque es moda “madrear” a Peña Nieto, muchas voces volvieron a la cargada contra el Presidente mexicano.

¿A qué carajos fue Peña Nieto a Cuba?, era la pregunta en no pocos comederos políticos.

Para algunos, Peña Nieto cometió un error. ¿La razón? Que según esas voces el Presidente no debió aparecer en el funeral de un dictador; no debió mostrarse entre la “crema y nata” de los dictadores latinoamericanos y que, en suma, no debía avalar una dictadura como la cubana y menos a las dictaduras que la aplauden.

Otros reclamaron que Peña Nieto atendiera en México los urgentes problemas resultantes de la victoria de Trump en Estados Unidos.

Lo cierto es que —otra vez—, todo indica que Peña Nieto cometió un notable acierto que, de nueva cuenta, muchos no quieren ver por ignorancia, miopía; por interés electorero, fobias o, de plano, porque lo políticamente correcto es madrear a Peña Nieto.

¿Y por qué fue un acierto la visita de Peña a Cuba?

Según embajadores de carrera consultados, Peña Nieto dio uno de los primeros golpes certeros antes de que su homólogo de Estados Unidos tome posesión. Y las razones son claras:

1. Como todos saben, la victoria electoral de Trump cambió no solo el escenario diplomático en todo el mundo sino, de manera especial, con sus vecinos geográficos.

2. Y dos vecinos fundamentales de Estados Unidos son, en ese orden y por razones distintas, México y Cuba. En el primer caso, como todos saben, Trump fincó su campaña en una guerra diplomática, comercial y humanitaria contra México. Y en el segundo caso, tiró a la basura años de diplomacia norteamericana con el gobierno cubano que pretendía empujar la democratización en la isla.

3. Frente a esa nueva realidad —que Trump dio marcha atrás a los intentos por restablecer la democracia en Cuba—, resulta fundamental una alianza diplomática, política y comercial entre México y Cuba. Y, en efecto, la parte comercial de esa alianza pudiera ser menor. Sin embargo, la renta política de una renovada relación entre México y Cuba frente al “imperio” del norte podría ser un mensaje espectacular para mundo.

4. Y es que, además de que buena parte de presidentes y/o dictadores que acudieron a los funerales de Castro —y sobre todo sus pueblos— también están en la mira de las políticas antiinmigrantes de Trump, serán víctimas de las políticas comerciales nacionalistas del nuevo gobierno norteamericano. De esta manera —y a los ojos del mundo—, México jugó una carta diplomática de liderazgo en Centroamérica y en el sur del continente, frente a las amenazas del vecino del norte.

5. Dicho de otro modo, que la visita de Peña Nieto al funeral del dictador cubano fue una jugada diplomática “de fantasía”; jugada que muestra que el gobierno de México responde estratégicamente y con los instrumentos adecuados a los peligros que para el mundo, para el continente y para México significa Trump.

Pero existe otra resultante que pocos han querido ver. En La Habana se habría establecido el primer contacto con China para el diseño de la estrategia preventiva frente a las amenazas de Trump.

Lo curioso es que en México muchos “expertos” solo quieren ver las burbujas de “la fiesta de Trump”, pero no ven que la verdadera “fiesta” se organiza en otra parte.

¿A qué carajo fue Peña Nieto a Cuba?

Al tiempo.

Ámbito: 
Nacional