Mandemos a Graco a… negociar con Trump
Pasmados, incrédulos, confundidos, desorientados…
Así se encuentran desde el Presidente Peña Nieto, su gabinete, el Congreso de la Unión, los líderes de los partidos, la clase política y los suspirantes a llegar a Los Pinos, incluyendo al Graco-Duarte, que presume de saber poner de acuerdo a todos. ¿Por qué entonces no lo mandamos a… negociar con Trump?
En efecto, la esperada devaluación de nuestra moneda con su triunfo, la cancelación del traslado de empresas a México a iniciativa o amenaza del Presidente estadounidense electo, la salida de Agustín Carstens del Banco de México, y ahora la condicionante de renegociar el Tratado de Libre Comercio, siempre y cuando paguemos la construcción del muro en la frontera, son realidades menospreciadas por el gobierno mexicano y su clase política en un principio, y que hoy los tiene boquiabiertos, o en franca contradicción, como la del Partido de la Revolución Democrática, que dice que se equivocó con respecto al TLC y ahora quiere defenderlo al estilo José López Portillo.
Y aquí, el que todo lo negocia saliendo con ganancias, el Graco-Duarte tabasqueño, debiera ser “revalorado” por el Presidente Peña, para que, haciendo gala de sus dotes de “convencimiento”, doblegue al Tío Sam…
¿O qué? ¿El arma secreta del gobierno mexicano es enviar a Vicente Fox? Es de advertirse que si se lo piden, diría “¿Y yo por qué?”
Claro, el desgobernador de Morelos espera con afán la siguiente reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores y que le den línea desde Los Pinos para homogeneizar las declaraciones de todos los mandatarios estatales del país, con más declaraciones alegres que no pasarán de eso, porque en términos reales siguen pasmados, o tratando de negociar qué parte del territorio les cedemos a los estadounidenses, que generosamente nos dieron a escoger entre el dinero por el territorio o agandallárselo, como en tiempos de Santa Ana.
La lección es dura y no de hoy. Pero el discurso gubernamental achacará todos nuestros males y los que vienen a Donald Trump:
1.- El Presidente estadounidense electo es culpable de que México, a pesar de ser uno de los países con el mayor número de tratados comerciales firmados, en realidad no haya diversificado su economía, sino que la ató a los gringos, subordinándose a ellos.
2.- Trump tiene la culpa de que en los últimos treinta años se hayan privilegiado –sin mucho éxito- las cifras macroeconómicas y no el desarrollo interno.
3.- Ese nefasto próximo Presidente es el responsable de que, en sólo cuatro años, México haya triplicado su deuda –merced al próximamente resucitado Luis Videgaray- sin que a cambio hayamos visto obra pública, infraestructura, empleo, desarrollo, mejoría en el nivel de vida de los mexicanos. ¿Dónde está el dinero?
4.- Ese güero desabrido es culpable de que jamás el gobierno mexicano se haya preocupado por hacer política en Estados Unidos con los millones de connacionales radicados allá –legal o ilegalmente- para incidir en el acceso al poder y en la defensa de nuestros intereses.
5.- Y seguramente también es culpable de la tragicomedia al estilo Peña Nieto, que cuando lo tuvo a unos metros no le exigió disculpas, no fue enérgico al decir que no vamos a construir ningún muro, para después que se fue hacerlo públicamente con cara de indignado, y hoy que Trump es Presidente electo y que va en serio esto de cumplir su compromiso de campaña con el muro, el del copete tenga que tragarse sus palabras.
Los morelenses le tenemos una propuesta a Peña Nieto: mande usted al Graco-Duarte tabasqueño que desgobierna Morelos a dialogar con Trump y que demuestre que, efectivamente, sabe negociar.
Es muy probable que no resuelva nada, pero a los morelenses nos haría un enorme favor al librarnos de él…