SALVA LA CORTE AL CUAUH. ¿TAMBIÉN EL INE Y LA PGR LO SALVARÁN?
A finales del año de 1988, el hoy ex gobernador Antonio Riva Palacio López determinó terminar de tajo con actos de corrupción del entonces ex presidente municipal de Jiutepec, Hugo Rodríguez Hurtado, y su Cabildo, para establecer un Consejo Municipal que entonces fue encabezado por un reconocido médico en la localidad, Gregorio Trucios.
El ex gobernador, asumió que para terminar con la rabia había que matar al perro, pero también resolvió un conflicto de ingobernabilidad que predominaba en un municipio donde la sociedad iniciaba un levantamiento y advertía cierta violencia.
Actualmente, no sólo Cuernavaca requiere de un consejo municipal encabezado por los ciudadanos sin partido político, también el gobierno estatal ante la ausencia de un liderazgo dentro del Ejecutivo, que por cierto ya no tiene su residencia en la entidad.
En Cuernavaca, la sociedad determinó que fuera Cuauhtémoc Blanco Bravo su presidente municipal vía democrática, hoy nadie ha preguntado al electorado si quieren que el ex futbolista profesional sea o no su alcalde, las grandes decisiones siguen tomándose en privado.
Y no es defender al ex seleccionado nacional en futbol, sino aterrizar si hay algún personaje de la vida política estatal con capacidad en resolver los grandes problemas que vive la capital morelense.
Es más, los asuntos político-jurídicos de los partidos y Cuauhtémoc Blanco han provocado grandes atrasos en perjuicio de los propios trabajadores del ayuntamiento de Cuernavaca, como de la propia sociedad.
El interés de los partidos políticos no es meramente democrático ni tampoco legal, sino que su postura es recuperar lo perdido el pasado 7 de junio del 2015 y que son los grandes negocios que hay en la Tesorería Municipal, sin duda alguna.
Eso lo sabe también el peor gobernador que ha tenido Morelos en toda su historia y cuyo nombre con todos sus apellidos diariamente lo repite la sociedad morelense: Graco Luis Ramírez Garrido Abreu.
Hoy, Cuernavaca es el botín de los partidos políticos, saben que diariamente sus contribuyentes ingresan a sus cajas entre 250 mil y 370 mil pesos diarios, que son de diversos impuestos y multas.
Saben que en Cuernavaca son los negocios de las obras y el refinanciamiento de una deuda en la que tanto está implicado el ex presidente Manuel Martínez Garrigós, como el actual dirigente del Partido de la Revolución Democrática en la entidad, Manuel Rodrigo Gayosso Cepeda.
Sin embargo, independientemente de los negocios y la mafia del poder como atinadamente le llama Andrés Manuel López Obrador, nadie piensa seriamente en la comunidad y menos en los electores que le dieron -de alguna manera- el triunfo a Cuauhtémoc Blanco.
Como tampoco nadie piensa en sancionar -en caso de haber un ilícito- que “El Cuauh” no actuó sólo y están implicados tres grandes personajes que deben ser castigados con cárcel como son los hermanos Julio César y Roberto Carlos Yáñez Moreno, así como el dirigente del Partido Socialdemócrata (PSD), Eduardo Bordonave Zamora.
El asunto es de delincuencia organizada, de lavado de dinero entre todos los personajes antes mencionados junto con Cuauhtémoc Blanco, debido a que hay siete millones de pesos que deben explicar cómo se pagaron para que el exfutbolista fuera candidato a la alcaldía de la Ciudad de la Eterna Primavera.
Si Cuauhtémoc Blanco es sancionado, entonces también los hermanitos Yáñez Moreno junto con su padre y Eduardo Bordonave Zamora cuando menos deberían estar hoy en la cárcel, porque cometieron un delito que se le conoce como fraude.
Si Cuauhtémoc Blanco fuese destituido en cualquier momento, los hermanos Yáñez Moreno y Eduardo Bordonave Zamora también tendrán que ser detenidos y declarados como delincuentes electorales, así como lo que resulten responsables.
Es más, los tres antes mencionados deberán dejar sus tres camionetas con blindaje especial, con el servicio de seguridad personal que les otorga la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CESP) y ser sujetos al proceso judicial correspondiente.
Mientras, el tema es qué pasará con Cuernavaca y que viene para sus habitantes que están en medio de los negocios de Rodrigo Gayosso Cepeda y de sus seguidores, quienes forman parte del quebranto financiero de la ciudad, cuando Manuel Martínez Garrigós fue alcalde de la misma y hoy grita desesperadamente ser un santo. Ayer, el Cuauh la libró pero la moneda sigue en el aire, pues no se olvide que también el INE y la PGR andan tras los huesos del ex futbolista y en cualquier momento le pueden dar un susto.
Siempre copiada, jamás igualada.
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