I. Reclamo histórico. Salvador Cienfuegos, titular de la Sedena, sólo demostró valentía con sus declaraciones, a diez años de haber iniciado la lucha contra el narcotráfico. No estudiamos para perseguir delincuentes, dijo. “Es necesario que ya se establezca un marco jurídico para definir las funciones de los integrantes de las Fuerzas Armadas”, aseguró. Subrayó que ha insistido a los legisladores para regularizar la actuación de las Fuerzas Armadas. No es hartazgo, no es cansancio, no es frustración, sólo es la lógica elemental: soldados a los cuarteles. La guerra que emprendió el expresidente Felipe Calderón nos trajo hasta este inminente fracaso. El general Cienfuegos recrimina: el Ejército no pidió salir a las calles. Es hora de definir los papeles; quienes fallaron fueron los cuerpos policiacos.
II. Mejores mexicanos. Las peleas de perros son actos crueles que someten y torturan a los animales por un largo periodo; es una forma de esclavitud en la que los únicos beneficiados son los dueños, quienes se hinchan los bolsillos con dinero ensangrentado. La Cámara de Diputados aceptó una reforma al Código Penal para imponer de seis meses a cinco años de prisión y de 200 a dos mil días de salario como multa a quien críe o entrene a un perro para peleas con fines recreativos o de entretenimiento, organice peleas de perros y ocasione que menores de edad las vean. La sanción se incrementará hasta en un tercio cuando el ilícito lo cometa un funcionario público. Es un triunfo de la sociedad civil que se ha empeñado en no abandonar a su suerte a los animales. “Atendemos la demanda ciudadana”, refirió Pablo Elizondo, del PRI. Juntos somos más… humanos.
III. No es por ahí. La moda de la policía comunitaria llega a la Ciudad de México. Ante la creciente ola de inseguridad en la delegación Milpa Alta, representantes de los pueblos de Santa Ana Tlacotenco, San Lorenzo Tlacoyucan, San Bartolomé Chicomulco y San Pablo Oztotepec iniciaron un “proceso interno de organización para contar con una policía comunitaria” que les garantice mayor seguridad. Encabezaron la conferencia Gabriel Mejía, Antonio Blancas, Agustín Martínez y Abel Meza. Argumentaron que si normalmente se robaban becerros y/o pollos, ahora los delincuentes se están metiendo a saquear las casas y las autoridades no investigan. Los autodefensas han fracasado en otros lares. No servirán tampoco aquí. En resumen, la policía es menos que cero en estos casos.
IV. Game over. De acuerdo con sus propias palabras, a Aurelio Nuño, secretario de Educación, no le alcanzará el sexenio para ofrecer resultados positivos. Consideró que lo sucedido en la prueba PISA, en la que estudiantes mexicanos se colocaron muy por debajo de la media internacional, son producto del legado que dejó Elba Esther Gordillo cuando estuvo al frente del sindicato magisterial. Tomará tiempo ver cambios reales en el bajo rendimiento de los estudiantes, advirtió. Confió en que aproximadamente en tres años comiencen a reflejarse los resultados de la Reforma Educativa. O sea, se va a ir y los estudiantes seguirán en las mismas.
V. La piñata, una linda tradición. Los políticos mexicanos se quejan de los malos modos del republicano que se sentará en la silla presidencial de Estados Unidos el próximo 20 de enero, Donald Trump, pero se suben al mismo tren. El senador Luis Miguel Barbosa rechazó que el haber roto el martes pasado una piñata con la figura de Trump sea un acto de provocación de los senadores del PRD. Exigió que, por dignidad, el gobierno mexicano debe abstenerse de enviar una delegación al cambio de poder en EU. Inoportuno momento para tundir a palos al futuro mandatario de EU, así sea en el imaginario colectivo. Justo son las arengas de odio las que debemos erradicar. Dejen de hacerse los chistosos.