EL PODER JUDICIAL, A LOS PIES DE GRACO RAMÍREZ…
Quienes pensaron que con el cambio de magistrado presidente dentro del Poder Judicial habría diferencias y recomposición del mismo, simple y sencillamente se equivocaron, porque al momento la presencia de María del Carmen Verónica Cuevas López al frente del Tribunal Superior de Justicia, significa debilidad y ausentismo.
Si la ex magistrada presidenta Nadia Luz María Lara Chávez fue la edecán del gobernador Graco Ramírez, a Carmen Verónica no la utilizan ni para ir por las galletas de animalitos a la tienda de la esquina, porque solita se presta y antes de que le pida el Ejecutivo “el favor” contesta de inmediato.
Es más, al interior del mismo TSJ suele ser evidente la división entre los propios magistrados, quienes cada uno vela por sus intereses que suelen ser muy personales y nunca por la administración de la justicia.
La talla de la magistrada presidenta es tan baja, que hoy el Poder Judicial de Morelos está inmiscuido en una crisis total en perjuicio de la sociedad y de quienes requieren de los servicios de la institución.
María del Carmen Verónica Cuevas López, al momento no sólo ha dejado de lado su papel, la presidencia que ocupa es utilizada solamente para asistir hacia los eventos que pueda verse en la foto mediática.
Su postura en trabajo es mínima y asume las mismas actitudes de la representación popular en alejarse de la sociedad, de evitar todo tipo de entrevistas y solamente atender el jet set.
El reclamo diario de sus compañeros magistrado hacia Cuevas López es de mantener una posición sumisa ante el Poder Ejecutivo, sin tener la fuerza personal para pelear por un mejor presupuesto o bien la fallida autonomía político-financiera del Poder Judicial.
Las discrepancias entre la magistrada presidenta del TSJ también son con los presidentes de los tribunales Electoral, de Adolescentes, el administrativo.
Con ninguno de sus magistrados presidentes ha tenido el acercamiento mayor, para plantear un programa de trabajo, que les permita -cuando menos- lograr un poco de recursos financieros, que son iguales o menores a los otorgados el año pasado por el Congreso local.
El mismo TSJ junto con sus pares para el mes de julio próximo, podrían parar sus labores ante la carencia de una economía sólida y consolidada, porque al final solamente recibieron una bicoca monetaria para el año 2017.
Esto, por citar un ejemplo, retrasa los trabajos de capacitación y operatividad en los juicios orales mercantiles, no se diga en los familiares que crecen y en los que antes tenía la Junta de Conciliación y Arbitraje.
Lo sabe María del Carmen Verónica Cuevas López, pero sigue impávida sobre los temas, porque desconoce de los mismos y al momento solamente trata de responder con su encierro en sus oficinas.
El liderazgo que antes tenían los magistrados presidentes al parecer están perdidos, sobre todo porque la sumisión al Poder Ejecutivo de sus últimas dos presidentas, deja en entredicho la propia administración de la justicia.
Ahora resulta que si antes la ex magistrada presidenta del TSJ, Nadia Luz María Lara Chávez, era la edecán del gobernador, la actual está convertida en la “chacha” de las casas de la calle Matamoros 10-D y Gutemberg esquina Galeana sin número, en el centro de Cuernavaca.
Esto ha provocado que la impartición de la justicia sea otorgada por favores solicitados, más no equitativa y conforme a Derecho como hablan los abogados en su idioma.
La inconformidad social hacia el Poder Judicial aumenta, porque diariamente sus derechos constitucionales son vulnerados de manera tajante y deja de haber una doble victimización para que sea triple o cuádruple.
Incluso, actualmente víctimas de la evidente corrupción al interior del TSJ, han conformado una asociación, misma que trabaja más en evidenciar la ilegalidades e irregularidades de jueces locales, quienes por cierto han caído en desacato de sus pares federales. Sin embargo, son protegidos por la magistrada presidenta.
Los magistrados que apoyaron a María del Carmen Verónica para que fuera su presidenta hoy están arrepentidos, porque saben que ha dejado en entredicho la imagen del Poder Judicial.
En el Consejo de la Judicatura también hay una ruptura evidente con el mismo y la magistrada presidenta, porque quiere someter el uso presupuestal del TSJ a capricho y no a las necesidades del mismo. ¡Ni hablar, en todos lados se cuecen habas!