EL SÚBITO interés por aprobar una ley que regule la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones policiacas tiene a los partidos confundidos y, en algunos casos, hasta divididos.
EN EL PRI hay quienes ven con disgusto la prisa por sacar el asunto, pues hace 5 años los tricolores impulsaron la Ley de Seguridad Nacional, proyecto que estuvo a cargo el entonces diputado Alfonso Navarrete Prida, que aprobó el Senado y naufragó en San Lázaro.
Y EN el PAN nomás no hay una postura definida. Se sabe que en el cuartel general de Ricardo Anaya no cayó nada bien que el senador Roberto Gil corriera a ponerse de tapete legislativo para sacar adelante en un hipotético periodo extraordinario la nueva ley.
DE HECHO, Gil se adelantó hasta a su propio coordinador, Fernando Herrera, al que ya no le quedó de otra que validar lo dicho por aquel.
LA COSA es que de la Ley de Seguridad Interior lo único que existe es un par de iniciativas, pero ningún dictamen. A eso se suman las preocupaciones de grupos civiles por posibles excesos en las futuras atribuciones militares, por lo que algunos senadores -como el perredista Miguel Barbosa- dudan que vaya a resolverse en fast track, como pidió el general Cienfuegos.
POR CIERTO que mientras se decide lo de la nueva ley, el gobierno de Nuevo León anda buscando que las Fuerzas Armadas tengan mayor presencia en su territorio, a ver si así baja la inseguridad por aquellos lares.
CUENTAN que ayer anduvo en la Ciudad de México un representante cercanísimo de Jaime "El Bronco" Rodríguez tocando puertas para pedir refuerzos de verde olivo en el combate a la delincuencia.
VAYA aquelarre logró armar José Antonio Meade de cara a los retos económicos de 2017: reunió a seis de sus antecesores en la Secretaría de Hacienda.
AHÍ ESTUVIERON David Ibarra Muñoz, Pedro Aspe Armella, Francisco Gil Díaz, Ernesto Cordero y Agustín Carstens. La mayor sorpresa fue la reaparición de Jaime Serra Puche, quien llegó con muchas cosas interesantes que decir, dado que fue uno de los artífices del TLCAN que hoy está bajo la mira.
LA GRAN AUSENCIA fue la de Luis Videgaray, quien simplemente no se apareció pese a su cercanía y larga amistad con Meade, pero sobre todo a pesar de su conocimiento sobre Donald Trump, de alguna manera el causante de dicha reunión.
CON ESO de que Donald Trump nombró a un petrolero al frente de la protección ambiental y a un empresario pro ruso como canciller, en México ya hay quienes apuestan si mandará como embajador al sheriff Joe Arpaio o al odiado futbolista Landon Donovan.