A la media noche, al amparo de una cruz enorme en la Catedral de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco afirma que sería un tonto si dimitiera al cargo porque significaría traicionar a la gente, los ciudadanos que votaron por un cambio en la capital del estado.
Los jardines del atrio alojan a Cuauh- témoc desde los primeros minutos de este sábado, cuando decidió iniciar una huelga de hambre y protestar contra la denuncia de juicio político en su contra, cuyo objetivo es separarlo del cargo. Es la primera ocasión que la iglesia católica permite el uso de la catedral para que un político se instale en huelga de hambre.
Al edil capitalino lo acompañan sus secretarios municipales, así como activistas políticos, opositores al gobierno del estado. Hacia el medio día sus voceros divulgan que el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera, y el obispo Ramón Castro, acompañarían al edil, pero nada de eso ocurre.
Blanco se asume como un personaje, a quien fuerzas políticas “maquiavélicas” pretenden sacar del ayuntamiento de Cuernavaca, porque no quiso entrar al sistema tradicional de gobierno y por eso, declara, lo provocan desde distintos ángulos.
“Yo he recibido aplausos y no mentadas de madre. Ellos están tratando esto [de provocarme], pero nosotros no vamos a caer en su juego. No soy tan pendejo para ponerme agresivo y darle la oportunidad de que me destituyan. Soy un hombre de paz. Ya maduré mucho, tengo 43 años”, dice.
Seguro de que continuará en el cargo, dice que el próximo año realizará obras de gran calado en Cuernavaca. “Yo te transformo esto con 500 millones de pesos, lo que algunos alcaldes se han clavado. Acá no han hecho nada, todo a la ‘bolsita’ y al ‘colchón abajo’, pero yo trabajo para la gente”, dice. “¿Pero estas seguro que continuarás en el cargo?”, se le pregunta.
“Estoy segurísimo, confío mucho en mis abogados y estos personajes no se van a salir con la suya”, afirma. De todos sus adversarios, dice: “Espero nuevas embestidas en 2017, porque se acercan los comicios de 2018”.
Blanco Bravo asegura que saldrá victorioso de este juicio político, porque en dos ocasiones venció a los diputados locales, por solicitudes de revocación de mandato y una suspensión definitiva.
Para ambos casos la Suprema Corte de Justicia de la Nación le obsequió una suspensión en tanto que otra solicitud de revocación, presentada por regidores de Cuernavaca, fue desechada por los diputados, así que este juicio político es el cuarto intento del Congreso por destituirlo por incumplir con los requisitos de elegibilidad para ser alcalde de Cuernavaca, recibir en donación obra pública sin el aval del Cabildo y ausentarse del ayuntamiento constantemente.
Por la mañana, Cuauhtémoc Blanco condiciona el levantamiento de la huelga de hambre hasta que los elementos de la Policía del Mando Único se retiren del ayuntamiento de Cuernavaca de cuyo edificio tienen el control desde la mañana del viernes.
El ex futbolista acusa a la síndico Denisse Arizmendi y al regidor Rafael Domínguez, vinculados a los hermanos Julio y Roberto Yáñez Moreno, de orquestar la toma del ayuntamiento y usurpar funciones del presidente municipal, porque también ordenaron a los elementos de la Policía de Mando Único tomar las instalaciones de la Tesorería municipal e impedir que los contribuyentes paguen sus impuestos.
Informa: “El comandante del Mando Único municipal, Jesús Pérez Abarca, fue desconocido al encabezar el ingreso de los elementos policiacos a la comuna la mañana del viernes”. Más tarde, 45 elementos de la Policía Vial acudieron al atrio de la catedral para manifestar su solidaridad con el alcalde y hasta ahí llegó el encargado de despacho, Orlando Julián Guerrero Barona, y amenazó a los elementos con despedirlos si no se retiraban del lugar porque ellos obedecen al Mando Único. Pero el ex comandante de la policía municipal, Huber Abarca, lo increpó y dijo que ellos obedecen al edil.