Se exacerbó lo Duarte en Graco
No bastó con avasallar a los poderes de la entidad, tampoco con controlar a casi todos los alcaldes, así como a los regidores, las fosas, los cadáveres, los intentos de doblegar al Obispo y al alcalde de Cuernavaca, al rector, los levantones y hasta el secuestro de perros… Ahora van los periodistas en la mira de Graco y familia…
Lo preocupante es que, si en su momento el Presidente Peña, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y altos funcionarios no quisieron o pudieron frenar las acusaciones contra el Duarte de Veracruz, por las mismas razones y los periodistas muertos, con el tabasqueño avecindado en la capital de la República y que desgobierna Morelos, el Graco-Duarte, parece que podría funcionar… ¿Podría?
Por lo pronto, el sistema para protección de periodistas de la Secretaría de Gobernación, al que la mayoría de los reporteros en la entidad renunciaron por su desconfianza e ineficacia, ya volvió a activarse en la entidad, acaso como advertencia desde Bucareli al Graco-Duarte de que ya le baje en su batalla por eliminar a todos los que le estorban en su afán de mantenerse en el poder vía interpósita persona.
Ni siquiera las decenas de periodistas muertos en Veracruz bastaron para que el régimen de Peña Nieto metiera las manos en el puerto. En Morelos, ¿cuántos comunicadores necesitamos empezar a sucumbir para que Gobernación y el Ejecutivo Federal volteen la mirada sobre el caos político, social, de inseguridad y de terror que ha sembrado en la tierra de Zapata Graco Ramírez desde hace más de veinte años?
El Graco-Duarte está cada vez más desesperado y eso lo vuelve más peligroso, primero porque tiene todo el poder y el Presidente no quiere meter las manos. Segundo, porque ya perdió toda proporción, en sus ambiciones, del caos que ha sembrado, y como siempre, a base de terror, amedrenta a los que considera sus adversarios por no compartir sus objetivo$, sus manera$ ni amedrentarse ante sus amenazas.
Al Obispo de Cuernavaca lo vincula con robo de joyas religiosas y de ser fanático por defender sus creencias y su fe; al rector de la UAEM de malos manejos; en su momento, acusó a Cuauhtémoc Blanco de narcotraficante y ahora fallidamente y en una chicanada que detuvo la Corte trató de botarlo del poder…
¿Quién sigue?
Los periodistas que retratan la verdad de sus atrocidades.
Y más grave aún: no hay manera legal e institucional en Morelos de que la sociedad pare, por la vía pacífica y en el marco de la ley, al Graco-Duarte. ¿Qué quiere el Presidente Peña para Morelos? ¿Otro Guerrero? ¿Otro Veracruz?
¿Y qué ha hecho el Partido de la Revolución Democrática y su flamante nueva lideresa para evaluar la gestión del Graco-Duarte? ¿Eventualmente nos dirá –como “Los Chuchos” en su momento con su alcalde vinculado con lo de Ayotzinapa que nunca se enteraron? ¿O lo defenderán hasta la muerte como a Ángel Aguirre Rivero, que siguió controlando el estado de Guerrero después de haber pedido licencia?
No de ahora, sino desde hace veinte años con la llegada de Graco se encendieron los focos rojos en Morelos.
Puesto que cada vez que hay crisis en la entidad por las ambiciones del Graco-Duarte acude Miguel Ángel Osorio Chong a darle el espaldarazo, que la dirigencia del PRD no $e entera de lo que aquí pasa, la mesa está servida para Morena y Andrés Manuel López Obrador, quien ya externó, por lo pronto, su respaldo a Cuauhtémoc Blanco.
Y, para terminar de parecernos a Veracruz y su Duarte, ya sólo falta que el de aquí comience a asesinar periodistas…
En su desesperación, ya todo es posible…