Graco y la ambición
Graco Ramírez lo quiere todo.
Quiere ser presidente de México, quiere controlar el PRD nacional —eso le dijo su hijastro a El Universal en una entrevista—, quiere que Morelos lo siga gobernando alguien de su familia, quiere que Cuernavaca lo gobierne alguien que no sea Cuauhtémoc Blanco, quiere que miembros de su familia sigan trabajando en su gobierno…
¿Cómo es que un político con larga trayectoria en la izquierda, que llegó a la gubernatura de Morelos como la esperanza de cambio después de desastrosas administraciones priistas y panistas, ha logrado pelearse con tanta gente en apenas cuatro años?
Advierto que en cada uno de los asuntos que hoy tienen a Morelos polarizado y en crisis hay suficientes matices que sería irresponsable y simplista poner toda la culpa en el gobernador o en sus adversarios.
Por ejemplo, el asunto de Cuauhtémoc Blanco es un desastre desde el principio. Una apuesta de un partido-negocio familiar para mantener el registro que terminó, sorpresivamente, con el triunfo del ex futbolista y el posterior desconocimiento de ese mismo partido con su candidato, pero los asuntos que hoy se discuten fueron resueltos por la autoridad electoral en tiempo y forma y el ex futbolista ganó.
La bronca de Graco con Javier Sicilia y su movimiento incluye a un rector con graves señalamientos por parte de la Auditoría Superior de la Federación por el manejo del dinero de la universidad estatal, pero también incluye unas fosas irregulares y el mal manejo de parte del gobierno.
En cada uno de los casos hay un gobernador más bronco que el que así se hace llamar en Nuevo León, que no ve ningún problema en que sea su hijo —ex priista— el que presida su partido en Morelos ni con utilizar toda la fuerza de su oficina para heredarle el cargo, o algún cargo. Que no tiene ningún problema en insultar al presidente municipal de la capital de Cuernavaca, como lo hizo ayer en entrevista con Carlos Loret con aquello de si “cuando solo tienes habilidad en las piernas, es difícil que puedas gobernar”. O con utilizar a su mando único para tomar el ayuntamiento. No hay política.
Al final de cuentas, un gobernador y su hijo dominan la política en Morelos. Un cuerpo político que ellos controlan quiere destituir a un alcalde electo.
¿Qué pensaría el Graco de otros tiempos, antes del poder, de todo esto?
Twitter: @puigcarlos