Alcaldes unidos contra Graco
No es sólo Cuauhtémoc Blanco quien como alcalde de Cuernavaca ha padecido el acoso, la presión, las injurias y las amenazas del Graco-Duarte, familia y arrimados. El resto de los presidentes municipales de la entidad también enfrentan laudos, quiebras anticipadas, el retraso en sus partidas presupuestales y el acoso del desgobernador. Llegó el momento de que se unan contra el tirano.
Por lo pronto, como en el caso del alcalde de Cuernavaca, el Instituto que teóricamente fue creado para fomentar el desarrollo municipal –cuyo titular era otro de los incondicionales de la familia imperial- ya fue echado para sustituirlo por alguien que verdaderamente se preocupe por la mejoría de la gente de las comunidades de la entidad.
Convendría que, a la brevedad, se hiciera lo propio con otro de los subordinados del Graco-Duarte, el titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de la entidad, que tampoco emitió comunicado, palabra alguna, a favor de la defensa de los derechos del alcalde de Cuernavaca, acosado por el desgobernador y el líder impuesto del Partido de la Revolución Democrática en Morelos que, da la casualidad, adivinamos, está emparentado con Graco.
Y es que vale recordar que cuando la exhumación de los cadáveres de una de las fosas de Graco, el ombudsman acudió a espetar y casi golpear al poeta Javier Sicilia, aunque ya no le dio tiempo de hacer lo propio con el rector. Y sí, es que parecía más el abogado defensor del tirano que preocuparse por las víctimas o por los que buscaban la llamada hoy tan devaluadamente “verdad histórica” de cómo llegaron los cadáveres ahí, su identificación, el consuelo a los familiares, por qué aparecieron más de los que se esperaba. Pero nada de eso le importó al titular de la Comisión Estatal de los Derechos de Graco.
De la manera como paulatinamente, tanto alcaldes como sociedad podrían ir identificando a los esbirros del tirano colocados en instituciones independientes y autónomas en el diseño, pero que hoy están bajo su control, hay que empezar a depurar el ambiente de los arrastrados e incondicionales del desgobernador. Será una manera de minar su poder.
Volviendo a los alcaldes, el terrible panorama financiero, legal y político que les aguarda ha de repercutir, lamentablemente, en los municipios que intentan gobernar, servir y atender.
Y es así, porque el Congreso, de golpe y porrazo, les confiscó “legalmente” las partidas para crear un fondo que dicen administrarán ellos, los legisladores, que no entregan cuentas claras de los dineros que manejan. ¿Y a que no adivinan quién administrará esos fondos?
¡Qué mal pensados son!
No, no será el desgobernador… Al menos eso dicen…
Los golpes del tirano a los alcaldes y a los municipios son interminables: les retiró la capacidad de disponer de su propio cuerpo policíaco, ha tratado de hacerse del negocio de la basura –que de eso bien conoce-, no tarda el de las luminarias, lo mismo que el agua. Y con las participaciones a los ayuntamientos a cuentagotas o dependiendo del grado de subordinación, el panorama es peor.
El grave problema es la propia desunión de los alcaldes. Y es que ha bastado la amenaza al que se oponga a la voluntad y designios del emperador -¿se acuerdan del caso Tlaquiltenango?- para que los demás mesuren sus posturas.
Habrá que recordarles que, de vez en cuando, las controversias constitucionales para recuperar los recursos de las participaciones para que no los “pierdan” los integrantes del Gracongrueso en sus famosos fondos funcionan.
Por lo pronto, por una de esas controversias, por ejemplo, Cuauhtémoc Blanco sigue siendo alcalde, a pesar de todo el aparato de poder en su contra…