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TEMPLO MAYOR

EN ESTE momento hay dos temas fuertes de debate: uno es sobre cuál es la mejor receta del bacalao; y el otro es qué perfil privilegiará Donald Trump para nombrar embajador en México.

SE DICE que en el top de la lista de candidatos están el empresario texano Toby Neugebauer y el representante del Partido Republicano en nuestro país, Larry Rubin.

EL PRIMERO tiene en su favor, por supuesto, la cercanía con el Presidente electo. Aunque originalmente apoyó a Ted Cruz, en cuanto éste declinó, el petrolero se metió de lleno con Trump. Si bien su conocimiento sobre la zona fronteriza es amplio, se dice que no tiene tanta relación con los asuntos mexicanos.

LA SITUACIÓN de Rubin es la opuesta: su relación con Trump es inexistente, pero tiene muy buena entrada e interlocución tanto con la clase política, como con el empresariado mexicano.

UN DATO interesante es que durante la campaña, Rubin negó públicamente su voto al magnate y, al parecer, fue justo eso lo que le gustó a Trump. Tan es así que el equipo de transición ya tuvo un encuentro con él para sondear la posibilidad de que sea embajador.

SI BIEN Trump ha privilegiado la cercanía y la lealtad en los nombramientos de su primer círculo, en materia de embajadores ha optado por personajes con fuertes vínculos con los países donde residirán, como es el caso de Israel y China. ¿Qué opción tomará con México? Eso se sabrá, dicen, en cuestión de días.

 

 
AL GRITO de no son todos los que van, ni están todos los que quieren, un sector del priismo mexiquense insiste en incluir, ¡agárrense!, a Luis Miranda en la lista de posibles candidatos a la gubernatura.

AUNQUE el titular de Sedesol ni la mano ha levantado, allá en Toluca se dice que no hay que darlo por muerto. Y más ahora que el PRI está a la espera de que PAN y PRD decidan si irán o no de la mano, pero, sobre todo, quién sería el eventual candidato aliancista.

 

 
QUIENES conocen bien el panismo mexiquense, aseguran que el pleito entre los alcaldes Edgar Olvera y Enrique Vargas no es por la salsa de las alitas del restaurante clausurado, sino una disputa por el control interno del partido en aquella entidad.

RESULTA QUE Vargas, el de Huixquilucan, decidió apoyar al grupo de Ulises Ramírez en la contienda albiazul para definir consejeros nacionales.

Y como Olvera, el de Naucalpan, ya se siente el emperador sateluco, decidió echar mano de su arsenal administrativo -patrullas, sellos de clausura y oficios de Protección Civil- para cerrarle el negocio a su correligionario. ¡Qué llevados!
 

Ámbito: 
Nacional
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