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¿Elecciones a modo para Graco?

En el último trimestre de 2017 inicia formalmente el proceso electoral de 2018, en el que a nivel local se renueva -¡por fin!- la gubernatura, el Congreso local -¡bendito Dios!-, las 33 presidencias municipales. Resulta que los legisladores locales sí apartaron el dinero que les toca a sus partidos, pero no a la autoridad electoral, ni más ni menos al árbitro. Es un nuevo intento de Graco por doblegar al Impepac y negociar el proceso.

Dos cuestiones importantes:

1.- He expuesto más de una ocasión que para el desgobernador es indispensable controlar a la autoridad electoral, si quiere tener alguna posibilidad de mantener a alguno de su pandilla en ayuntamientos y Gracongrueso, lo mismo que imponer sucesor.

2.- La democracia en todos los países comienza a partir de las elecciones, porque de ahí surgen, legítimamente, mediante nuestros votos, los representantes populares. Y para que, efectivamente, tengamos elecciones limpias, imparciales, equitativas y transparentes, necesitamos un órgano electoral confiable, en plenitud de facultades legales y económicas para cumplir su encomienda.

Por lo que hace a la primera cuestión, no es esta la primera ocasión que el desgobernador, vía su Gracongrueso, recorta presupuesto a la autoridad electoral para obligar al Impepac a que sus integrantes acudan a rendirle pleitesía para que les quede claro quién manda.

Puesto que no hay manera de que el Graco-Duarte gane alguna posición en 2018, en el antecedente del repudio a su persona y todo lo que huela a los suyos, expresado en 2015, no habrá otra manera de que obtenga algo como no sea a través de ganarse la incondicionalidad de las autoridades electorales, con su subordinación.

Ahora bien, si el desgobernador se pasa jineteando los recursos operativos y para obras de poderes, ayuntamientos y dependencias estatales, ¿por qué no los presupuestos de los organismos autónomos, particularmente si puede doblegar a los consejeros electorales por la vía económica?

En cuanto al Impepac, sus consejeros están acorralados. No pueden acudir al Instituto Nacional Electoral porque ellos mismos están peleando sus mismas tajadas para su nuevo castillo, gimnasio incluido, y porque en realidad al “Lorenzo” Córdova no le interesa lo que pase con los Organismos Públicos Electorales Locales.

Y no es que defienda a los consejeros electorales del Impepac, cuyo desempeño fue tan bochornoso y desaseado durante la contienda electoral de 2015. No en vano el Graco-Duarte les tiene un odio profundo porque dejaron pasar a la candidatura por la presidencia municipal de Cuernavaca a Cuauhtémoc Blanco, cuando debía ser él mismo el que se diera de topes con su hijo, líder del PRD estatal, porque presentaron el recurso de inconformidad por la residencia del ex futbolista fuera de tiempo.

Me importan tanto la institución electoral y la democracia en Morelos, un proceso transparente y no una elección de estado, como la que le gustaría al Graco-Duarte para continuar sintiéndose dueño de la entidad.

Y volvamos al principio: todos los diputados en el Gracongrueso local, al margen de los recortes y las crisis, las penurias de los morelenses, salvaguardaron los presupuestos de sus partidos, porque de ahí seguirá saliendo para sus siguientes candidaturas, que de no ser plurinominales, quién sabe quién vote por ellos.

¿Elecciones a modo para el Graco-Duarte?

Veremos…

 

 

 

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