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El país ya sabe del Graco-Duarte

Por fortuna, a la par de la campaña con dinero del pueblo que emprendió el desgobernador en su quimera de ser candidato presidencial, México ya sabe quién es, de qué pie cojea el tabasqueño y también comienzan a bombardearlo poniéndole un espejo.

Como muestra, la opinión de uno de esos a los que algunos acusan de polarizar a la sociedad y que “pierden el tiempo denostando”…

Se trata del columnista Alfonso Zárate, en El Universal:

“…Pero entre ese desbarajuste que puebla buena parte de la República, destaca el estado de Morelos, gobernado por Graco Ramírez Garrido, un personaje cuya historia sinuosa se remonta a su sociedad con Rafael Aguilar Talamantes, el tristemente célebre creador del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y, más tarde, del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), un verdadero mercader de la política.

Mientras crecen la inseguridad (homicidios, secuestros, extorsiones) y las denuncias por la corrupción gubernamental (obras otorgadas sin licitación a empresarios cercanos y mucho más), sus atropellos lo enfrentan lo mismo con el rector de la Universidad, que con la sociedad civil y hasta con el obispo Ramón Castro. Marchas multitudinarias han ganado las calles de Cuernavaca para exigir la renuncia del gobernador, que se mantiene en lo suyo.

La familia de Graco Ramírez se despacha con la cuchara grande y, como si fuera parte de su patrimonio, el PRD en el estado es encabezado por su hijastro Rodrigo Gayosso Cepeda, convertido en señor de todos los moches, a quien señalan como un operador que amenaza e intimida a los opositores. Muchos miembros de la familia (esposa, ex esposa, hijos, hijastros, nuera) ocupan posiciones destacadas en el gobierno. Morelos es un desastre. Y, aunque parezca una inocentada, Graco aspira a la candidatura presidencial por lo que queda del PRD; por lo pronto dilapida los recursos públicos en promociones como el supuesto reportaje que difunde por todo el país una revista semi-clandestina, C&E.

Pero, al parecer, nadie experimenta en cabeza ajena y Graco Ramírez parece ignorar que todos sus desfiguros lo prefiguran como el próximo Javier Duarte”...

 

Y aquí otro de los analistas chiflados que todo lo ven mal: Humberto Musacchio, de Excélsior:

 

“Al no existir ya un poder central que equilibre, modere y ponga orden, los gobernadores están, literalmente, desatados. Para confirmarlo, basta ver el endeudamiento monstruoso de los estados, la prepotencia frecuentemente criminal de sus gobernantes y el latrocinio descarado e ilimitado. En las entidades federativas, cada gobernador obra a su antojo, sin freno ni contrapeso…

Lo que hoy ocurre en Morelos es una ofensa más a todos los mexicanos. La intentona para quitar a Cuauhtémoc Blanco de la alcaldía de Cuernavaca es un nuevo golpe a la siempre endeble democracia que nos hemos podido dar. Se objeta al que fuera brillantísimo futbolista porque dicen —sin pruebas— que aceptó la candidatura a cambio de una gruesa suma y que se la ofreció un partido cuyo único objetivo era conservar el registro electoral y los beneficios económicos que de eso se derivan, lo que no es delito.

Se critica la vida que ha llevado el deportista fuera de las canchas, disgusta a los oídos castos su lenguaje, pero él y nadie más es el presidente municipal que eligieron los ciudadanos cuernavaquenses. El centro de la ofensiva contra Blanco es que no llenaba los requisitos para ser candidato a alcalde, pero lo cierto es que la autoridad electoral de Morelos dio su aprobación a la candidatura y luego constató su triunfo en los comicios, cuya legalidad no había puesto en duda.

Ahora el Congreso local pretende destituirlo en una operación que huele a cochupo. Por fortuna, la Suprema Corte, en dos ocasiones, ha ordenado detener el proceso. Cuauhtémoc ha señalado que tras la maniobra están Graco Ramírez, gobernador (es un decir) del estado, y su hijastro, Rodrigo Gayosso Cepeda, aspirante a suceder al padrastro, quien impuso al hijo de la esposa como presidente del PRD estatal. Además, Gayosso tiene una muy difundida fama de coyote, pues con su intervención se conceden los contratos de obra pública del estado y, según varias publicaciones periódicas, cobra un buen porcentaje de esas operaciones, ante lo cual la dirigencia nacional del corrupto PRD se mantiene calladita.

Con el fin de ganar clientela para el negocio familiar, Gayosso quiere dar muerte —así sea civil— al ahora presidente municipal de Cuernavaca o, por lo menos, someterlo a tormento, no quemándole los pies, sino las alas, pues ante el desastroso gobierno de Graco Ramírez, la popular figura de Cuauhtémoc Blanco emerge como un eventual candidato a la gubernatura.

No parece que la sentencia de la Corte vaya a cocinarse pronto y, aunque existe la posibilidad de que los togados se quieran lavar la cara descalificando el intento de destitución, Graco y sus compinches perredistas deben estar cabildeando para que, a cualquier precio, gane el primer hijastro de Morelos. Y el voto popular, ¡Bien, gracias!

 

Puesto que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, así como los integrantes del Congreso de la Unión prefieren irse de vacaciones –naturalmente no a Morelos, no sea que los secuestren, extorsionen o acusen de narcos-, hay que echar mano del mismo recurso que el desgobernador: la difusión, pero no como lo hace él, mintiendo, ¿fingiendo? demencia frente a las realidades.

Y es claro que, en el plano nacional, entre periodistas, intelectuales, analistas, se sabe la historia y el porvenir del desgobernador tabasqueño que despacha en México sus negocios y que es repudiado en Morelos.

A través de la internet, de las redes sociales, de las nuevas tecnologías de la comunicación no sólo Morelos, sino el país y en el extranjero se sabe bien quien desgobierna Morelos.

No reclamo derecho de patente sobre el apelativo de “Graco-Duarte” que caracteriza al desgobernador y que ya es percibido y utilizado por columnistas para identificarlo y prevenir de los renglones torcidos de Dios que están tomando el destino de las entidades federativas como el de aquí y otros mandatarios.

Aunque, para ser francos, el propio desgobernador es el mejor publicista de su cinismo, su insensibilidad, los insultos y la que parece una amplia seguridad de gozar con la protección del gobierno de Peña.

Baste verlo y escucharlo en las entrevistas en medios nacionales.

Graco quería que el país volviera la mirada sobre él y su gobierno.

En mala hora para él y los suyos se les ocurrió, porque nada digno en ambos hay que destacar, y si mucho qué condenar…

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