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ESCAPARATE

Dejar atrás Gracolandia…

Cero autocrítica hay en el desgobierno del Graco-Duarte. Baste ver su mensaje con motivo del fin de año para constatar que ya se instaló en Foxilandia, ¿o debemos decir, para no ofenderlo, en Gracolandia?

Para el Graco-Duarte no existen los feminicidios, las fosas clandestinas, los secuestros y extorsiones y de los perros que urge rescatar y de cuyo paradero no da explicaciones ni se acuerda. Sigue presumiendo su C-2999, mientras la entidad figura a nivel nacional e internacional por los escándalos; presume el Mando Único como ejemplo a nivel República, cuando en realidad lo usa para perseguir canes y apoderarse de los ayuntamientos, como el de Cuernavaca.

Para él no existen problemas políticos en la entidad tampoco. Claro, todos los partidos hasta ahora se desgarran en lo interno, y en el Gracongrueso no hay oposición. Pero el problema con los ayuntamientos es real, empezando por el de Cuernavaca, sobre el cual se agudiza el hostigamiento. Y, mientras tanto, en su afán de deshacerse del Cuau, la entidad está descuidada, y la capital del estado hecha un desastre, si se bloquea y sabotea así a su alcalde.

Presume de 2016 como un año de grandes logros, particularmente en lo económico. Pues sí, sus negocios se consolidan, pero la gente sigue padeciendo de carencias, particularmente las de empleo y bienestar, que de cualquier manera es más conocido y apreciado que él.

Con el portentoso incremento al presupuesto 2016 del cinco por ciento, todos nuestros males están resueltos, sobre todo en el entendido de que pasa por manos del desgobernador y su Congrueso, así como el Fideicomiso. Y si algún alcalde quiere dinero, favor de formarse en la fila de la sumisión y las humillaciones para pedir lo que por ley corresponde. ¿Se ampararán los alcaldes frente al agandalle del Legislativo de sus presupuestos?

Tan productivo ha sido 2016, que la campaña que con dinero público inició Graco para promover su candidatura presidencial para 2018 ha desembocado en que, efectivamente, se vuelva la mirada sobre Morelos por el desastre en que está convertida esta entidad, donde no hay gobierno ni democracia, sino autoritarismo y golpes en la mesa.

En Gracolandia, el desgobernador se ve a sí mismo como candidato presidencial; a uno de sus hijos como su sucesor en la gubernatura; a la autoridad electoral sometida para garantizar el triunfo en 2018; otro Gracongrueso de subordinados para la siguiente Legislatura; cuidado con la Fiscalía Anticorrupción, cuyo titular será también designado por el dictador para garantizarse impunidad transexenal.

Subirse al tabique y perder piso es lo peor que puede pasarle a un político… y a una sociedad con alguien así. Y eso es lo que estamos viviendo en Morelos.

Quedan poco menos de dos años al desgobernador y a su Gracongrueso, y todavía hay muchas asignaturas pendientes en materia de negocios y reformas contra la sociedad en la mente del dictador. ¡Cuidado!

A la sociedad toda le urge salir de Gracolandia: el reino de los negocios de unos cuantos, el de los secuestros y la extorsión, el del uso de las instituciones para perseguir a los adversarios, el reino donde todo marcha de maravilla…

Desde hoy, habrá que organizarse para que sea la sociedad la que exija a los partidos qué candidatos postular; a los suspirantes, leerles la cartilla, para que no se conviertan en integrantes de un nuevo Gracongrueso, que no se agachen en las alcaldías.

A partir de 2017, la sociedad tiene que organizarse para volcar su voto en contra del tirano, pero al mismo tiempo para redirigir el sufragio en torno a quien sí represente los intereses de la gente.

Y toca, también, cuidar particularmente del órgano electoral, porque ya conocemos las maneras de los dictadores: si no puede ganar, arrebata.

Organicémonos ya…

Sólo así dejaremos atrás la pesadilla llamada Gracolandia…

 

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