Incognitapro

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Inocentes

 

La conejita blanca supo que una linda ardillita había llegado a vivir en el bosque. Le preguntó al conejo negro: "¿Sabes dónde vive esa ardillita?" "Lo sé -respondió el conejo-. Pero el dato te va a costar". El tal conejo era libidinoso, lúbrico, salaz, y la pobre conejita hubo de ceder a sus instancias de concupiscencia con tal de conocer el domicilio de la ardilla. Pero el conejo negro la burló -¡ah, infame roedor!- y no le dijo dónde vivía la ardilla. Fue entonces la blanca conejita con el conejo café y le preguntó: "¿Sabes dónde vive la ardillita?" El conejo café era también concupiscente y lujurioso, como el conejo negro, de modo que le respondió: "Sí lo sé. Pero el dato te va a costar". Otra vez hubo de ceder la desdichada conejita blanca a esa embestida fornicaria. Y de nueva cuenta salió engañada la pobrecilla, pues el conejo café -¡libertino falaz!- no le dio la información ansiada. Fue entonces la conejita blanca con el conejo gris. Le preguntó: "¿Sabes dónde vive la ardillita?" El conejo gris era fornicador, igual que sus congéneres, y vio llegada la ocasión de holgarse con una refocilación gratuita. Así, le respondió: "Lo sé. Pero el dato te va a costar". ¡Desventurada conejita! Por vez tercera hubo de rendirse a las urentes solicitaciones conejunas. Y por tercera vez salió burlada, pues tampoco el conejo gris le dijo dónde vivía la ardillita. Pasaron los días, y la conejita parió una camada de nueve lindos gazapitos. Y ahora he aquí una cuestión interesante. La conejita blanca tuvo ayuntamiento carnal, según lo he relatado, con un conejo negro, uno café y uno gris. Surge entonces una pregunta. Si se consideran las leyes de la herencia propuestas por Gregorio Mendel, ¿de qué color salió cada uno de los nueve conejitos? Yo lo sé. Pero el dato te va a costar... ¡Infame columnista! Aprovechaste que hoy es Día de los Inocentes para dar a los tórculos a esta burla chocarrera, por todos conceptos deplorable y merecedora de la mayor execración. Si no te denunciamos ante la Comisión de Derechos Humanos es sólo porque podemos aprovechar el cuentecillo para hacer inocente a algún amigo o familiar y reír todos juntos la añagaza. Y si de inocentes se habla no estará por demás repasar la profusa lista de inocentes que tiene este país... Inocentes son quienes todo lo esperan del gobierno en vez de fincar el bien comunitario en la participación cívica. Inocentes son los que creen que un regreso al estatismo populista será el remedio a los males causados por el ejercicio de un neoliberalismo sin conciencia. Inocentes son los que suponen que uno fue Trump como candidato y otro será como Presidente; que a sus palabras de amenaza contra México no corresponderán los hechos, y que será nuestro amigo y nuestro aliado. Inocentes son los que creen en la demagogia de los malos políticos, sean rojos, azules, verdes, morados, amarillos, anaranjados o del color que sea. Inocentes son los que piensan que la democracia radica en los partidos políticos, todos los cuales han mostrado con sus manipuleos que buscan más su interés que el bien de la nación. Son inocentes los que sólo miran los males que hoy por hoy afligen a México, y no ven que a lo largo de su historia nuestro país ha atravesado crisis peores y siempre ha salido de ellas para ser mejor. Inocentes son los que esperan que ahora sí los mexicanos pobres verán remediada su situación y podrán vivir una existencia digna. Inocentes seremos, finalmente -y aquí el vocablo es peor- quienes caigamos en el error de la desesperanza, dejemos de creer en nosotros mismos y no sigamos trabajando en la paz y en el ejercicio democrático a fin de dar a nuestros hijos, y a los hijos de ellos, un México mejor. He dicho... FIN.

 

Ámbito: 
Nacional
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