Lejos de casa
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¡Mañana! ¡Sí, mañana aparecerá aquí "El Chiste Más Pelado del Año!". En verdad pondré cuatro chascarrillos, y serán mis cuatro lectores quienes escogerán entre ellos el más subido de color. Doña Tebaida Tridua los leyó, y su lectura le causó tal impresión que vino al suelo poseída por un espasmo convulsivo de noveno grado, el penúltimo en la clasificación hecha por los doctores Verlogen y Quacksalber. La ilustre dama, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías, estuvo postrada en su lecho varios días, con gran angustia de sus hijos y moderada preocupación de su marido, quien la incitaba a leer nuevamente aquellas badomías, por si algo en ellas se le había escapado. Lean mañana mis cuatro lectores esos cuatro cuentos de goliardos, y escojan entre ellos el que merecerá el calificativo de "El Chiste Más Pelado del Año"... Ésta es la historia del pájaro carpintero que un día voló lejos de su nido. Voló, voló, voló, y finalmente se posó en un poste. Le dio un picotazo, como hacen los pájaros carpinteros. Por coincidencia en ese preciso instante cayó un rayo y partió en dos al poste. "¡Caramba! -exclamó lleno de admiración el pajarraco-. Nomás te alejas de tu casa ¡y qué duro se te pone el pico!" (No le entendí)... Eglogio, robusto mocetón labriego, casó con muchacha citadina. Al regreso de la luna de miel un amigo del toroso joven le preguntó cómo le había ido. Respondió él, intrigado: "Susiflor es muy rara. Cuando me vio sin ropa, ladró". "¿Cómo que ladró?" -se sorprendió el amigo. "Sí -respondió Eglogio-. Hizo: '¡Guau!'"... El galancete trató de tomarse ciertas libertades con su chica. "¿Qué haces, Libidiano?" -se molestó ella. "Perdona, Dulcibel -respondió el cachondo galancete-. Como te pusiste pupilentes verdes pensé que era una señal de siga"... El barco atracó en una isla desierta y el capitán encontró ahí a unos náufragos, un muchacho y una muchacha que estaban al pie de una palmera en cuyo tronco había 10 marcas hechas con navaja. "¡Dios santo! -exclamó el capitán, compadecido-. ¿Ya tienen aquí 10 meses?" Aclaró la muchacha, algo apenada: "Las marcas no se refieren al tiempo, capitán. Llegamos apenas ayer"... Astatrasio y Empédocles andaban de parranda. De pronto se dieron cuenta de que eran ya las 3 de la mañana. "¡Uta! -se preocupó Astatrasio-. ¡Cuando llegue a la casa mi señora me va a poner el reloj en la cara!" "¡Bah! -se burló Empédocles-. ¡Entonces a mí me va a poner el calendario!"... Cierto investigador hacía una encuesta sobre la frecuencia de las relaciones entre los casados. Le dijo al joven esposo: "No entiendo. Usted puso en su respuesta que hace el amor con su señora una vez a la semana. Ella, en cambio, respondió que lo hace seis veces por semana". "Y es cierto -dijo ella-. Pero eso será nada más hasta que acabe de pagar mi coche"... Don Hoganio dedicaba todas las mañanas de los sábados a jugar golf. Ordinariamente regresaba a su casa a las 2 de la tarde, pero en esa ocasión volvió a las 8 de la noche. "¿Por qué llegas a esta hora?" -le reclamó su esposa. Respondió él: "No te ocultaré la verdad. Ya venía de regreso cuando miré a una atractiva mujer que estaba cambiando una llanta de su automóvil. Me detuve a ayudarla; ella me invitó a tomar una copa en su departamento, y terminamos en la cama. Te juro que no lo volveré a hacer". "¡Eres un mentiroso! -rebufó la señora-. Seguramente jugaste hoy 36 hoyos"... La secretaria de la empresa maquiladora le dijo a su compañera: "Me da pena que siempre se me olvida el nombre del nuevo gerente y tengo que apuntarlo: mister Tracer". "Haz lo que yo -le aconsejó la otra con picardía-. Me acuerdo del trasero, y nada más le quito la o". Poco después entró el gerente. Lo saludó alegremente la muchacha: "Good morning, mister Cul!"... FIN.