Dar la cara
José Antonio Meade enfrenta el momento decisivo de su carrera política: asumir el costo de la decisión de aumentar los precios de las gasolinas.
El secretario de Hacienda sabe que tiene que dar las explicaciones y buscar la compresión, que no el apoyo, de la población.
La versión oficial gira en torno a dos premisas: el cambio súbito de las condiciones del mercado de hidrocarburos a nivel internacional. O sea que la gasolina subió de precio y el gobierno no tiene recursos para subsidiarla como antes lo hacía.
La otra premisa es que a pesar del aumento el precio de las gasolinas en el país sigue siendo competitivo.
En suma, el mercado manda.
http://www.cronica.com.mx/notas/2016/1002607.html
De alto contraste
La noche vieja ya tiene definido el tema de la sobremesa: el gasolinazo.
Ciudadanos y dirigentes partidistas, una vez repuestos del impacto de la noticia, se preguntan: ¿Y ahora qué sigue?
Cada quien responde a su estilo.
El líder del PAN en el Senado, Fernando Herrera, está en contra de las movilizaciones callejeras que generen caos y sensación de ingobernabilidad.
Nada ganamos con eso. Propone llamar a comparecer de inmediato a los secretarios de Hacienda, Energía y al titular de Pemex.
La idea es plantear salidas para una situación que impactará de manera importante en la economía de todos los mexicanos.
Todas las voces
Los mandatarios agrupados en la Conago se reunirán el próximo miércoles para delinear una estrategia conjunta con respecto a los gasolinazos.
No será sencillo pasar del primer acuerdo, o sea, exigir explicaciones.
Lo cierto es que hay gobernadores que ya echaron mano a sus fierros, como queriendo pelear, como El Bronco de Nuevo León.
Hay entidades que iban a enfrentar una empinada cuesta de enero, que será mucho más difícil de subir con el aumento.
No quieren un buen pleito, van por un arreglo, aunque sea malo. Lo relevante es que al interior de la Conferencia se puedan escuchar todas las voces. Acaso surja una propuesta válida.
El recalentado
La administración Obama concluye confrontada con el gobierno ruso. Los tiempos peligrosos de la Guerra Fría vuelven recargados.
Obama sostiene que Putin se metió a la elección presidencial de Estados Unidos para descarrilar la candidatura de la señora Clinton y, por lo tanto, ayudar a Trump.
Fue más allá de la declaración: impuso sanciones severas que durarán poco, hasta que el magnate tome posesión del cargo en enero 20.
Lo cierto es que Putin y Trump se llevan como compadres, de piquete de ombligo, pero el establishment militar norteamericano no confía para nada en el ex agente de la KGB.
El año termina calientito.