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Graco: la chamba sucia del gasolinazo

El Graco-Duarte otra vez se ha convertido en el instrumento canalizador para el Gobierno Federal, y particularmente en beneficio de la Secretaría de Hacienda, cuando los gobernadores se reúnan con José Antonio Meade para tratar el indignante tema del descomunal gasolinazo. ¿Y por qué había de extrañarnos, si siempre ha trabajado para ellos?

Que los integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), bajo la supuesta batuta precisamente del Graco-Duarte, se reúnan para discutir las razones, términos e implicaciones del gasolinazo, le garantiza al Presidente Peña Miento tener a modo a los mandatarios.

La unidad de intercambio es muy simple: ¿cuánto dinero más a los estados, –o apoyo a fin de sostenerse- para que sus virreyes cierren la boca?

Aunque la pregunta de fondo sería: ¿realmente puede hacer algo la Conago para modificar el gasolinazo? ¿Se pondría en contra de una decisión ya tomada por el Gobierno de la República, a sabiendas de que, quien lo haga, corre el riesgo de ser castigado tanto presupuestalmente con las participaciones, como con el desabasto del combustible, generando un caos en las entidades de aquellos que osen rebelarse, como ahora está ocurriendo?
Con la “brillante” estrategia de los simuladores, todos ellos salen ganando:

1.- José Antonio Meade, secretario de Hacienda, podrá seguir cantinfleando un discurso que justifique el incremento por el bien de México.

2.- Los gobernadores harán creer a la sociedad que están del lado del pueblo, defendiendo sus intereses (aunque no consigan nada), quedarán bien con el Presidente Peña Miento y se llevarán aunque sea migajas de este gran negocio.

Estoy seguro que ningún ingenuo puede esperar nada bueno de esa reunión Conago-Hacienda, sobre todo porque la garantía de que no se llegará a ningún lado radica en el hecho de que quien encabeza a los gobernadores es un mercenario de la política, como desde hace décadas lo han calificado.

¿Qué ahora entonces?

Contextualizando, diría que mi teoría, que data de por lo menos dos décadas, lamentable se está cumpliendo: o el pueblo mexicano consolida la democracia, o si la resistencia de los desgobernadores y del propio Presidente de seguir abusando de la sociedad sólo deja por camino la alternativa revolucionaria, como instrumento para combatir el autoritarismo y el robo en despoblado.

La rebelión social que tanto por el incremento del precio como por el desabasto de gasolina se registra en distintos puntos del país lo ratifica.

Porque no sólo se trata de los incrementos a los precios de las gasolinas, sino de la energía eléctrica, lo mismo que el gas, así como las nuevas cargas que significarán para los mexicanos tanto la cascada de incrementos en bienes y servicios como los niveles de inflación más drásticos.

Lo peor del caso es que las millonadas que han de recaudarse con esta marranada no serán empleadas en el pueblo de México. Nos dicen que es para pagar una descomunal deuda por un dinero que nunca vimos pasar en obra ni desarrollo y que, tampoco, sabemos dónde quedó. Y muy probablemente, ni para eso, porque son tantos los bolsillos de la burocracia dorada que requieren ser billeteados, aunque no tienen llenadero.

Que los salvapatrias como Graco y compañía y el secretario de Hacienda se reúnan no sirve de nada.

Mucho hace que urge el despertar social.

Y que conste que el Apocalipsis se supone que iba a llegar con el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca… Pues no: ya lo tenemos aquí.

El caldo de cultivo para la alternativa revolucionaria está completo: gobierno autoritario que saquea al pueblo y no le sirve de nada; sin servicios de salud, educación, infraestructura, con la inseguridad desbordada, entre los impuestos de José Antonio Meade y el cobro de derecho de piso de los criminales sin cuello blanco, los secuestros, los levantones, la trata de personas, los desaparecidos, las fosas clandestinas y la pobreza galopante.

Natural es que el pueblo comience a tomar medidas.

Espero que no terminemos convirtiéndonos en émulos de los integrantes de nuestra decepción nacional de fútbol: como ratoncitos verdes, tal como acabarán los miembros de la Conago, presididos por Graco, frente al Gobierno de la República...

 

 

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