MÉXICO Y MORELOS, A UN PASO DEL ESTALLIDO SOCIAL
El mensaje del Presidente Enrique Peña Nieto con relación al gasolinazo más que generar un estado de certidumbre social provocó un mayor enojo, que ha evidenciado una falta de liderazgo y poder a nivel nacional, en los estados y municipios.
Para el caso de Morelos, trata de esconderse la realidad sobre los saqueos en menor intensidad dentro de tiendas de conveniencia y gasolineras, así como algunos brotes de violencia.
En Morelos, simplemente hay abandono gubernamental hacia sus habitantes, solamente son atendidos los problemas por mandato de la Secretaría de Gobernación (SEGOB) y/o la Presidencia de la República.
Si bien no se han dado actos de violencia similares a los del Estado y la Ciudad de México es porque la comunidad no se ha dejado infiltrar por los partidos políticos, quienes en esas entidades han tratado de dar una mala imagen a las protestas sociales.
De hecho, es la misma sociedad quien ha impedido el ingreso de los vándalos contratados para realizar saqueos, porque también desde el gobierno pretenden crear una psicosis colectiva y así disminuir las protestas.
Sin embargo, las protestas continuarán y serán reforzadas al regreso de las actividades de los estudiantes, maestros y trabajadores, el próximo lunes.
Después de la concentración anunciada para este sábado a las 10 de la mañana en la Plaza de Armas “Emiliano Zapata” de Cuernavaca, habrá una reorganización de manifestaciones.
Un ejemplo será el sector rural que con sus trabajadores, tractores y yuntas pretenden bloquear las carreteras federales, así como iniciar una gran marcha por las mismas hacia la Ciudad de México.
Esta protesta reunirá campesinos de los estados de Guerrero, Puebla, Tlaxcala y el Estado de México, porque los costos del diésel cada vez son mayores y los apoyos hacia el sector no llegan, o bien cuando los reciben ya no los utilizan.
Los campesinos mantienen un gran enojo hacia la autoridad en sus tres niveles del gobierno, sobre todo porque los recursos de apoyo al agro son utilizados para el gasto corriente y no en la inversión hacia la siembra de alimentos.
Esta crisis provocada por el gasolinazo evidenció que ya no hay liderazgos entre la clase política, que hoy no hay un gobierno con capacidad de diálogo con los pueblos y que México está sumergido en una crisis de credibilidad hacia sus autoridades, en sus tres niveles del gobierno.
La silla Presidencial como la del gobierno de Morelos y demás estados está vacía, ausente de personajes con la capacidad de pensar, razonar y dar respuestas a las demandas populares.
Ahora es el propio pueblo, a pesar de los infiltrados de partidos políticos y el gobierno, quienes buscan su organización no sólo para protestar, sino también para generar un gran cambio en el país.
El Presidente Enrique Peña Nieto ha demostrado que su interés no es por quienes le dieron la confianza para manejar al país, sino son los propios y los de quienes votaron a favor de la reforma energética, la hacendaria y firmaron el Pacto por México.
Hoy, con una sociedad despierta y un mensaje desalentador y sin esperanzas para el crecimiento y desarrollo de las familias el 2017 no será un buen año para la nación, no porque los mexicanos rechacen su progreso al contrario es porque ahora los que manejan las instituciones son un obstáculo para el buen caminar del país.
Los pueblos de Morelos han despertado y a pesar de las mentiras cotidianas del gobernador Graco Ramírez, ya dejaron de pensar en que hay un Jefe del Ejecutivo como una representación popular, por eso mantienen una organización que podría terminar en una rebelión social.
No sólo es el gasolinazo lo que ha provocado el enojo popular, también es el incremento a la energía eléctrica y al engaño de que siempre se nos habían subsidiado estos servicios, cuando en realidad sus aumentos solamente sirven para mantener a la clase política de todo el país.
La organización popular está en marcha, no se espanten es por beneficio de todos y no hay marcha atrás, como en el gasolinazo emprendido por el Presidente Enrique Peña Nieto. ¡Pero que necesidad!