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VIDA POLÍTICA

EL TORMENTOSO 2017 QUE DESDE HOY VIVIREMOS…

 

El error de diciembre de Enrique Peña Nieto y el Congreso de la Unión al aprobar un incremento a las gasolinas sobre el 15 y 20 por ciento, en todo el país, ha provocado una rebelión popular que va en aumento.

El regreso a clases viene con un alza en el costo del pasaje y los partidos políticos tratan de sacar raja de la insubordinación social, al iniciar campañas sucias, provocar actos de vandalismo y ser los principales saqueadores de los recursos públicos del país.

Morelos no queda exento de las manifestaciones que continuarán esta semana, pero ahora con un ingrediente más que será la movilización estudiantil porque el aumento al pasaje, sin duda alguna, traerá mayores afectaciones a la economía familiar.

Los discursos por parte del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, como los del Presidente Enrique Peña Nieto en tratar de justificar el alza a las gasolinas son infructuosos, sobre todo porque el principal aumento está en el Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios (IEPS), que con disminuirlo o quitar, el costo de los combustibles disminuiría drásticamente.

Es falso el discurso que sin ese impuesto cerrarían las escuelas públicas, que habría una mayor inflación y el país caería en crisis, porque esa tasa impositiva es para el gasto corriente de los gobiernos estatales y las prerrogativas de los partidos políticos.

En otras palabras, los mexicanos pagamos los lujos, viajes y comidas de una clase gobernante indolente, que solamente observa su propio beneficio y prefiere masacrar la economía popular y no la de ellos.

El gobierno del PRI en la Presidencia de la República ha fracasado en materia económica, como también en los estados el PAN y PRD carecen de políticas públicas para revertir el enojo social, y disminuir la inseguridad.

La realidad es que la comunidad continuará con las protestas a pesar de que los partidos políticos y gobiernos estatales han tratado de infiltrar, para generar psicosis colectiva.

Aun con ello, la inconformidad social continuará y los anuncios sobre bloqueos carreteros, toma de casetas de peaje y manifestaciones continúan en casi todo el territorio nacional.

Por el error de diciembre de Enrique Peña Nieto el país ha entrado en una burbuja inflacionaria, en protestas que eran innecesarias y a pesar de que manifiesta haber asumido una postura dolorosa, desde su cargo como toda la clase política siguen con sus prebendas.

Los empresarios a cambio, piden estímulos fiscales, para poder continuar con la misma planta laboral de lo contrario –advierten- vendría el recorte de personal y el aumento al desempleo.

El 2017, sin caer el en catastrofismo, será un año difícil en el que los ciudadanos deberán tomar toda clase de prevenciones económicas, debido a que no será el único gasolinazo del año y también vendrán más aumentos al precio de la energía eléctrica.

Para febrero volverán los aumentos a las gasolinas, nuevamente, y sin que haya una propuesta real para quitar el IEPS, un impuesto que es cobrado en las gasolineras, tiendas departamentales y de conveniencia al comprador.

Pero también hay un nuevo impuesto hacia los lácteos, hacia los medicamentos y otros artículos de la canasta básica, cuyo destino es desconocido pero que deja grandes fortunas entre la jerarquía del sector público mexicano.

Este saqueo que hay del país por la clase política, ha generado también el recrudecimiento de la inseguridad pública, sobre todo en los delitos de alto impacto como es el robo en todas sus modalidades.

Pero a cambio no hay medidas efectivas para apoyar al pueblo de México, los programas asistencialistas del gobierno ahora son utilizados como estrategia electorera y así serán en los próximos meses.

Y para un difícil año 2017 la sociedad suele organizarse y habrá respuestas hacia el gobierno y sus partidos políticos, que también serán dolorosas para ellos pero necesarias.

No hay mal que dure seis años ni pueblo que lo aguante, así se advierte en este México convulsionado y con capacidad de organizarse para terminar con un gobierno indolente.

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