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SERPIENTES Y ESCALERAS

El costo político y social que pagará el Partido de la Revolución Democrática por el gobierno de Graco Ramírez es muy alto. Como si eso no fuera suficiente, el tabasqueño regaló el partido a su hijastro y las cosas se complicaron aún más. El PRD dejó de ser el rostro de la izquierda; su lugar lo tomó Morena.

Los perredistas de Morelos apostaron fuerte por Graco Ramírez. Hace algunos años muchos desconfiaban del tabasqueño, lo sentían ajeno a las causas sociales y lejano a Morelos. Las dudas que tenían de él no eran por su lugar de nacimiento, sino por su personalidad y estilo de hacer política. Graco llegó a Morelos en 1994 de la mano de Jorge Carrillo Olea, cargaba con un pasado oscuro por su relación con los gobiernos priístas y la etiqueta de esquirol en las luchas sociales. A pesar de ello los perredistas confiaron y lo ayudaron a ser gobernador. Hoy muchos se arrepienten.

Graco utilizó una doble estrategia para convencer: internamente se mostró solidario, receptivo, incluyente y agradecido con todos los que le brindaban su apoyo, sabía que era indispensable recuperar terreno en las izquierdas luego de los tropiezos que tuvo en el estado antes del 2012. Graco llamó y sumó a todos, los convenció uno a uno y con todo el capital económico que acumuló en el senado negociando la reforma energética de Felipe Calderón, hizo una campaña con mucho dinero.

Hacia fuera el rostro de Graco Ramírez también fue distinto: dejó de ser el político pendenciero que solía ser, abandonó la confrontación y en su lugar comenzó a hacer propuestas concretas para cada uno de los sectores de la sociedad. Hábil en el discurso y con mucho oficio político, Graco tenía propuestas para todo y hasta consiguió tener el apoyo político de su paisano López Obrador, a quien reiteradamente le levantaba la mano y le presentaba como el salvador de la patria. En el 2012 Graco no sólo obtuvo más votos que sus adversarios, también ganó la confianza de la mayoría de los morelenses.

Cuatro años después de que Graco Ramírez protestó como gobernador la historia ha cambiado dentro y fuera del PRD. Al interior del Sol Azteca se nota un desanimo generalizado y la ausencia de todos los personajes representativos de la izquierda en Morelos. Incluso la estructura operativa y los liderazgos que ayudaron al tabasqueño a construir el andamiaje para la gubernatura se han retirado del partido y en muchos casos, se han manifestado públicamente en contra este gobierno.

El PRD actual es una mezcla muy extraña de personajes que presumen ser de izquierda, pero actúan y operan como la más recalcitrante derecha. El perredismo dejó de ser el abanderado de las causas populares y de las luchas sociales; en su lugar se creo hay un club de amigos que viajan en autos caros, visten ropa de marca y tienen una característica en común: son metrosexuales. Nada queda de aquel perredismo que en otros tiempos impulsó Julián Vences, Nacho Suárez Huape, Adela Bocanegra, Hugo Carbajal, Isaías Cano y hasta el mismo Fidel Demédicis. Hoy esos lugares los ocupan los Beltrán Toto, los Andrik Ruiz de Chávez, los Alexis Ayala y los Jerónimo Bernal.

De cara al 2018 el PRD en Morelos enfrenta muchos conflictos. El primero es la pérdida de su identidad como partido y el rompimiento con los grupos sociales que históricamente estaban de su lado. El gobierno de Graco ha enemistado al Sol Azteca con todos los personajes y sectores que daban vida, lo divorciaron de los argumentos que soportaban su ideología y lo confrontaron con una sociedad que confió en ellos.

El PRD perdió su valor social y su credibilidad frente a los ciudadanos; su lugar como punta de lanza de las izquierdas en México es ahora ocupado por Morena, una propuesta más fresca que no sólo retomó los ideales de la izquierda, también ha ido jalando poco a poco a lo más valioso del PRD en Morelos y el resto del país. Otros aspectos que marcan hoy al perredismo son la corrupción de varios de sus integrantes, la impunidad de sus gobiernos y el hecho de haberse convertido en la puerta de entrada de la delincuencia organizada a la vida pública.

Aunque la política es cambiante y casi todo puede suceder hoy en nuestro México, es imposible pensar que el PRD retenga el control del gobierno de Morelos y mantenga la mayoría en el congreso del estado. Sin mencionar los conflictos nacionales y el desgaste de sus siglas, el perredismo enfrenta la peor de sus crisis por la forma de gobernar de Graco Ramírez y las malas decisiones políticas de su hijastro.

Durante más de cuatro años Graco Ramírez ha equivocado su manera de actuar, confundió la firmeza de una decisión con la arbitrariedad de una imposición y ello no sólo lo ha marcado definitivamente en Morelos, también le ha causado un daño irreversible a nivel nacional, frustrando sus aspiraciones de utilizar la gubernatura como trampolín político.

Será interesante observar lo que sucede en el PRD en los próximos meses; el desprestigio de la marca y la debacle del gobierno es inocultable y será una pesadísima loza para quienes sean sus próximos candidatos. Aunado a ello el gobierno de Nueva Visión tendrá consecuencias: Graco va a terminar igual que Javier Duarte en Veracruz.

Graco Ramírez y Rodrigo Gayosso gobiernan el estado y el PRD y ambos han cometido muchos errores. Su actitud virulenta, la falta de resultados y su personalidad pendenciera acabó con su capital político y enterró sus aspiraciones electorales futuras.

El gobierno del PRD en Morelos ha sido el peor en toda la historia de nuestro estado. Los perredistas apostaron muy alto con Graco… y perdieron.

Todos en Morelos perdimos.

  • posdata

El gobernador de Morelos convocó a un grupo de empresarios para hablar de las medidas que su administración adoptará frente a la crisis económica del país. La cita fue en la residencia oficial, a donde acudió un número importante de hombres y mujeres de negocios.

El mandatario cambió el estilo: por primera vez se mostró humilde, intentó ser divertido y trató de hacer sentir que liderea a los gobernadores del país. Graco habló mucho de si mismo, afirmó que la infraestructura dará frutos y presumió sus conocimientos sobre la problemática nacional.

El mandatario advirtió que seguirá invirtiendo en infraestructura, particularmente en el oriente del estado; en aquella zona se fortalecerán las carreteras y se impulsará el proyecto del ferrocarril como una manera de detonar el desarrollo regional y conectar a Morelos con el resto de la república.

A los empresarios que acudieron a la cita les pidió su confianza, les invitó a buscar nuevos mercados en el oriente (China y Japón, particularmente) y afirmó que habrá apoyo financiero a las Pymes con tasa subsidiada.

El mensaje de Graco Ramírez al sector productivo fue una mezcla de buenos deseos y demagogia; no hubo planteamientos específicos que aminoren la recesión que enfrenta el estado ni ayuden a paliar los efectos del reciente incremento al precio de las gasolinas. Fue un listado de buenas intenciones, pero nada más.

De lo que no hablo Graco fue de los múltiples problemas que enfrenta su administración, del endeudamiento que está dejando su gobierno a la entidad (según cifras de Hacienda la cifra supera los 7 mil millones de pesos), ni de la contratación de un nuevo crédito por mil 500 millones de pesos.

El mandatario tampoco habló de la severísima crisis interna que vive su administración, del déficit de más de 3 mil millones en el que se encuentran las finanzas estatales, ni de la urgencia por obtener mil millones de pesos para sortear los pasivos inmediatos.

Por supuesto tampoco habló de la falta de recursos económicos para cumplir con algunos de los próximos compromisos que tiene su administración con el sector magisterial, ni mucho menos del impacto a la economía que deriva de los incontrolables problemas de inseguridad y violencia. Ayer, por cierto, fueron abandonados los restos de una persona descuartizada en Cuernavaca y Atlacomulco; en diez días de enero se contabilizan ya 18 ejecuciones. 

La reunión del gobernador con los empresarios no salió mal, aunque no concretó nada. Hubo un mensaje interesante y muchos buenos deseos de un político que ya siente la presión social y ahora trata de cambiar su estilo de comunicarse.

El problema es que a esta altura del sexenio los conflictos ya no se resuelven con un discurso, ni la credibilidad regresa con chistes. Graco Ramírez es un buen orador, es un actor de poder bien informado y con mucha experiencia, pero también representa hoy un motivo por el cual repudiar la política y un sinónimo de corrupción y mal gobierno. Al hablar de la crisis por el aumento a las gasolinas no se puede dejar de recordar la participación que tuvo Graco Ramírez en el Pacto por México y la Reforma Energética.

Muchos de los empresarios que acudieron a la cita escucharon con atención y sonrieron con los chistes, pero al salir mantuvieron su postura crítica respecto a un gobierno que se ha alejado de la sociedad, que ha agraviado al pueblo de Morelos y que ha hecho de la corrupción el sello de la casa.

Si en realidad quiere que la situación económica de Morelos mejore, que ponga en paz a su hijo, que controle a su señora, que compre a empresas locales y que le quite las comisiones a los contratos y a las obras”, me comenta uno de los asistentes a la reunión.

Más claro ni el agua.

  • nota

la lucha política contra el alcalde de Cuernavaca causó muchos daños a todos los que participaron de ella. Los 30 legisladores en lo individual y el congreso como institución resultaron muy lastimados en esa batalla; el propio alcalde, a pesar de aparecer como víctima y crecer en popularidad no puede cantar victoria, pues se colocó en el ojo del huracán y se quedó políticamente solo.

Pasado el momento crítico todos los actores de esa tragicomedia vuelven a la realidad: los diputados lastimados (más), el alcalde sólo y sin recursos y el gobernador exhibido. A nadie convino ese pleito y nadie ganó en esa lucha.

Si las partes son inteligentes, darán vuelta a la página y retomarán (o iniciarán) el diálogo. Cuernavaca vive uno de sus peores momentos, se nota descuidada, con malos servicios y sin recursos suficientes para hacer frente a las necesidades de la ciudad capital.

Blanco Bravo puede repetir insistentemente que se chingó a los diputados, pero no podrá sacar adelante la capital sin la ayuda del congreso.

  • post it

Francisco Moreno Merino fue una pieza central de la operación política del gobernador en el congreso. El priísta que en otro tiempo criticaba con dureza al tabasqueño repentinamente se convirtió en el principal operador de Graco y en el defensor más férreo de las causas del ejecutivo, incluyendo las más absurdas.

Moreno se convirtió en un personaje muy criticado dentro y fuera de la cámara, se confrontó con la iglesia, con la universidad, con los transportistas, con los jubilados y con muchos sectores sociales. Al final, a pesar de su entreguismo al gobernador, Moreno Merino fue destituido de la presidencia del congreso por órdenes de Rodrigo Gayosso con el aval del jefe del ejecutivo.

Pero a pesar de esta circunstancia, de haber sido traicionado, haber caído y estar sujeto hoy a una revisión exhaustiva por el uso del dinero legislativo, Paco vuelve a colocarse a la sombra del gobernador. Al principio fue crítico del proceso que los legisladores iniciaron contra el alcalde de Cuernavaca; luego lo promovió.

Cuentan en los pasillos de poder que a principios de diciembre Moreno Merino recibió una llamada de México en la que le daban la línea que debía seguir el grupo parlamentario en el caso de Cuauhtémoc Blanco; Paco fue el conducto que utilizaron para transmitir la petición de que el GPPRI se mantuviera al margen de un pleito personal que estaba victimizando al alcalde, que no tenía sustento político ni tampoco soporte social; el PRI no debía cargar con costos ajenos ni ser parte de revanchas personales, le dijeron. Moreno, dicen, no transmitió el mensaje a sus compañeros.

Ninguno de los priístas con quienes he charlado entiende la jugada de Francisco Moreno; nadie le ve futuro político y varios consideran que el proceso de revisión a las finanzas podría dar la puntilla a su carrera política.

Algunos señalan, incluso, que la postura política de Paco Moreno es suicidio político.

  • redes sociales

¿Qué peso tendrán las redes sociales de cara a las elecciones del 2018?

¿Qué tan preparados están los actores políticos para entrar a ellas y salir bien librados?

¿Tendrán alguna estrategia o solamente tuitearán?

Comentarios para una columna sonriente: eolopacheco@elregional.com.mx

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