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VIDA POLÍTICA

EL MORELOS ROJO, QUE GRACO RAMÍREZ NIEGA…

Mientras que el gobernador Graco Ramírez prepara sus maletas para irse a China y Japón, presuntamente a conseguir inversiones, en Morelos la violencia está desatada y la silla del Poder Ejecutivo sigue vacía.

Los problemas en Morelos van en aumento, incluso muchos de ellos provocados desde las mismas oficinas del gobierno estatal como es la huelga en la Universidad Autónoma del Estado, en la que es evidente que la mano que mece la cuna de los trabajadores administrativos sindicalizados es desde el partido en el poder.

Morelos vive momentos de convulsión que son inéditos, porque simplemente al presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, Graco Ramírez, le interesa más salir de viaje que resolver los conflictos que vive la entidad, en donde cobra un muy buen salario.

La entidad está inmiscuida desde hace más de cuatro años en una encrucijada de violencia, que por la falta de labor y permanente ausentismo del Ejecutivo va en aumento.

Para muestra de que ni el Mando Único y menos la hoy llamada Policía de Cercanía son un fracaso contundente están los hechos recientes del fin de semana.

La quema provocada de unidades vehiculares por un grupo delincuencial que opera en el municipio de Huitzilac, hacia la cooperativa de transportistas de la localidad forma parte de las amenazas que les han advertido desde hace mucho tiempo, de las que hay denuncias formales y no hay respuestas de las autoridades, porque precisamente en Morelos la ingobernabilidad avanza.

El ataque a la comandancia de Puente de Ixtla, es un asunto que en otros años y en otros gobiernos hubiera sido atendido de inmediato, pero hoy son calificados como hechos aislados, debido a que urge terminar rápido las maletas para salir de viaje a China y Japón.

El rebase del gobierno estatal por parte de la delincuencia es más que evidente con la balacera por más de 20 minutos en la colonia Antonio Barona, en la que pudo ser un desencuentro entre grupos delincuenciales.

Sin embargo, de haber una policía efectiva -como lo presume Graco Ramírez y su comisionado Estatal de Seguridad Pública, Alberto Capella, pudo haberse evitado.

Los ladrones salen a las calles porque saben que no hay vigilancia, que las videocámaras siguen sin funcionar y desde donde las manejan, sus encargados están dormidos, o solamente los pocos aparatos que sirven son utilizados para filtrar las imágenes a los medios y que sepan cómo es agredida la sociedad.

El clima de hostilidad que viven la comunidad morelense cada vez suele ser mayor, porque los operativos contra asaltos hacia usuarios del transporte colectivo son solamente para la foto o el video que requieren los medios de comunicación.

Es increíble saber que cada vez hay más bandas de asaltantes en el transporte colectivo, que muchas veces por pelearse el “mercado” entre los ladrones, el pasajero suele salvarse de perder su dinero, teléfonos y algunas cosas de valor que carguen en el momento.

No se diga con el robo de autos, autopartes e incluso el de neumáticos de camionetas de lujo, este ha incrementado y dentro de las agencias del ministerio público son las denuncias más presentadas.

Esto es Morelos tierra de libertad para robar y sin trabajo, porque la realidad es que también derivado de la crisis económica nacional lentamente va en aumento el desempleo, con el cierre de negocios.

A cambio el discurso oficial es que por estas tierras no pasa nada, todo está tranquilo, que las balaceras, el muerto nuestro de cada día, los asaltos y atracos forman parte del progreso que ha implantado el gobierno de la Nueva Visión, el Gobierno Progresista y la Nueva Visión Morelos.

En este Morelos en el que no pasa nada, la política social del gobierno de Graco Ramírez es amedrentar a sus enemigos, comprar conciencias y generar pánico con campañas denostativas.

Pero el gobernador por su falta de residencia en Morelos desconoce que la sociedad le ha perdido el miedo, que lo enfrenta a pesar de tener la protección del gobierno federal y que por ello cada vez que lo ve en las calles suele gritarle “ladrón”.

Quizá por ello a costa de los recursos que genera el pueblo de Morelos saldrá, próximamente, de viaje hacia el medio oriente, en busca de la inversión personal de su imagen y no la de la entidad.

El estado está incendiado y es innegable, tanto por la delincuencia como el enojo social, contra una persona y su familia que también lo consideran de su propiedad personal.

 

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