Capital político
El PRD se monta en el gasolinazo
Miguel Ángel Mancera ha querido tomar el liderazgo de las protestas antisistema.
A fin de frenar la caída en picada del PRD y de la imagen del Gobierno de la Ciudad de México, la dirigente nacional perredista, Alejandra Barrales, y el gobernante Miguel Ángel Mancera se envolvieron en la redituable bandera del antigasolinazo.
Durante los primeros cuatro años de su administración, Mancera caminó de la mano del presidente Enrique Peña Nieto y lo apoyó casi en todo, a costa de las críticas de su propio partido, que lo veían muy cercano a Los Pinos.
En público y en privado, el jefe de Gobierno dejaba en claro su apoyo a las políticas públicas del mandatario, y en la CDMX el PRI capitalino recibió la instrucción de no tocar al doctor “ni con el pétalo de una rosa”, pues era amigo.
Ahora que las cosas no van muy bien para el país, Mancera ha querido no sólo alejarse de la maltrecha imagen del Presidente, sino que incluso se ha dedicado, en las últimas semanas, a criticar sus decisiones y a poner en duda sus capacidades.
Sea real o pactado este alejamiento con Peña Nieto, el jefe de Gobierno ha querido tomar el liderazgo de las protestas antisistema y moverse al lado izquierdo del tablero político para no dejar que Morena se robe todos los reflectores.
Sus movimientos han sido evidentes, incluso dentro del propio PRD, donde ha estirado la liga con corrientes como la de Los Chuchos, cuyos gobernadores afines han querido hacerlo a un lado en la lucha por la candidatura presidencial de 2018.
Apenas a finales del año pasado, Mancera no fue invitado a la reunión entre gobernadores perredistas, como el tabasqueño Arturo Núñez, el quintanarroense Carlos Joaquín, el tabasqueño-morelense Graco Ramírez y el michoacano Silvano Aureoles.
En esa reunión del Club de Toby amarillo quedó claro que el jefe de Gobierno era de otro corral y que no lo apoyarían, aunque, apenas este fin de semana, Mancera logró firmar un pacto de hermandad con Aureoles, allá en Michoacán.
Tan de la manita andan, que se fueron juntitos a Puebla este domingo; habrá que ver cómo toman eso Graco, Joaquín y Núñez. Sobre todo el gobernador de Morelos, que es gato de Los Chuchos y enemigo directo de Mancera.
En el caso de Barrales, a ella prácticamente no le tocó ni el Pacto por México ni el acercamiento con Peña Nieto ni el desfonde del PRD. Ella llegó de bombera, cuando el partido se estaba quemando, y no lo ha hecho mal.
Hábil como es, ya encontró la plataforma desde la cual reposicionar su imagen pública rumbo a la candidatura del Gobierno de la CDMX en el 18, y es capitalizando el enojo ciudadano por el gasolinazo.
Ayer, las tribus de su partido organizaron una marcha y le cedieron a ella el templete como única oradora; hoy empieza a tramitar amparos individuales contra el aumento de las gasolinas, lo que se traducirá en padrón extra de simpatizantes para lo que se ofrezca.
Parece que este incremento ha sido gasolina pura para reavivar el motor tanto de Mancera como de Barrales y del PRD.
CENTAVITOS... Y hablando de candidateables, quien recibió un fuerte respaldo en su lucha por amparar a la CDMX contra el pago diferenciado de las gasolinas fue el consejero jurídico Manuel Granados. Al exlíder de la ALDF se le unieron sus colegas doctores en derecho Raúl Carrancá y Rivas, Eduardo López Betancourt, Julián Güitrón Fuentevilla, Jesús González Schmal, Juan Nájera, representante de la Barra Mexicana de Abogados; Thalía Vázquez, abogada de las autodefensas, y dirigentes de organizaciones sociales como el Frente Auténtico del Campo. Todo un trabuco.