El peor gobierno mexicano ante Trump
Mientras el gobierno y sus apologistas siguen achacando la mayoría de nuestros males al hoy nuevo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, la realidad es que el Presidente y sus muchachos son el peor gobierno que pudo habernos tocado para enfrentar el vendaval.
Este gobierno sigue enfrentando dos dilemas: el repudio nacional por una crisis económica descomunal, y la necesidad de servir de tapate al nuevo mandatario de la nación más poderosa del mundo.
Síntomas inequívocos de que Peña y compañía se inclinan ante el nuevo tirano, acaso uno peor que ellos:
1.- Las malas lenguas dicen que el primer nombramiento de Trump en México –sin que aún hubiese tomado posesión como Presidente- es el de Luis Videgaray, junto con la responsabilidad de “reconstruir” la relación con el empresario norteamericano venido a más. A estas alturas, habrá que hacer filas para pedir perdón al ex secretario de Hacienda y prenderle todas las veladoras del mundo, porque sin ser experto en el servicio exterior mexicano, tiene a su cargo ablandar el corazón del tirano, para que no nos vaya peor.
2.- La entrega del “Chapo” Guzmán al gobierno de Estados Unidos quiere verse como el último gesto de buena voluntad del gobierno mexicano para con el ya ido Obama, cuando en realidad es una muestra de subordinación al nuevo gobernante.
3.- Frente a la andanada de anuncios y estrategias que sí puede cumplir en lo que se refiere al muro y la repatriación de connacionales advertida por el hoy Presidente 45 de los Estados Unidos, Peña y compañía sólo responden con una estrategia de saliva, porque no hay sustento económico siquiera para fortalecer la asistencia legal a nuestros hermanos en tierra ajena.
4.- El gobierno mexicano ya dobló las manos al advertir que sí va dispuesto a la renegociación del Tratado de Libre Comercio, pero partiendo del ingenuo argumento de los beneficios que ha representado para ambas naciones.
5.- La renegociación entrada en vigor en 1994 demostró la fuerza de la imposición del más fuerte, como siempre ha sido a lo largo de nuestra penosa historia en los casos de invasiones e intereses de nuestros vecinos del norte; ¿el actual gobierno es lo suficientemente fuerte para resistir a la nueva embestida, cuando el gigante imponga nuevamente las reglas del juego?
Y para colmo, las debilidades del actual gobierno:
1.- Un Presidente, como Peña, que tiene los más bajos niveles de aceptación en muchísimos años en nuestro país.
2.- Un gobierno que no cuenta con el respaldo del pueblo.
3.- Un pueblo mexicano volcado contra su clase política y sus gobernantes por la dilapidación de los dineros de todos, la corrupción, el empeño de futuras generaciones con las deudas, y una crisis que ellos no experimentan ni remotamente, entre los sueldazos, los bonos, las comisiones y las posibilidades de los grandes negocios.
4.- Un malestar social –o mal humor, como quiera decirle Peña- que amenaza con seguir creciendo cuando dentro de unas semanas más nos receten un nuevo gasolinazo y una nueva cascada de aumentos en los precios de bienes, servicios y, sobre todo, alimentos.
Justo en el momento histórico crucial de la llegada de un desquiciado racista a la Casa Blanca, nos toca la mala suerte de que, en el país, hay un gobierno incluso menos legítimo que el de Estados Unidos, no sólo por los votos -¿a poco Peña ganó con el 40 por ciento de los sufragios?-, pero también por la corrupción, un pésimo desempeño y, en muchos casos, la ineptitud.
De nuevo serán las organizaciones sociales las que atiendan las tragedias de los deportados o de los que por miedo regresen, porque el gobierno no tiene dinero para eso.
Justo en momentos tan terribles, tenemos el peor gobierno imaginable…