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WASHINGTON, D.C. (AFP) .- El multimillonario Donald Trump prestó juramento este viernes como 45° presidente de Estados Unidos y anunció que blindará las fronteras del país a los inmigrantes y lo protegerá de “los estragos” provocados por el libre comercio.
La altanera exestrella televisiva de gran copete dorado y sin ninguna experiencia política, que sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama, dijo que privilegiará siempre los intereses estadounidenses.
“Desde hoy, una nueva visión gobernará nuestra tierra. Desde hoy, pondremos a Estados Unidos en primer lugar”, afirmó en su discurso inaugural, cuyo inicio coincidió con una llovizna.
Trump, que quiere deportar a millones de inmigrantes y construir un muro en los 3 mil 200 kilómetros de frontera con México, también enumeró “dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses”.
“La ceremonia de hoy tiene un significado muy especial porque no estamos meramente transfiriendo el poder de un gobierno a otro, o de un partido a otro. Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndoselos a ustedes, la gente”, dijo Trump, que prometió asimismo erradicar “el terrorismo islámico radical de la faz de la tierra”.
Lamentó que Estados Unidos “enriquezca a industrias extranjeras” y “subsidie ejércitos extranjeros”.
“Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (…) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas, y destruyen nuestros empleos”, sostuvo.
La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.
“Voy a luchar por ustedes con cada aliento, y nunca, nunca los decepcionaré. Estados Unidos volverá a triunfar; triunfará como nunca antes”, dijo Trump.
Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un nuevo presidente en cuatro décadas.
Protesta violenta
La capital del país fue tomada por decenas de miles de simpatizantes que agitan banderas estadounidenses y calzan gorras de béisbol en las cuales se lee “Devolver la grandeza a EEUU”, el eslogan electoral de Trump, pero también por manifestantes contra el racismo, los derechos de las mujeres y los inmigrantes.
La mayoría de las protestas fueron pacíficas, pero al menos una terminó en violencia: decenas de manifestantes, muchos vestidos de negro y encapuchados, lanzaron piedras, quebraron vidrios de varios comercios y un banco y fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos.
“¡No a las deportaciones, no al Ku Klux Klan, no a un EU fascista!”, coreaban los manifestantes.
Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, llegaron al Capitolio desde la Casa Blanca, en una limusina junto a Obama y su esposa Michelle.
Michelle vestía un elegante vestido largo rojo oscuro, mientras Melania optó por un vestido y una chaquetilla de cachemira celeste cielo de Ralph Lauren, muy en el estilo de la exprimera dama Jackie Kennedy Onassis.
En las escalinatas del Congreso Trump prestó juramento sobre dos biblias sostenidas por Melania, exactamente al mediodía, hora local: una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.
Obama y tres expresidentes, Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush, le observaron atentamente, así como su rival demócrata en las pasadas elecciones, Hillary Rodham Clinton, a quien Trump arrebató la oportunidad de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.
Tras el discurso de Trump, Obama abordó con su esposa un helicóptero de la Marina para dirigirse a la base Aérea de Andews y desde allí dejar Washington luego de ocho años en la Casa Blanca.