Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

La intención de destituir al alcalde de Cuernavaca sigue vigente, los procesos jurídicos continúan y la presión política se mantiene. El futbolista está dejando ir el momento a su favor, en lugar de buscar alianzas y apostar por la gobernabilidad, se mantiene en el limbo. La soberbia es mala consejera.

El conflicto entre la clase política y el alcalde de Cuernavaca no ha terminado. En cuatro ocasiones el futbolista ha ganado la partida y evitado las acciones de los diputados, pero el duelo aún no termina. La intención de remover a Cuauhtémoc Blanco de la silla presidencial sigue vigente, se analiza en el congreso y se impulsa desde la dirigencia del PRD. El futbolista aún no puede cantar victoria.

A Cuauhtémoc Blanco Bravo se le iniciaron dos procedimientos por parte del Congreso de Morelos: primero la revocación del mandato y después el juicio político. En ambos procedimientos logro dos suspensiones, es decir, cuatro medidas cautelares: la primera en cuanto a la revocación del mandato por parte de la SCJN, la segunda en el Juzgado Cuarto de Distrito con sede en Cuernavaca, la tercera ante el máximo Tribunal Constitucional del país por el juicio político y la cuarta en el Primer Juzgado de Distrito con sede en Cuernavaca.

Todas las suspensiones otorgadas al presidente municipal de Cuernavaca, refieren los abogados, fue “por la apariencia del buen derecho”, es decir, sin analizar la forma y el fondo de ninguno de los dos procedimientos incoados; “están sostenidas con alfileres” y gozan de un alto ingrediente político, dicen.

La queja que presentó el Congreso de Morelos ya fue declarada “fundada” por parte del Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa con número de expediente 20264241, por lo que el Tribunal Superior de Justicia de Morelos ya puede culminar el procedimiento, pero no remover al futbolista porqué todavía subsiste la suspensión que le concedió la SCJN.

La estancia de Cuauhtémoc Blanco como alcalde de Cuernavaca es endeble por la fragilidad de las suspensiones que se le concedieron; un elemento a favor de Blanco Bravo fue la omisión cometida por el director jurídico del congreso, un abogado de apellido Serrano (gente de Paco Moreno) quien de manera sospechosa no ingresó los recursos de revocación contra la admisión de la controversia constitucional y contra la medida cautelar.

En esta historia de poder y lucha jurídica hay varios puntos que vale la pena analizar. En cuanto al duelo legal se refiere, hasta ahora el edil va ganando la batalla porque sus adversarios han cometido errores atribuibles a la desesperación por removerlo del cargo o a las traiciones internas. En este plano hay que observar que el futbolista ha obtenido respuestas casi inmediatas y favorables de la corte, lo cual le ha permitido en cuatro ocasiones librar los embates del poder legislativo.

Políticamente también existen elementos interesantes que observar: la batalla entre Blanco y los diputados se da en varios niveles; el congreso es quien ha tomado la bandera en su contra, pero es Rodrigo Gayosso quien impulsa las acciones. Blanco no tiene apoyos políticos locales, pero pareciera tener un manto político protector desde México que le concede tranquilidad y respuestas amigables de la corte. “Osorio Chong protege a Cuauhtémoc Blanco” ha dicho insistentemente el hijastro del gobernador Graco Ramírez.

El mejor momento para expulsar al futbolista quedo atrás, pero el interés del dirigente perredista de sacarlo de la carrera electoral del 2018 no cesa. A finales del mes de diciembre pasado el abogado promotor del juicio político y el abogado defensor de Blanco se reunieron para tratar de conciliar; Carrancá se quería desistir del Juicio y el equipo del alcalde trató de aprovechar las circunstancias, pero la reunión termino mal porque los representantes de Blanco procedieron con arrogancia.

Carrancá y Rivas se decía listo para desistirse de la acción en contra de Cuauhtémoc Blanco Bravo, estaba lastimado y distanciado del equipo de Gayosso, quería bajarse del pleito y buscaba una salida decorosa; pero Cirpriano Sotelo, Arrese y Sanz menospreciaron al abogado y desaprovecharon la oportunidad de matar el tema; en lugar de solucionar el problema, avivaron el enfado del abogado y permitieron a los adversarios del alcalde retomar la relación con Carrancá y mantener vivo el juicio. “Está haciendo el ridículo… su prestigio se está diluyendo… más sabe el diablo por viejo que por diablo” insistía Cipriano. Raúl Carrancá salió molesto de la comida y decidió continuar el proceso de juicio contra el alcalde.

El conflicto entre la clase política y el edil capitalino no ha concluido, aunque los escenarios se mueven constantemente. Las suspensiones que ha obtenido el futbolista son endebles y pueden caerse en cualquier momento, los magistrados responden a los intereses del gobernador y en el congreso, aunque el voto se ha dividido, es altamente probable que se imponga la voluntad de Gayosso.

Socialmente la batalla la ha ganado el futbolista, pero al final eso puede no ser suficiente para mantenerlo en el cargo. Cuauhtémoc Blanco ha perdido tiempo valioso sin tomar decisiones, las cuatro victorias parciales no han resuelto el problema de fondo y ni él ni su equipo han operado políticamente para desarticular los frentes de ataque. Blanco y su gente siguen en la luna, apuestan a la suerte y no hacen nada por recomponer la gobernabilidad municipal. El apoyo ciudadano al futbolista es porque los diputados y el gobernador tienen muy mala imagen, pero esta simpatía no durará si la ciudad sigue tan descuidada e insegura como hasta ahora.

Cuauhtémoc Blanco está librando una batalla con muchos frentes y pocos aliados. El americanista confía en sus operadores, esos mismos que le han distanciado con todos y a quienes debe la ingobernabilidad municipal. La protección federal al edil es importante, pero no será eterna; Cuernavaca luce descuidada, con malos servicios, insegura, oscura, sucia y sin rumbo. La gente prefiere a un futbolista sobre un político, pero nunca lo defenderá a costa de su propia seguridad y estilo de vida.

Los problemas legales, políticos y sociales de Cuauhtémoc Blanco no han terminado. Si el munícipe no hace algo, pronto volverá a estar en el ojo del huracán.

  • posdata

El año pasado el gobierno de Graco Ramírez suspendió el programa de verificación vehicular en Morelos bajo el argumento de que los 42 centros de verificación existentes en el estado no contaban con la tecnología adecuada para llevar a cabo el procedimiento de control a través del Sistema de Diagnóstico a Bordo (OBC, por sus siglas en inglés).

Con ese pretexto la administración perredista de Morelos canceló las concesiones existentes e inició el procedimiento para renovar los verificentros; a la vuelta de varios meses adjudicaron sólo 12 nuevas concesiones con el objetivo de “hacer el negocio más rentable”.

Hasta el día de hoy los automovilistas de Morelos siguen sin poder llevar a cabo la verificación de sus unidades porque los nuevos centros de control no funcionan; el procedimiento que llevó a cabo la Secretaría de Desarrollo Sustentable ha sido cuestionado, se habla de manejos irregulares, adjudicaciones con dedicatoria y distintos actos de corrupción cometidos por funcionarios y empresarios.

El negocio de la verificación vehicular es millonario y en el caso de Morelos, dicen, la historia se definió antes de ser escrita. Un fuerte monopolio que maneja ese ramo en la Ciudad de México llegó a Morelos y de golpe desplazó a todos los verificadores locales. Cabe señalar que muchos de los verificentros fueron entregados al final del sexenio de Marco Adame por el entonces secretario Fernando Bahena, a quien acusaron de vender las concesiones.

El anuncio de la suspensión de la verificación en Morelos se dio un día después de la entrada en vigor de la Norma Oficial Mexicana de Emergencia que establece límites de emisión de contaminantes más estrictos para vehículos que circulan en la Ciudad de México, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala, entidades que conforman la Megalópolis. La norma fue el pretexto ideal para que el gobierno de Graco Ramírez tuviera a la mano otro negocio millonario.

Topiltzin Contreras anunció en julio del 2016 que el programa de verificación vehicular en Morelos reiniciaría en enero del 2017 con la puesta en marcha de nuevos verificentros. “En enero tendremos un nuevo Programa y una nueva estructura que será más transparente, mucho más eficiente y mucho más precisa”. Hasta ahora el programa sigue sin funcionar, los vehículos de Morelos que viajan a la CdMx son constantemente detenidos y multados y no hay fecha para que los 12 nuevos centros verificadores comiencen a operar.

Algunos de los empresarios que participaron en la licitación de estos nuevos puestos de control denuncian que no hubo transparencia en la adjudicación de las 12 concesiones y señalan que los nuevos prestadores del servicio no son eficientes, pues al día de hoy el programa sigue suspendido debido a las complicaciones técnicas que estos establecimientos han afrontado. 

El compromiso del gobierno del estado con el grupo de nuevos concesionarios es enorme, pues en lugar de transparentar la adjudicación y abrirlo a otros interesados que pudieran tener la capacidad de iniciar cuanto antes el programa, decidió mantenerlo suspendido hasta que los 12 verificentros puedan subsanar sus deficiencias y comenzar a prestar el servicio. En tanto eso sucede los ciudadanos morelenses tienen que ir a verificar sus autos a la Ciudad de México o pagar las multas de no tener sus vehículos regularizados.

Detrás de la licitación de los 12 nuevos verificentros de Morelos hay, cuentan, muchas historias de corrupción y tráfico de influencias. La entrega de estos negocios, denuncian cámaras empresariales, no fue transparente ni tampoco se privilegió a los empresarios locales; peor aún: se entregó a un solo grupo que hasta el momento no ha tenido la capacidad de echar a andar los centros de verificación, con la consecuente afectación a los automovilistas.

Por el momento y hasta que los verificentros de Morelos funcionen, quienes tienen la necesidad de acudir a la CDMX y portan placas de Morelos deben sacar una verificación voluntaria en cualquiera de los estados que integran la Megalópolis.

¿Adivine usted quién está detrás de este negocio millonario?

  • nota

La lucha de los políticos contra el alcalde de Cuernavaca no ha concluido, aunque los escenarios han cambiado. Cuauhtémoc Blanco goza de la protección de varias suspensiones otorgadas por el poder judicial, aunque estas no son tan sólidas como algunos piensan; si algunas de ellas se caen, el edil caerá con ellas.

A pesar de ello hay otro aspecto que observar en esta historia: el desgaste político que sufrieron los diputados por este duelo es enorme y ha hecho que varios den un paso atrás. Si Rodrigo Gayosso vuelve a impulsar el proceso de juicio político y desafuero contra el presidente municipal de Cuernavaca (como todo parece indicar), es probable que esta vez el congreso se divida y los votos no sean suficientes.

Dentro de la cámara se está formando un nuevo bloque que parece ya no estar dispuesto a seguir pagando las consecuencias de los arrebatos del hijastro. Rodrigo ha equivocado las formas: lastima, ofende y amenaza; el joven tiene mucho poder, pero no ha podido controlar su carácter y ello le ha complicado las cosas.

El tiempo ha dejado de ser aliado del gobernador y de su hijastro, el 2017 ya es un año electoral y muchos comienzan a ver las cosas de manera distinta. La amenaza política ha dejado de ser efectiva y por el contrario, comienza a provocar división dentro de la cámara; algunos aliados clave del régimen han dado un paso atrás, derivado del estilo de hacer política del dirigente perredista.

La destitución de Blanco Bravo no está en la agenda de los partidos, pero sí en la de Rodrigo Gayosso. Esta lucha ha costado mucho al joven perredista, le ha expuesto a nivel nacional, lo ha lastimado en lo local y ya lo colocó en una situación sumamente incómoda.

En política las batallas no se ganan con fuerza, sino con estrategia.

  • post it

Inició una nueva etapa en el mundo con la llegada de Donald Trump al poder. Las mujeres salen a las calles y nuevamente nos ponen a todos un ejemplo de fuerza, congruencia, resistencia y dignidad.

¿Qué seríamos sin ellas?

  • redes sociales

Tuitero, ególatra, fantasioso, arrogante, irascible, respondón, hipersensible, mentiroso… Así es Donald Trump y uno que otro político mexicano.

Comentarios para una columna contenta: eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco www.facebook.com/Eolopachecomx

Ámbito: 
Local