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Reforma electoral a modo para Graco

 

En el Gracongrueso del Estado se discute ya el contenido de las normas que regirán el proceso electoral 2018, sobre lo cual se dice que existen ya grandes avances para alcanzar acuerdos. Y claro: será la que al desgobernador convenga para garantizar posiciones estratégicas en el próximo sexenio, a fin de dar continuidad al saqueo estatal y permanecer impune.

La realidad es que hay cuestiones que al Graco-Duarte le interesa controlar:

1.- Elevar el número de años de residencia en la entidad de los suspirantes, para sacar de la jugada a más de uno de los no nacidos en Morelos y que tienen amplias posibilidades de llegar a la gubernatura, algunos no por sus capacidades, sino por su carisma y por ser la figura adecuada para practicar el voto de castigo contra el tirano y los suyos, como es el caso de Cuauhtémoc Blanco.

2.- La reglamentación en torno a las coaliciones, para mejorar las posibilidades de sumar (¿o debemos decir comprar?) a los partidos morralla, a fin de restar votos a sus adversarios.

3.- Una de las más delicadas es la renovación de integrantes del Impepac, algunos porque cumplen sus ciclos como consejeros, otros a los que, si no se subordinan al desgobernador, acusará de todo sin probarlo, como acostumbra, con tal de que se aparten para imponer a los suyos. Por si eso no fuese posible o bastara, queda el recurso de mantener al órgano electoral en la anemia económica, para que se subordine a sus intereses.

4.- En 2015 tuvimos una elección de estado, fallida para el desgobernador dado el amplio repudio de la sociedad, a grado tal que en el caso Cuernavaca, la capital, que decide también la contienda gubernamental, el Partido de la Revolución Democrática cayó hasta la cuarta posición, lo que refrenda el hecho de que no necesariamente quien invierte más dinero es el que gana. ¿Qué tan difícil es crear una estructura gubernamental paralela al Impepac, pero al servicio del Graco-Duarte, que se encargue de orientar los destinos de la contienda?

5.- Hay que estar muy atento a todos los obstáculos que la Graco-reforma electoral que se cocina en el Gracongrueso pondrá como insalvables a los candidatos independientes, porque cualquier figura pública de carisma, sobre todo si está alejada de la política, puede ser un nuevo dolor de cabeza para el desgobernador.

En el deber ser, la reforma tendría que contemplar:

1.- La plena autonomía e independencia del Impepac, lo mismo que disponer de los recursos económicos suficientes, ser solvente, sin tener que mendigar ante el desgobernador, para el cabal cumplimiento de su encomienda imparcialmente.

2.- Favorecer la participación electoral de la sociedad, facilitando la competencia a los candidatos independientes, con piso parejo en materia de financiamiento de gastos de campaña.

3.- Establecer gastos de campaña más austeros, cual corresponde a los tiempos que atraviesan el país y la entidad, sobre todo con un desgobernador como el que tenemos, para que las elecciones cuesten menos.

4.- Debería empujar, para su aplicación desde el Congreso de la Unión, que desaparecieran las candidaturas plurinominales, que no representan a la sociedad y que significan un enorme lastre.

5.- Debiera fomentar un modelo de fiscalización minuto a minuto como el que prometió el Instituto Nacional Electoral y que no prosperó, porque en 2015 se había contratado a una empresa española imparcial que no se quedaría callada frente a las marrullerías, por lo que al final fue encargado a la Universidad Nacional Autónoma de México. En el caso de la tierra de Zapata, ¿a poco los agachados del Gracongrueso pondrían ese modelo de fiscalización al momento en manos de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos?

6.- Tendría que definir un nuevo y mejor modelo de comunicación política, en el que no se tapice de posters que contaminan la ciudad ni inunde las televisoras y radiodifusoras locales con spots carentes de ingenio, sensibilidad y compromiso, sino que propicie el debate entre los candidatos, particularmente a la gubernatura.

El deber ser choca con los intereses del desgobernador y los agachados del Gracongrueso, que esperan comprar candidaturas de cara a 2018.

Por eso hay que estar muy pendientes de la Graco-reforma político-electoral que ya se está cocinando en el Gracongrueso.

¿Saben los partidos políticos y los suspirantes de cara al 2018 lo que están negociando sus fracciones parlamentarias a sus espaldas, o ya también tenemos en Morelos Graco-partidos que NO son oposición?

 

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