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Trump se cerró, ¿ahora para dónde?

 

 

Impensable es tratar de hablar y mucho menos negociar con el nuevo Presidente de los Estados Unidos. Y ahora, ¿cuál es el camino que debe seguir el gobierno mexicano para hacer frente a lo que viene?

México tiene dos problemas gravísimos y urgentes:

1.- Su Presidente.

2.- El Presidente de Estados Unidos.

Con respecto al primero, corresponde a los mexicanos definir una estrategia que obligue al mandatario a escuchar las numerosas voces que piden cambiar el rumbo no de nuestra relación con Estados Unidos, que eso se cuece aparte, sino el del modelo de “desarrollo” que está empobreciendo al país.

En lo que concierne a Donald Trump, Peña Nieto ya anunció que nuestras oficinas de representación en el vecino país del norte se convertirán en defensorías de los migrantes, aunque omitió informarnos cuántos recursos económicos habrán de invertirse para ello. En lo que toca al comercio, afirma que la diversificación es el camino.

No obstante, falta definir si a nuestro país conviene una política “espejo”, de cerrarse como lo han hecho los Estados Unidos, o si existe un mejor camino para enfrentar al inquilino de la Casa Blanca.

El gobierno de Peña Nieto parece no darse cuenta de que la mejor manera de enfrentar a Trump es a través de su peor enemigo: el propio pueblo estadounidense.

Efectivamente, hay estados en la unión americana que dependen no sólo de la mano de obra de los mexicanos, sino que en la balanza comercial, venden más a México de lo que nosotros les compramos, por lo que saldrían perdiendo si efectivamente siguen en su locura a Trump.

Tanto el sistema político-electoral como de gobierno en Estados Unidos es muy peculiar y hay que aprovechar esa ventaja. Allá, cada estado es realmente soberano, se da sus propias leyes, tiene sus propios tribunales, castiga a los integrantes de la Cámara de Representantes lo mismo que a los Senadores si no ven por el bien del distrito o estado que representan. Y más aún: ni la Constitución estadounidense ni los tribunales supremos del país están por encima de lo que deciden sus estados.

En términos reales, la visita que Enrique Peña Nieto iba a hacer a Estados Unidos para ver a Trump era un yerro, porque en realidad con quienes tiene que entrevistarse no es sólo con los migrantes mexicanos allá, sino precisamente con los gobernadores de los estados fronterizos y sus empresarios, con los que se tienen lazos casi indisolubles.

Ha tenido que pasar todo esto para que el gobierno mexicano ahora sí pida a los mexicanos en Estados Unidos cerrar filas y unirse. Ni siquiera por el peso de las remesas se había ocupado de ellos.

¿Cuál es el camino para enfrentar a Trump?

Las alianzas con la comunidad mexicana que trabaja allá, con los gobernadores y empresarios estadounidenses que dependen de México y en nuestro país cerrar filas frente a la andanada del nuevo Presidente de la unión americana que viene.

Hay un par de problemas:

1.- Peña no tiene el respaldo social ni de la comunidad mexicana en Estados Unidos y mucho menos de los que nos quedamos en este país a padecerlo.

2.- Que el mayor de los problemas que enfrentamos no es el Presidente Donald Trump, sino el Presidente Peña Nieto y una política entreguista, de subasta de bienes nacionales, de negocio para unos cuantos de la clase político-empresarial del país.

Pase lo que pase en nuestra relación con Estados Unidos, no debemos olvidar que el problema lo tenemos aquí, en un país que no ofrece expectativas de desarrollo a sus habitantes y los fuerza a salir, arriesgándose a todo, incluso la muerte, antes que quedarse aquí a esperar que por obra y gracia del Espíritu Santo los corruptos dejen de serlo, que haya justicia, se acabe el crimen organizado y que la clase política realmente se preocupe por el pueblo.

El gobierno mexicano requiere una estratega inteligente para enfrentar a Trump. Veremos si hay esa inteligencia.

El pueblo mexicano requiere una estrategia inteligente para enfrentar a su propio gobierno y a una clase política de cinco estrellas insensible a las necesidades de todos. Veremos si hay voluntad de enfrentar el reto con inteligencia, sin recurrir a actos violentos…

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