Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

“Me gusta provocar a mi adversarios para ver como negocian; si son débiles los aplasto y si son fuertes negocio”

El arte de negociar (1987) / Donald John Trump

 

Son tiempos difíciles en México, con escenarios inéditos y problemas múltiples. Como nunca nuestro país afronta un futuro incierto en lo interno y en lo externo; el presidente de la república vive un momento crítico y su administración ha perdido casi toda la credibilidad que tuvo cuatro años atrás. Nunca antes un gobierno mexicano enfrento tantos y tan complicados retos a la vez; hoy desde diferentes trincheras se hace un llamado a la unidad nacional. La unión de los mexicanos es clave para que el país, no un gobierno, salga adelante.

A lo largo de cuatro años Enrique Peña Nieto ha cometido muchos errores, principalmente en materia de políticas internas. Los acuerdos de poder que suscribió el priísta rebasaron a las instituciones y corrompieron la política de una forma nunca antes vista. En aras de sacar adelante las reformas estructurales, el gobierno de la república pactó muchas cosas, se comprometió con muchos grupos y perdió legitimidad ante casi todos los sectores.

Hacia el exterior el trabajo que Peña Nieto ha realizado en materia de reformas es reconocido; muchos países de primer mundo como Inglaterra, Italia, Francia y el propio Estados Unidos han intentado por varias décadas sacar adelante reformas similares a las mexicanas, sin poderlo concretar todavía. En ese plano el trabajo del presidente Peña es reconocido, pues coloca a México (lo dice el FMI y el BM) en la ruta de convertirse en una de las primeras cinco economías del mundo en los próximos 15 años.

El problema es que los beneficios de esas acciones se reflejarán en el mediano y largo plazo, y mientras el país sufre de problemas añejos como la inseguridad, la corrupción y la desigualdad social; esos conflictos son aderezados actualmente con una crisis económica muy severa producto de la caída en los precios del petróleo, la depreciación de nuestra moneda y las presiones financieras internacionales.

Pero lo de fondo en el descontento social es más simple: la gente no está conforme con la manera como se maneja el gobierno. La administración federal apuesta fuerte en temas macroeconómicos, pero es omisa en problemas sensibles como la corrupción y la impunidad. El alza en los precios y los servicios no camina al mismo ritmo que los salarios, ni tampoco se refleja en beneficios concretos de los gobiernos para los ciudadanos.

Por un lado el mexicano común enfrenta una política fiscal persecutoria y debe apechugar con el incremento permanente de muchos servicios; frente a ello hay una burocracia dorada que no se ajusta el cinturón como el grueso de la gente y políticos que exhiben los dividendos de sus actos de corrupción. Mientras al ciudadano común se le exige pagar el costo de la crisis, los partidos políticos, los gobiernos federales y los congresos nos cuestan cientos de miles de millones anuales.

Es ahí donde el presidente Peña y su gobierno no han respondido a las demandas populares. Es comprensible que ante el problema petrolero y las presiones económicas internacionales México tenga que asumir medidas emergentes muy severas en casi todos los rubros, pero es inaceptable que mientras los sectores más vulnerables cargan con todo el peso económico de los problemas, la clase política y muchos gobernadores (Morelos es un ejemplo claro de ello) mantienen los mismos gastos y recurrentemente son denunciados por sus excesos y sus multimillonarios actos de corrupción.

Enrique Peña Nieto no es culpable del problema petrolero, ni tampoco responsable absoluto de la falta de modernización de Pemex; tampoco se le puede achacar la caída del precio de nuestra moneda, ni mucho menos la llegada a la presidencia norteamericana de un sujeto que odia a nuestro pueblo. De lo que sí es responsable es de la falta de firmeza de su gobierno contra la corrupción interna y de la omisión ante los permanentes abusos de políticos que saquean las arcas públicas.

Enrique Peña Nieto es culpable por acción y omisión de la impunidad que hay en el México porque no ha tenido el carácter para detener los excesos del poder, no ha querido acabar con los cacicazgos políticos ni ha puesto un alto a los acuerdos partidistas que intercambian un delito por otro. Peña prefiere proteger a los pillos porque políticamente le resulta conveniente.

El gobierno federal también es culpable de su mala imagen porque no saben comunicar, porque no han podido establecer una relación respetuosa con la sociedad ni tampoco entienden que el manejo de la información pública ya no es como la que hacían el siglo pasado. Recientemente un amigo del gobierno federal me dijo “El problema de comunicación lo tenemos todos, hasta Obama que es un rockstar perdió las elecciones”. Verdad a medias: muchas administraciones tienen crisis de prensa, pero muy pocos gobiernos en el mundo enfrentan una falta de credibilidad tan alta como el mexicano… y ello es responsabilidad de funcionarios comodinos que en lugar de ajustar la estrategia y recomponer el camino, buscan una justificación boba para no salirse de su espacio de confort.

Hoy el gobierno de la república está en un punto crítico, pero a la vez se le abre una nueva oportunidad. Por primera vez en muchos años el presidente Enrique Peña Nieto tiene enfrente un escenario en donde prácticamente todas las fuerzas políticas y muchísimos sectores de la sociedad respaldan una postura firme ante el gobierno de Estados Unidos. En cuatro años no ha habido ningún otro tema que unificara los criterios de prácticamente todos los sectores sociales y políticos; el presidente debe aprovechar esa circunstancia, actuar bien y comunicar mejor.

Hace unos días Enrique Peña Nieto estaba en una encrucijada: no debía acudir a la reunión con el presidente de Estados Unidos, pero tenía que hacerlo porque así convenía a los intereses nacionales. La salida se la dio Donald Trump cuando afirmó que si México no estaba dispuesto a pagar por el muro, no tenía sentido reunirse con el presidente mexicano. Peña le tomó la palabra, canceló el encuentro y muchos sectores en México respaldaron su decisión.

Faltan aún muchas cosas que ver en esta complicada historia; el escenario que afrontamos no es sencillo y desde muchos ángulos saldremos perdiendo frente al gobierno norteamericano. Precisamente por eso es importante que el gobierno mexicano actúe con dignidad, valore los escenarios y mantenga a resguardo la soberanía nacional. Si el camino para salir adelante no es Estados Unidos, hay muchos otros lugares del mundo hacia donde podemos voltear a ver. Aunque en esta batalla los mexicanos seremos lastimados, a la vuelta del tiempo se van a abrir otros mercados para nuestro país y podemos iniciar relaciones económicas en otras partes del mundo, empezando por Asia.

Lo que el presidente Trump no ha valorado es que un rompimiento total o parcial con México afecta también a su economía y lesiona los intereses de millones de norteamericanos. México no es el único país del mundo que es atacado por Donald Trump y Estados Unidos ya no es la misma potencia mundial que era antes. En una batalla todos pierden.

Frente a la locura del presidente norteamericano es fundamental la dignidad del gobierno mexicano. En una situación tan compleja como la actual, la clave para salir adelante es la unidad nacional y un cambio radical y real a la manera como se hace política en México.

El balón está en la cancha del presidente Peña.

  • posdata

Tiempos violentos se viven hoy en los partidos y en los pasillos de poder. Los acuerdos se rompen, la palabra no vale y los escenarios cambian a cada momento, porque la confianza se ha perdido. El canalla avasalla porque los personajes decentes no tienen el valor de salir de su zona de confort; prefieren refunfuñar en corto que alzar la voz en público.

Mientras esto no cambie los seguirán avasallando y cada día perderán más credibilidad y confianza de la gente. Los buenos hay que juntarnos, decía Juan José Arreola, porque los malos se juntan solos.

Lo que vemos hoy en Morelos no es bueno para nadie: no sirve a quien compra, ni tampoco a quien vende; este mercadeo político y el cambio constante de colores lo único que provoca es que el ciudadano desprecie más a los políticos y deje de creer en los partidos.

En medio de esta virulencia modulada la pregunta es simple: ¿Habrá alguien en los partidos (todos) capaz de actuar diferente y mostrar que no todo está perdido?

  • nota

Las declaraciones del comisionado de seguridad en Morelos Alberto Capella son, por decir lo menos, llamativas. Dice que el área de inteligencia del estado tiene identificada una red de abogados y periodistas que sirven al narcotráfico y que son operadores de la delincuencia organizada. Tenemos información y evidencias (sic) de los vínculos que existen entre grupos criminales y reporteros; hay periodistas que sirven de “asesores de medios” al narco para posicionar mensajes de estos grupos criminales en las redes sociales, dice el jefe policial.

La declaración es llamativa y amerita pasar del dicho al hecho. Si el comisionado de seguridad tiene evidencia de estas relaciones perversas es fundamental que proceda y desarticulen las redes que protegen y ayudan a los criminales; no hacerlo lo hace cómplice de los delincuentes.

La lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en otros países ha dado frutos cuando los gobiernos desarticulan las redes de apoyo de los grupos delictivos, cuando tocan su estructura financiera y (en este caso) la de comunicación y protección legal. Así sucedió en Colombia y así se hace en varias partes de Europa.

Insisto: si Alberto Capella y su equipo de inteligencia ya identificó “a periodistas y abogados que sirven al narco”, deben actuar en consecuencia. Si no lo hacen, son tan culpable como aquellos a quienes señala.

  • post it

El congreso anunció que seguirá los procesos en contra del alcalde de Cuernavaca y algunos diputados comentan que antes de dos meses el ex futbolista dejará de ser presidente municipal.

Cuauhtémoc Blanco camina sobre piso jabonoso, confía demasiado en su suerte y en sus acuerdos políticos federales, descuidando totalmente el escenario local. El edil capitalino no tiene un buen equipo que le asesore en lo político, ni tampoco cuenta con un gabinete eficiente que haga lucir su administración; su mayor y único valor es no ser un político, pero ese argumento no le va a durar toda la vida.

Los diputados tienen una ruta trazada para sacar a Blanco del ayuntamiento y dejarlo fuera de la carrera gubernamental, pero la estrategia no parece tan sólida como lo presumen. Los últimos procedimientos legislativos contra el americanista fallaron porque no se respetaron los tiempos procesales, pero sobre todo porque no hubo una buena estrategia de medios para fundamentar las acciones.

Hoy los diputados van de nueva cuenta contra el alcalde, han definido a un vocero, pero siguen sin mostrar (ni comunicar) con eficiencia los motivos que les hacen seguir los procesos contra el futbolista.

Si el congreso equivoca los pasos, va a volver a victimizar al alcalde.

  • redes sociales

En un momento tan complejo como el actual, la información es clave en política. Aquellos que no transmitan bien sus mensajes, que no utilicen correctamente todas las herramientas de comunicación ni entiendan la importancia que tienen los tiempos en el manejo informativo, simplemente van a fracasar.

Un ejemplo de ello es el gobierno de Morelos.

  • es viernes

Recordemos algo de lo escrito hace algunos años por mi querido Germán Dehesa.

“Todo irá bien, siempre y cuando entiendas que la ternura también es tu territorio; siempre y cuando entiendas que la mujer tiene exactamente tu misma estatura y que hombre y mujer son indispensables para inaugurar el paraíso. Lo fundamental, hijo mío, la clave del éxito, el secreto alquímico para que sobrevivas en este país de mujeres cada vez más inteligentes y entronas, es que no te me apendejes y que no guardes venenos en el corazón.”

Comentarios para una columna divertida: eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco www.facebook.com/Eolopachecomx

Ámbito: 
Local
Autor(es):