¿DE QUÉ HAN SERVIDO LOS “CAMBIOS” EN EL GABINETE DE GRACO RAMÍREZ?
En sus cuatro años con cuatro meses de “administración”, el gobernador Graco Ramírez ha realizado 10 cambios de secretarios, de 15 con los que inició, más 50 a 60 de subsecretarios, coordinadores, directores y jefes de departamentos sin que uno solo, al momento, funcione.
Desde la salida de Alicia Vázquez Luna, como secretaria de Seguridad Pública, el gobierno estatal comenzó a perder el equilibrio y perdió el objetivo de recuperar la seguridad del estado en 180 días, como fue el compromiso al iniciar el sexenio.
Así han llegado diversos cambios como el del secretario de Economía, Julio Mitre Goraieb, por el de Juan Carlos Salgado Ponce, o bien el de Jorge Messeguer Guillén por el de Matías Quiroz Medina, que llevaban más intereses electoreros que de eficiencia administrativa.
Por diferencias ideológicas también salió del gobierno estatal el ex rector de la máxima casa de estudios de la Secretaría de Educación, René Santoveña Arredondo, para dar paso a una mal agradecida y traidora universitaria venado, Beatriz Ramírez Velázquez.
Entre otras rotaciones fue la salida de Carlos Riva Palacio Than por la de Alberto Barona Lavín, en la Secretaría de Administración, lo mismo que en la titularidad del Trabajo, en donde sigue Gabriela Gómez Orihuela.
Y hay más como en la Secretaría de Comunicación Política, en la de Hacienda y, recientemente, la de la Contraloría, sin que al momento en ninguno haya resultados a favor de la sociedad.
Pueden seguir los traslados de nuevos servidores públicos dentro de la administración de Graco Ramírez, pero la situación es la misma porque no hay dirección, no hay cabeza y ni políticas públicas sociales en un gobierno que carece de sentido.
Repetir lo que muchos han escrito, dicho y hasta interpretado sobre la corrupción de Graco Ramírez y su círculo rojo, que integra al comisionado de Seguridad Pública Jesús Alberto Cappella Ibarra, es perder el tiempo.
Por eso, cada cambio dentro de la administración local carece de sentido, sobre todo cuando el Ejecutivo es obscuridad de su casa y candil de la calle desde hace cuatro años y sus cuatro meses.
La ausencia de Graco Ramírez de Morelos hace que, por ejemplo, en Morelos haya en su primer mes del año 2017 cerca de 70 personas asesinadas, de las que nueve son mujeres y 17 menores de edad, cifra que -por cierto- siembra un precedente interesante.
En inseguridad pública pueden darse mayores datos, pero no es lo único porque para abrir un negocio en la entidad son requeridos más de 120 días, a pesar del programa “Ventanilla Única”, el pago de un diezmo y otras “gratificaciones” por parte de quienes pretenden generar empleos.
La corrupción en la administración actual también está en el pago de impuestos, tanto que la Secretaría de Movilidad y Transporte, aun y cuando cambie de nombre o de titular la situación será la misma.
Los cambios de gabinete en el círculo rojo, como en los demás servidores del gobierno de Morelos carecen de sentido, porque mientras no haya una cabeza y todo el trabajo quede en un secretario de Gobierno sin capacidad de respuesta, entonces de nada sirve.
Sin embargo, el hoy gobernador de Morelos como presidente del sindicato de gobernadores solamente busca tener reflectores en los medios nacionales, sin pensar el gran problema de inseguridad, falta de inversión y de empleo que hay en la entidad.
Por ello, nadie hace caso a los cambios de servidores públicos que hace Graco Ramírez, carecen de sentido, de objetivos, de una propuesta eminentemente social para un gobierno que se hace llamar “progresista”.
Actualmente, con una simple militancia partidista y sin trasfondo filosófico dentro de la administración estatal puede contar con un buen salario, porque los cargos son otorgados a los amigos, a los compadres y aquellos que “se porten bien”.
Estos cuatro años y sus concebidos cuatro meses son los de la corrupción y la impunidad nunca antes vista en Morelos, los de un gobernador con capacidad de mentir más que Pinocho.
En Morelos puede asegurarse que todo pasado fue mejor, antes del actual gobierno todavía hubo grandes zonas en las que podía percibirse la tranquilidad y armonía, hoy eso quedó para el recuerdo.