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OPINIÓN DE LUIS R. AVELEYRA

LAS  RAZONES DE TRUMP

De fuente irreprochable por su seriedad, calidad moral, solvencia y decencia, comparto con ustedes, amables  lectores un acontecimiento que tuvo lugar hace unos cuantos días en el mismo despacho Oval de la Casa Blanca.

Se trata de una reunión entre el Presidente Donald Trump y nueve inversionistas, todos ellos representantes de firmas internacionales de diferentes sectores con fuertes e importantes capitales en México. El único mexicano presente,  un asiduo lector de las imprudencias de quien esto escribe, con las que ADN Morelos me privilegia en publicar y usted bondadosamente  me honra al  brindarme su atención y lee.  Aclaro también, no se trata del ingeniero Carlos Slim.

Según la fuente —cuyo nombre se me pidió no revelar—  el encuentro programado para quince minutos se prolongó durante cuarenta y cinco y los tópicos abordados causaron atención del mandatario norteamericano, así como algunas reflexiones.

Entre otros aspectos se le hizo saber que hay más de fondo en México  que los capitales  invertidos  y los intereses de esa nación en la nuestra no sólo son en dinero, sino que representan, además de mano de obra, tecnología, productividad, competitividad, cercanía y ahorro en transportes; que el desmantelamiento de plantas será más caro en el mediano plazo, aun cuando el gobierno estadounidense  proteja con subsidios la repatriación y reinversión de capitales; que México hoy cuenta con  recursos humanos preparados para la producción. Con números se  mostró al Presidente norteamericano el coste de su objetivo y en un modelo simulado que desmantelar las plantas instaladas en suelo  nacional representa  un precio que representa sacrificar casi ocho años de utilidades;  parte importante de la conversación versó sobre la propuesta de que en vez de desmantelar plantas se creen subsidiarias en los Estados Unidos y que una agresiva política de aranceles contra los productos de manufactura nacional encarecerá para el consumidor norteamericano el consumo y que una elevación de precios lejos de beneficiar será nociva para la clase media norteamericana.

Con tales cavilaciones y otras más, el mandatario norteamericano —cosa rara— pareció receptivo. La reunión al más puro estilo capitalista versó sobre la única divisa que entienden muchos norteamericanos: “bussines are bussines, money is money” que traducido a nuestro castizo idioma es: “negocios son negocios, dinero  es dinero…” Obviamente por elegancia, discreción y con en la tónica descrita, se eludieron temas como el oprobioso muro y la política de repatriación de connacionales. No venía al caso.

Ya casi al finalizar el encuentro,  nuestro coterráneo presente espetó al  Presidente Trump sobre su animadversión hacia México. La respuesta fue inesperada:

“—no odio a México ni a los mexicanos, hace algunos días hice negocios para un desarrollo inmobiliario en su país, pero mis experiencias han sido algunas de ellas funestas y me han costado mucho dinero”

“El sistema de impuestos es  infame y todos tratan de aprovecharse de las circunstancias. La corrupción es desmedida y su gobierno no hace nada. La inseguridad crece día a día y las autoridades poco hacen; nos acusan a nosotros pero el mal está en ellos.

“Tan sólo General Motors perdió doce millones de dólares en un año por el robo de autopartes  a lo largo de las vías férreas. Su gobierno quisiera que, como ellos,  le abriéramos indiscriminadamente la entrada a  los miles de centroamericanos y de otras partes, gente que no sirve que sólo nos causa problemas y nos cuesta. Su presidente no es de fiar, traicionó a mi antecesor, lo quiso engañar;  dígame usted que es mexicano, ¿quién en su país acepta a su gobierno?, muchos son pillos que llegaron a enriquecerse,  sin un gramo de decencia y con toda desvergüenza…

“Es un gobierno en el que ningún mexicano cree, ¿por qué nosotros debíamos de confiar?, dígame qué interlocutor válido puede tener alguien que no tiene la suficiente autoridad dentro de su casa, que tiene gobernadores huyendo de la justicia y son ejemplo de robo burdo?

“Su sistema de justicia tan infame y corrupto como su gobierno, incapaz de defender los derechos de las personas y sus bienes. Su país vive un momento dramático,  vergonzoso, su gobierno ha sido incapaz de administrar bien la crisis…

“ Su país se convirtió en una selva, véalo en las protestas últimas,  gente atacando tiendas, destruyendo todo a su paso, robando lo que no es suyo, con un gobierno incapaz de contener el descontento de  las personas y tan impopular…

De las expresiones vertidas por el Presidente Trump quedan en claro, además de sus ideas, su imagen sobre el país y la Administración del  señor Enrique Peña Nieto:

  1. México en este momento carece de interlocutores eficaces y los que pudieran provenir del gobierno no lo son
  2. El actual inquilino de la Casa Blanca tiene animadversión y recelo sobre las autoridades mexicanas
  3. El actual gobierno mexicano carece de la legitimidad moral para entablar con los Estados Unidos un diálogo constructivo
  4. Hace falta estrategia e inteligencia por parte del gobierno mexicano para tratar el nuevo escenario que plantea la Casa Blanca sobre la relación mexicano – norteamericana
  5. El gobernante mexicano representa muy poco peso en el ánimo de Trump
  6. El gobierno mexicano tiene que ir más allá del discurso pueril y reconstruir la relación bilateral bajo un esquema que cambie la actual imagen del presidente estadounidense, en el entendido que a la actual Administración mexicana le restan sólo veinte meses, los más difíciles, y Trump tendrá aun tres años diez meses en el poder.

Los actuales, son momentos de dolor y emergencia nacional, ojalá haya alguien que lo prevea y se olvide de la suficiencia, de la soberbia y tenga la suficiente honestidad para reconocer la crisis existencial que se vive, la necesidad de cambiar rumbos y hacer algo por esta dolorida nación.

Como bien acuñó Nemesio García Naranjo hace más de un siglo: “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos…”

 

 

 

 

 

 

 

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