Hasta hoy han alzado la mano un total de 28 “suspirantes”, 22 de ellos con una clara pertenencia partidista, seis que dicen que la buscarán por la vía independiente y solo uno de ellos que tiene asegurada la candidatura desde que creó su propio partido.
El fenómeno inédito lleva a la pregunta obligada. ¿Por qué la fiebre de presidenciables?
Unos dice que es reflejo natural del mexicano: “Un candidato presidencial en cada hijo te dio”. Otros creen que se trata de una fiebre que —al final— podría picar a medio centenar de “suspirantes”. Y los más aventurados señalan que la elección de Donald Trump —en Estados Unidos— confirmó que “hasta el más idiota, ignorante y desinformado se puede convertir en candidato y luego en presidente”.
Como sea, a estas alturas ya recorren el país muchos de los 28 que creen tener una posibilidad como “suspirantes” presidenciales, en tanto que muchos otros preparan su lanzamiento en los meses por venir. Y es que la “diarrea” de presidenciables está lejos de terminar.
Sin embargo —y a pesar del elevado número de “pretensos”—, lo cierto es que aquellos con posibilidades reales de ser candidatos formales y de aparecer en la boleta de junio de 2018 no pasa de cinco. El resto —en su mayoría— son oportunistas y vividores que han visto en la aspiración presidencial un escaparate “busca chamba”.
Como saben, el único candidato seguro —y cuya candidatura es ilegal e ilegítima— se llama Andrés Manuel López Obrador. También es el “candidato presidencial frecuente”; va por su tercera postulación. Otro caso “frecuente” es Cuauhtémoc Cárdenas, quien va por la cuarta postulación, sea independiente, sea por el PRD.
Otro inédito sería la posibilidad de que Cárdenas y Obrador se enfrenten en la presidencial de 2018, ya que son padre e hijo político. El choque sería titánico. Los dos son serios asdversarios y reales contendientes. Hoy por hoy AMLO encabeza todas las encuetas por una razón natural. Es el único aspirante seguro. Las cosas cambiarán cuando todos los candidatos estén en campaña. Por lo pronto, muchos bobos de la política y la empresa ya venden su alma al —diablo— tabasqueño. El tiempo los desengañará.
En el PRI el número de candidatos hasta hoy enlistados es de nueve: Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila, Luis Videgaray, Manlio Fabio Beltrones, Aurelio Nuño, José Antonio Meade, Ivonne Ortega, José Calzada y José Narro. Muchos enlistados, pero pocos con posibilidades reales.
Lo cierto es que solo tres tienen posibilidades reales —en ese orden—, Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila y Luis Videgaray, el resto juegan el juego del poder.
En el PAN la historia no es muy distinta. La lista de pretensos es de seis: Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle, Ernesto Ruffo Appel, Miguel Márquez Márquez y Javier Corral.
A pesar de la abundancia de nombres, las posibilidades reales solo las tiene Margarita Zavala, la única figura capaz de hacer frente a Andrés Manuel López Obrador. Y es que frente al enojo de muchos ciudadanos por la mala actuación de la clase política, todos los enojados que no ven a AMLO como alternativa, ven a Margarita Zavala como una buena opción.
Ricardo Anaya, el presidente nacional del PAN, podría ser un buen candidato, pero no pasaría de eso. ¿Por qué? Porque se trata de un liderazgo producto de los fenómenos mediáticos, un globo inflado a golpes de spot. Y Rafael Moreno Valle es otro invento del derroche que pronto podría ser derribado y hasta enviado a la bodega del traje de rayas.
En el PRD el único con posibilidades reales se llama Miguel Mancera, si es que finalmente se lanza como independiente, apoyado por un frente amplio. El resto de suspirantes nada tienen que hacer: Graco Ramírez y Silvano Aureoles.
También es larga la lista de independientes. El único con posibilidades reales es Jorge Castañeda, el afanoso ex canciller; el resto, Jaime Rodríguez Calderón, Pedro Ferriz, Gerardo Fernando Noroña, el general en retiro Mauricio Ávila y Armando Ríos Piter. Y por último aparecen Enrique Alfaro, quien podría ser candidato por Movimiento Ciudadano, y Gabriel Quadri, por el Panal.
¡Hagan sus apuestas, señores!
Al tiempo.