FUEREÑOS, PELEAN LA PLAZA DE ARMAS COMO SI FUERA PROPIA
Como perros y gatos, Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco han iniciado una batalla más, ahora por el control de la Plaza de Armas “Emiliano Zapata” de la que, ambos han corrido a los nativos de Cuernavaca y del estado, por anteponer sus intereses personales.
Mientras ellos pelean por un espacio que pertenece a la sociedad, el zócalo y la propia Plaza de Armas huele mal, tanto que visitantes y la sociedad local prefiere rodear la zona.
Los 46 o más de 100 millones “invertidos” en la Plaza de Armas, solamente sirvieron para correr a quienes utilizaban la zona para recreo, hoy ya dejan de darse clases de ajedrez, de danzón, de dibujo para menores y también ya no hay sombra para disfrutar del paisaje que representa el Museo Cuauhnáhuac.
La zona de esparcimiento social, en la que los fines de semana actores conocidos como “payasitos” ofrecían a las familias sin capacidad financiera para ir al cine o al teatro quedó terminada, porque para el gobernador Graco Ramírez son los que menos cuentan.
Ahora con la “nueva administración” hay personas que tienen vedado el paso por la zona, violándose su derecho Constitucional de tener un libre tránsito sobre las áreas públicas.
Quizá el gobernador ha vetado el paso en la zona para que dejen de darse cuenta que en las obras realizadas en la Plaza de Armas hay un gran fraude, un robo de más de 100 millones de pesos.
En cinco meses de haberse reabierto la zona pública, es evidente que los materiales utilizados para la Plaza de Armas fueron de quinta calidad, que nunca llegaron las áreas verdes ofrecidas y habrá que decir que en la parte sur la sembradas ya no existen, hay tierra o plantas secas por la falta de mantenimiento.
Huele a orines, a fetidez y por el material colocado como piso de la Plaza de Armas, el calor es mayor, es intransitable en ciertos horarios y las bancas están abandonadas, porque no hay la sombra de antes.
Al igual que el Zócalo de Cuernavaca, el esparcimiento público quedó de lado y el lugar es un sitio en abandono, lamentablemente a cambio de devolver a la sociedad su espacio, hoy el gobierno de Morelos y el de Cuernavaca pelean lo que no les pertenece.
Es triste ver que también el Palacio de Gobierno, obra iniciada por el entonces gobernador Rodolfo López de Nava y concluida por Emilio Riva Palacio Morales, este cerrado para la sociedad, por un cumulo de vallas metálicas que impiden a turistas conocer el edificio.
Y por si fuera poco, también el edificio del Poder Ejecutivo está abandonado, pareciera que es ahora parte de una empresa privada y dentro del mismo solamente pueden ingresar quienes ahí laboran, porque además no hay quien atienda a la ciudadanía.
Relegados por gobiernos fuereños, en Cuernavaca y el estado se han apropiado de lo que pertenece a la sociedad, lo hacen propio y ahora también lo pelean como perros y gatos.
Pero dejan de preocuparse por la alta incidencia en los asaltos que hay en la zona, porque los elementos del Mando Único o Policía Morelos sirven únicamente para cuidar tiendas de conveniencia, o bien resguardar los edificios públicos para evitar que entren los morelenses.
Esta es la lamentable situación que tenemos en Morelos desde que llegó a cobrar en el Poder Ejecutivo un tabasqueño, en Cuernavaca un ixtleco y luego un defeño, quienes se han preocupado más por amasar fortunas personales y ausentarse de estar de lado de la sociedad.
La pugna por el manejo de los negocios en Morelos, ha provocado el incremento de la delincuencia, incluso que la misma opere desde las mismas oficinas del Palacio de Gobierno; un campo abandonado, sin inversiones ni empleo y –al final- un retraso en perjuicio de todos los nativos.
Son cuestiones que ni el nacido en Milpa Alta (en la Ciudad de México) y médico partero, Matías Quiroz Medina, puede negar, porque como simple ejemplo está la abandonada Plaza de Armas que pelea como si fuera propiedad de Graco Ramírez y familia.