El ocaso del poder
¿Dónde estarán los graquistas después de este sexenio?
Los ciclos en la política no cambian, a pesar de las circunstancias. Los primeros tres años del gobierno estatal son claves para definir el rumbo de una administración, para establecer las bases de un proyecto y aprovechar toda la fuerza del gobernante. La segunda mitad es distinta, entonces comienza el declive del poder, es momento de consolidar las acciones, sanar heridas y preparar la salida. La fuerza de un gobernador nunca llega hasta el final del sexenio.
Algunos gobernantes han tratado de estirar al máximo su poder; Lauro Ortega se mantuvo fuerte hasta el final, pero ya muy acotado en los últimos meses de su administración. A Riva Palacio la fuerza se le terminó pasado el cuarto año, Carrillo se retiró del escenario después del segundo tercio, Sergio Estrada se debilitó sustancialmente después del tercer año y Marco Adame administró la crisis pasada la segunda mitad de su administración.
A Graco Ramírez la fuerza se le comenzó a escapar hace más de un año, aunque su imagen comenzó a deteriorarse aceleradamente apenas a los doce meses de gestión. Hoy el tabasqueño luce ausente, empequeñecido y muy distante de lo que era al arranque de su administración.
El gobernador perredista ha perdido fuerza nacional y margen de manobra política. Su grupo, Los Chuchos, ha venido a menos luego de los acontecimientos en Iguala y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Eso y los malos resultados locales han cerrado puertas a un hombre que en algún momento se vio a si mismo como un fuerte aspirante a la presidencia de la república y hoy solo espera no ser encarcelado después de que concluya su encargo.
Desde hace varios meses Graco ya no gobierna Morelos, ese encargo lo ha dejado en manos de Rodrigo Gayosso, quien se ha empoderado, pero no ha cambiado el estilo que hizo fracasar al tabasqueño. Uno, el primero, se confrontó con todos los sectores, se enemistó personalmente con muchos grupos y aplicó una política represora; el otro, el segundo, sigue los mismos pasos, con la variante de que no tiene los resortes políticos nacionales de Graco, ni la capacidad para evitar los problemas que vendrán al término de esta administración.
De manera natural el poder se extingue y los grupos, personas e intereses empezarán a cambiar de bando. Aquellos que por mucho tiempo apostaron por la nueva visión y sus representantes poco a poco comienzan a marcar distancia porque saben que el final de un gobierno es la parte más dura y peligrosa de todas. No ha habido hasta ahora una administración estatal en la que sus integrantes y aliados (los graquistas serán en esta ocasión) puedan trascender al sexenio y ser vistos de manera amable por la sociedad y la clase política.
Más claro: los carrillistas no pudieron superar el estigma que les dejó el general, los estradistas siguen padeciendo la herencia del mecánico y los adamistas están en la banca producto del desprestigio del médico. Pocos de los integrantes de esas administraciones pudieron colocarse laboralmente después de que concluyó el régimen del que formaron parte ¿Dónde estarán los graquistas después de este sexenio?
La política es cambiante en muchas cosas, se hace día a día, pero es clara en determinados temas. El gobernador, por eficiente o carismático que sea, pierde fuerza después de tres años y entra a una fase crítica en el último tercio de su administración. Los últimos dos años del periodo los gobiernos dedican su esfuerzo a sanar heridas y a preparar la salida, porque al final del camino quienes fueron lastimados a lo largo del sexenio se unen para tomar revancha. Hay una regla que no se ha roto hasta ahora: gobernador no deja gobernador. últimos
Lo que vemos hoy en el gobierno de Graco Ramírez es mucho más complejo que lo visto en las últimas cuatro administraciones. Hoy no se habla sólo del desgaste y desprestigio del gobernador saliente, sino de la alta posibilidad de que él y sus allegados enfrenten procesos administrativos y penales al término de su periodo constitucional.
La prioridad de Graco Ramírez ya no es ganar la siguiente elección, sino evitar irse a la cárcel o ser perseguido como Javier Duarte.
- posdata
En Morelos la alternancia es algo tangible desde hace mucho tiempo. Años atrás la gente de esta tierra le perdió el miedo a los partidos y aprendió a votar diferenciado; los ciudadanos de Morelos están por arriba de la media nacional en conocimiento político, lo mismo que en porcentaje de votos. En castellano: los ciudadanos se informan y razonan su voto.
De un tiempo a la fecha las estructuras de los partidos han dejado de ser garantía de triunfo electoral. La contienda del año pasado en 12 estados del país mostró que las movilizaciones, la compra de votos y los mecanismos de control partidista ya no son garantía de triunfo. Ahora la gente acude a las reuniones, acepta los apoyos, pero vota como quiere. En Morelos no será diferente.
La elección del 2018 en nuestra tierra estará enmarcada por diferentes circunstancias que influirán en el sentido de los votos. La influencia del candidato presidencial será importante y aunque no definirá totalmente las cosas, apoyará a los candidatos locales. Ir bajo las siglas de Morena ayudará; estar postulado por el PAN o el PRI hará difícil la tarea. Ser abanderado del PRD…
Lo mismo ocurrirá con el gobierno saliente: los saldos que deje Graco Ramírez, positivos o negativos, serán determinantes para el PRD y sus candidatos. El balance del gobierno del tabasqueño se hará en función de muchas cosas: de la obra pública, de las promesas de campaña, de la seguridad, del empleo, de la economía, de la transparencia y del combate a la corrupción, entre otras cosas. Todo lo anterior a partir de un ejercicio de percepción y valoración pública: no se trata sólo de cuántos millones se invirtieron y cuántos tabiques se pegaron, sino de la manera como la mayoría de los ciudadanos observan el desempeño de esta administración.
Los perredistas tendrán que cargar con Graco Ramírez. Si al final del sexenio la percepción sobre la administración es buena, la imagen del tabasqueño ayudará a los candidatos del PRD a sumar votos.
Aunque el perfil de los candidatos será muy importante al momento de que el elector cruce la boleta, la imagen del partido y (en el caso del PRD) la del gobernador serán muy influyentes en el ánimo del votante.
Pregunta clave ¿Qué opina la gente del gobierno de Graco Ramírez?
- nota
Hace un par de días el periódico El Financiero publicó una nota sobre el proyecto Morelos Único, una de las tantas ocurrencias del gobierno de nueva visión. El programa fracasó como muchos y las pérdidas económicas, como siempre, se contabilizan en millones de pesos. Esto publicó Héctor Gutiérrez:
“Empresarios le fallan a Graco y pierde del erario de Morelos $8 millones
Con el objetivo de dar a conocer las “fortalezas” de Morelos, Graco Ramírez, gobernador de esa entidad, se asoció con un grupo de empresarios para formar un fideicomiso al que todos aportarían determinada cantidad de recursos. Al final, solo el mandatario aportó la parte que le correspondía, los empresarios, sin aportar nada, se dedicaron a dilapidar el dinero y ahora, de ese proyecto, sólo quedaron deudas y demandas penales.
La idea original de este proyecto denominado “Morelos Único”, era empezar con un fondo de 25 millones de pesos que servirían para organizar eventos y otras actividades para mostrar los avances de la entidad.
De acuerdo con la ficha técnica y varias actas de sesiones celebradas por “Morelos Único” –de las cuales El Financiero tiene copia–, se establece que el Centro Educativo Comunitario Integral Don Bosco, como ente proponente de la integración de este fideicomiso aportaría 150 mil pesos, que el gobierno de Graco Ramírez daría ocho millones de pesos y que el resto, 16 millones 850 mil pesos, se obtendrían de “inversiones mixtas” entre empresarios y otros organismos.
Solamente Graco, quien en el acta constitutiva aparece como el presidente de “Morelos Único”, aportó su parte, mientras que los empresarios sólo se dedicaron a dilapidar el dinero en eventos que nada tenían que ver con el fin de la asociación.
El gobernador, debido a sus múltiples actividades, nombró al empresario Armando Haddad Giorgi como “presidente suplente”.
Así, “Morelos Único” inició sus “labores” y, dentro de ellas la organización de conciertos, paseos, y hasta competencias en motocicleta; es decir, nada que tuviera que ver con el fin para el que fue creado ese fideicomiso.
Algunos empresarios hicieron ver a Haddad Giorgi que se estaba desviado de los objetivos, por lo que se decidió la contratación de una empresa especializada en organización de eventos denominada “AM Imaginación, SA de CV”, propiedad de Enrique Arias Velazco.
Este empresario presentó un proyecto de trabajo, que incluyó un evento con el expresidente español Felipe González, además de conferencias con el investigador Philippe Cousteau, y otras figuras relevantes. El proyecto presentado y aprobado por unanimidad.
Así, “AM Imaginación” llevó a los personajes ya señalados; sin embargo, “Morelos Único” sólo cubrió los gastos de las conferencias que se organizaron, pero nunca le cubrió a la empresa los gastos de transportación, alojamiento y alimentación de las personalidades, que representó gastos por 12 millones y medio de pesos, pues algunos, como Felipe González, no llegaron solos sino con sus escoltas.
El 3 de agosto de 2015, Arias Velazco presentó denuncia ante la Procuraduría capitalina para exigir el pago del dinero que ya había aportado. Hasta hoy, la PGJDF sigue integrando el expediente y Arias Velazco no ha recibido un centavo de parte de los empresarios morelenses.
“Morelos Único” hoy se encuentra casi totalmente detenido y con pasivos millonarios que le impiden seguir operando.”
- post it
Cuentan los que saben que en los próximos días el alcalde de Cuernavaca volverá a estar en el ojo del huracán; afirman que el edil será objeto de cuestionamientos y procesos legales que pretenderán, una vez más, removerlo del cargo.
Cuauhtémoc Blanco está confiando demasiado en su suerte y en la protección política que tiene desde México; el futbolista supone que con el apoyo federal es suficiente para superar la tormenta, pero se equivoca.
Blanco Bravo necesita hacer trabajo político local, le urge establecer puentes de comunicación y tejer alianzas que le permitan gobernar. Aunado a ello el edil requiere poner a trabajar a su equipo, hacer ajustes que se traduzcan en mejores resultados y rodearse de un mejor cuerpo de asesores.
Hasta hoy la suerte y las circunstancias han favorecido al alcalde porque quienes le han pegado son mal vistos por la sociedad; el problema es que la capital vive su peor momento: está sucia, los servicios son malos y el deterioro de las calles es evidente.
Blanco no podrá seguir justificando por mucho tiempo la falta de resultados con el discurso de que es una víctima de los políticos, sobre todo cuando algunos de quienes están a su alrededor alardean públicamente con la influencia que (según ellos) tienen sobre el alcalde y la capacidad de decisión que poseen dentro del ayuntamiento.
La fama de Cuauhtémoc Blanco le ayuda a sortear algunas crisis, pero no sirve para sacar a la capital adelante. Sin resultados tangibles como autoridad, Cuauhtémoc Blanco Bravo pronto podría verse en una nueva crisis.
- redes sociales
Los políticos invierten en las redes sociales. Se anuncian, difunden sus acciones, presumen sus logros y hasta comparten momentos de su vida privada. Para algunos las redes sociales son el vehículo para tratar de reencontrarse con la sociedad; interactúan con sus contactos y responden los comentarios. Para otros el panorama es más complicado: les provoca paranoia y están siempre a la defensiva; sus escritos van acompañados de mensajes a sus críticos, pues anticipan que vendrán reclamos o acusaciones.
Muchas cosas se pueden aprender en las redes sociales. Si observas con atención lo que escriben los políticos, podrás percibir hasta su estado de ánimo.
Comentarios para una columna que tararea: eolopacheco@elregional.com.mx
Twitter: @eolopacheco www.facebook.com/Eolopachecomx