En cuanto se vuelva ley la iniciativa presidencial anunciada ayer, los fumadores de mariguana podrán portar cinco veces más de lo que hoy se les permite.
Celebro que no se les pueda sancionar por cargar hasta 28 gramos de mota, pero dudo que los adictos estén dando brincos de felicidad, puesto que se les mantiene atrapados y sin salida en los peligrosos laberintos de la clandestinidad para intentar abastecerse.
Con mi adicción al tabaco, jamás he sido limitado por nada ni nadie para comprar y portar cigarrillos (de los que ignoro su peso), y puedo adquirirlos por paquetes de diez cajetillas y hasta por toneladas porque son accesibles en el mercado legal para todos quienes gozamos nuestros humos y costumbres.
No discuto que las adicciones (incluida la del consumo de sopes y garnachas) sean materia de salud pública.
Por eso mismo, la mariguana debiera ponerse al alcance de quienes la quieran fumar cuando menos en las instituciones públicas de salud, de la misma manera que en el IMSS o el Issste pueden obtenerse preservativos, pastillas o tratamientos contra el embarazo.