Sin embargo, nadie sabe si al gobierno le preocupa el daño causado al PRI —por el enojo social— ante las elecciones de 2018. Y tampoco se sabe si hay “plan B” o si —de plano— asistiremos a la entrega deliberada del poder, por parte del PRI.
Por eso la pregunta se formuló directamente al presidente Peña Nieto.
¿No entregará su gobierno el poder —por adelantado— a opositores populistas, como muchos creen… tiene su gobierno un “plan B” para que esa crisis de impopularidad no acabe con el PRI en 2018?
Peña Nieto no lo pensó ni un minuto. Respondió convencido:
“Soy presidente de los mexicanos, no de un partido político… mi responsabilidad es con los mexicanos, con la estabilidad económica, con el bienestar de las familias, no con un partido… el juego democrático hará lo suyo”.
Luego explicó que los gobiernos privilegiaron por años decisiones populares, para no perder puntos en las encuestas. Y reiteró lo que ha dicho desde el arranque de su gestión: “No gobierno para las encuestas”.
Ya en corto, en la despedida, Peña Nieto se dijo confiado de que el PRI “sabrá hacer su trabajo en 2018”.
Salimos de la casa presidencial con más dudas que respuestas.
Y es que el PRI de hoy parece un cadáver político, mientras su adversario, la Morena de AMLO, le roba discurso, clientela, populismo, compra de conciencias, acarreo y la habilidad engañabobos. Y Morena roba todos los días viejos cuadros al PRI —cascajo político— que son la peor mafia en el PRI pero que, con solo mudar el zurrón del PRI a Morena, se convierten en iluminados.
Por eso la pregunta: ¿El PRI “sabrá hacer su trabajo en 2018”, como confía Peña Nieto?
Son muchas las dudas. ¿Quién era Enrique Ochoa, antes de presidente del PRI? ¿Qué son hoy la CTM, la CNC y la CNOP; qué son los seccionales, distritales, cuadros de base y la escuela de cuadros? Los sectores y la vieja estructura de cuadros, ex gobernantes y operadores no existen más en el PRI. Hoy todo viene de arriba, nada de los cuadros de base.
Una reciente compra de AMLO, en el mercado de “cascajo político”, confesó: “Estoy con Obrador, porque me ofreció un cargo en su gabinete”.
¿Y dónde están cientos o miles de cuadros que en décadas formó el PRI y que empoderó y tiene en el olvido? Uno de ellos, impresentable para muchos, José Murat, propuso el regreso de operadores y cuadros olvidados para salvar al PRI.
Idea descabellada que, sin embargo, pudiera recuperar para el PRI no solo viejos y exitosos métodos —como la operación política y el reparto de cuotas de poder—, sino que pondría a su servicio a un experimentado ejército de políticos que no tiene ningún partido. ¿Descabellado?
Al tiempo.