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HISTORIAS DE REPORTERO

Doble negligencia en Edomex

El Instituto Mexiquense de la Pirotecnia gasta y vive en franca bonanza sin demostrar su efectividad; su funcionamiento no interesa ni a las mismas autoridades

El 20 de diciembre del año pasado 42 personas fallecieron por una serie de explosiones ocurridas en el mercado de pirotecnia de San Pablito en Tultepec, Estado de México. A menos de cien días, este sábado, cuatro más (dos niños incluidos) perdieron la vida por la explosión de cohetes en una casa de esa población.

Después de ambos accidentes la reacción ha sido la misma: autoridades de los tres niveles de gobierno lamentan lo sucedido, recuerdan que miles de personas viven de la pirotecnia y que ya se investigan las causas. No suele pasar de ahí.

El gobierno del Estado de México insiste en que el tema es un asunto federal, pero desde 2003 le ha entregado una fortuna al Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (el pasado 22 de diciembre documenté en estas Historias de reportero los 87 millones de pesos repartidos en los últimos años), un organismo que tiene como objetivo evitar accidentes ocasionados por el mal manejo de pirotecnia.

Sin importar que falle en cumplir su misión, este organismo no sólo es ajeno a los recortes financieros, sino que vive en franca bonanza. El año pasado gastó 18.4 millones de pesos, una cifra superior a los 15.6 millones de presupuesto inicial que le aprobó el Congreso estatal. El 2017 también será bueno, pues cuenta con una asignación de 19.6 millones de pesos, la más grande en su historia. En este año el 70% del dinero se irá en pagar sueldos, prestaciones y mantener a la burocracia, mientras que el resto servirá para gastos administrativos, así como para financiar concursos, talleres y visitas a fabricantes y comerciantes de pirotecnia.

El Instituto Mexiquense de la Pirotecnia gasta sin demostrar su efectividad y su funcionamiento no interesa ni a las mismas autoridades. La explosión del 20 de diciembre en Tultepec es una de las peores tragedias en la historia del Estado de México, pero el Consejo Directivo del Instituto no sesionó ni llamó a cuentas a su director Juan Ignacio Rodarte. De hecho, el Consejo se reunió hasta el 27 de enero, 38 días después del accidente. En esa sesión, Rodarte presentó su informe anual de actividades. ¿Sabe cuánto le dedicó a la tragedia que debió marcar el año? 13 renglones. Y de puras generalidades.

Sin observaciones, el Consejo Directivo aprobó el informe anual por unanimidad. A la sesión faltaron diez funcionarios titulares, entre ellos el secretario de Gobierno del Estado de México, José Manzur, que ocupa la presidencia del Consejo. Manzur no asistió a esta reunión ni a las nueve sesiones del Consejo Directivo realizadas en 2016, de acuerdo con las actas publicadas en el portal de transparencia mexiquense.

Ayer le pregunté al secretario de Gobierno si no es tiempo de desaparecer a este elefante blanco y dejar de entregarle millones de pesos de recursos públicos. “Hay que revisarlo a la brevedad. Si no cerrarlo, reorientar sus actividades, es un asunto que hay que atender de manera inmediata”, me contestó.

A ver si esa pasividad no sigue cobrando víctimas.

 

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Ámbito: 
Nacional