Se basan en que apoyó a José Luis Abarca para que fuera presidente municipal de Iguala.
Tampoco es imputable el ex gobernador Ángel Aguirre. O son ambos tan “culpables” como los dirigentes de PRD, PT y Movimiento Ciudadano que se aliaron en 2012 para la desacertada y letal postulación.
No sorprende que, además de los 130 probables asesinos (materiales e indirectos) consignados por la PGR, se pretenda responsabilizar a otros, pero el padre viudo de hijo que increpó a López Obrador en una calle neoyorquina también se equivocó.
Sin embargo, AMLO abrió un flanco extremadamente débil y se puso de pechito: “Tienen que reclamarle al Ejército, a Peña, no a mí...”, dijo al hombre, y lo tachó de “provocador”.
Ahora está obligado, moral y ministerialmente, a declarar lo que sabe.
Y eso de que (junto con la Presidencia) pretenda la jefatura máxima de las fuerzas armadas debiera seriamente reconsiderarlo porque, en su lógica, sería... capo di tutti capi de una ¿institución de asesinos?