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VIDA POLÍTICA

 ¡CLAMOR LABORAL!: CÁRCEL Y CALLE PARA VERÓNICA MARTÍNEZ GARCÍA…

El hartazgo de los trabajadores del gobierno de Morelos, así como sus pensionados y jubilados hacia la directora del Instituto de Crédito, Verónica Martínez García, ha llegado a un punto tal que su salida del cargo es indispensable.

El exhorto para que cumpla cabalmente su función con respeto hacia quienes con sus cuotas le pagan quedó corto, porque también Martínez García fue reconvenida por los tribunales del gobierno federal al estar en desacato en una orden judicial.

Desde que Don Lauro Ortega Martínez creó el Instituto de Crédito como un órgano para su beneficio, ningún director general había logrado unir a los trabajadores en su contra al contrario siempre hubo una relación cordial e incluso ligaron acuerdos para el crecimiento de la institución.

Verónica Martínez García no puede quejarse que por su condición de mujer es ahora considerada como una persona rechazada por las organizaciones sindicales, cuando ella los ha desafiado y hasta considerado como una especie de plebe que no merece ser escuchada.

Es por lo anterior que hoy los trabajadores de base tienen el apoyo de algunos diputados para exigir la renuncia de la directora general del Instituto de Crédito, porque también por su carácter difícil ha maltratado a algunos diputados locales.

La situación que hoy enfrenta la servidora pública es cada vez de mayor presión, derivado de los errores personales cometidos y el exceso de soberbia personal en el que incurre de manera cotidiana.

Las quejas de los trabajadores del gobierno estatal (en sus tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial) contra Martínez García no son gratuitas, porque tienen el sustento social, el jurídico y hasta el político.

El social porque su forma de tratar a las personas es despótica, porque los considera como personas que no están a su altura derivada de la alcurnia económica que asegura provenir.

En lo jurídico está demostrado -no por incapacidad personal- que Verónica Martínez García tiene una profesión incompleta, además de carecer de un título y una cédula profesional como lo demostró el propio portal de transparencia del gobierno de Morelos.

Sin embargo, eso es pecata minuta cuando como directora general del Instituto de Crédito incurrió en actos de desacato contra una orden judicial, por dos amparos obtenidos por trabajadores sindicalizados del gobierno estatal contra las reformas hacia la Ley del Instituto de Crédito aprobadas el pasado 15 de julio, que en esta semana reconvinieron los diputados locales.

Conforme a derecho, más que recibir un exhorto por parte del Poder Legislativo, la directora general de la institución en comento, Verónica Martínez García, debe ya estar fuera del organismo, incluso bajo los procedimientos judiciales respectivos.

En lo político, la señora también forma parte fundamental en las formas de recuperar votos e, incluso, que algunos diputados pretendan hacer leña del árbol caído.

Empero, la clase trabajadora del gobierno estatal mantiene firme su unidad, su lucha y las formas para exigir sean respetados sus derechos laborales y las prestaciones sociales que dejó el mejor gobierno que ha tenido la entidad, el de Don Lauro Ortega Martínez.

Es por ello que los burócratas pugnan porque haya un trato profesional, de respeto y digno hacia ellos, que confirmen el crecimiento de la institución para la tranquilidad social del estado.

Hoy, es el Instituto de Crédito es una institución basada en el mejoramiento de las condiciones laborales y sociales de quienes trabajan en el sector público, por cierto, con los salarios más bajos.

Con la aportación de sus cuotas, la burocracia de base ha logrado hacerse de un bien inmueble, de un automotor y de lograr equilibrar sus finanzas familiares sin tener que llegar hacia los adeudos bancarios e impagables.

Esa es la situación que ha dejado de lado Verónica Martínez García, como desconocer que por su cargo es empleada de quienes aportan los recursos financieros para que reciba un salario con gastos demasiado onerosos.

Como lo decían los grandes políticos mexicanos: para arribar a un cargo del servicio público la principal característica que debe tener la persona es la sensibilidad, luego la honestidad y al final garantizar capacidad en responder con eficiencia.

No es Verónica Martínez García la única servidora pública de primer, segundo o tercer nivel con falta de sensibilidad en Morelos, hay muchos y es necesario que quienes ocupen los cargos sean sometidos a diversos exámenes, más que de conocimientos de perfil psicológico.

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