Jojutla, Mor.- Elizabeth Avianeda Orozco, cocina en su tlecuil en el patio de su casa cuyas bardas son paredes frágiles compuestas de tambores de colchones, alambre de púas y otras piezas que la delimitan con la calle Cleofas Salazar, en la colonia Pedro Amaro, en Jojutla. El panteón nuevo, y más aún, la fosa común que abrirá hoy la Fiscalía General del Estado (FGE), se ubica a escasos 20 metros de donde habita. La noche que enterraron los 34 cadáveres en julio de 2015, Elizabeth llegaba por la noche a su casa de vuelta de su trabajo, y se topó con las camionetas de la FGE; el olor de los cuerpos humanos descompuestos le duró metido en la cabeza, en la nariz y hasta en sus sueños casi un mes; ahora ve nuevamente que la Fiscalía hará trabajos y está preocupada por su salud, la de los suyos e incluso la de los niños que bajan descalzos a la tienda a comprar, o los otros muchos niños que “a fuerza” tienen que pasar por esta calle para ir a la primaria “José Vasconcelos”, las más cercana.
En la colonia Pedro Amaro habitan alrededor de 5 mil personas, y cerca del panteón “nuevo” municipal posiblemente 100 familias, pero el panteón se ubica en un corredor que conecta a otras colonias pequeñas y cercanas como la Independencia y Alta Vista, la mayoría son familias con situación económica precaria que se dedican a las labores del campo y la ganadería.
Platicando con la señora Elizabeth se acercan otros vecinos que quieren saber quiénes somos pues ven el ir y venir del personal de la Fiscalía que entra con mobiliario, nadie les ha informado nada conciso acerca de lo que sucederá aquí, mucho menos les han dado indicaciones para cuidar su salud durante los días en los que se abrirá la fosa y se sacarán los cadáveres.
“El miércoles hubo una junta con el ayudante (no recuerdan el nombre) y sí nos dijo que el martes iba a haber mucha policía porque se iban a hacer unos trabajos aquí en el panteón, que quitáramos las camionetas o coches para que no estorbaran, que no iban a dejar pasar a nadie que no sea de aquí y que no diéramos facilidades a los reporteros, que no dejáramos que se subieran a las azoteas, ni a las bardas, que si veíamos a alguien les dijéramos que se bajaran, nada más, pero de precauciones en materia de salud como usted dice, no, nada de eso y creo que sí debieron de decirnos porque hay mucho niño y personas de la tercera edad”, dijo uno de los vecinos que se acercó a la tienda de abarrotes.
Apertura por exigencia
La apertura de la fosa común de Jojutla obedece a la exigencia del colectivo de familiares de víctimas de violencia en el estado que se formó desde hace al menos 6 años, para cerciorarse de que ninguno de sus familiares desaparecidos o víctimas de algún delito violento esté enterrado en la fosa común a pesar de estar plenamente identificado, como sucedió con el joven comerciante de la ciudad de Cuautla, Oliver Wenceslao, y al menos otras cuatro personas que fueron exhumadas de las fosas 1 y 2 en Tetelcingo, Cuautla.
“El olor es muy penetrante, de hecho la última vez que vinieron, me tocó trabajar en la (colonia) Independencia y llegué en la noche a mi casa, vi las camionetas pero escurría un líquido muy feo y olía muy fuerte, yo anduve con dolor de cabeza todo el día, nada más del puro aroma, y eso que nada más fue un pasón (…) de hecho, yo no sé por qué lo hacen así porque es un lugar muy concurrido, en la mañana está la pasadera de los niños que van a la escuela y ya ve que el martes reanudan clases, ¿por qué lo hacen así?, todos pasan por aquí, es el callejón principal. Nadie nos avisó nada, de hecho, nosotros supimos por rumores y porque vimos que empezaron a levantar las carpas y sí está uno preocupado porque nuestra cocina está a la intemperie”, detalló Elizabeth Avianeda mientras sus hijos la esperaban a la mesa para comer en el patio.
Ninguno de los entrevistados, habitantes de las calles de alrededor pudieron describir el olor de la muerte, sus gestos se resumieron a expresiones de dolor, de desconcierto: “es un olor que no puedo describir, es algo muy fuerte, no puede uno dormir, sale el aroma y no sé si en la noche el aire corre menos o no sé, pero se quedó el olor aquí como por un mes”.
Durante la entrevista empezaron a relucir los testimonios de “acarreos” de cuerpos en diferentes tiempos durante los últimos diez años, no obstante nadie sabe con exactitud cuántos cadáveres se enterraron, sólo que las condiciones no fueron las mejores: “se escuchaba cómo los avientan, como piedras, vienen, rascan con maquinaria y dejan pedazos de bolsas negras, huesos, algo feo pues”.
La Secretaría de Salud es responsable de poner cerco sanitario y de riesgos sanitarios que deriven de esto
Para la presidenta del Colegio de Médicos en el Estado, Reyna Bárcenas Hurtado, el que la Secretaría de Salud no haya tomado previsiones médicas para la población que está alrededor es algo sorprendente, ya que estarían incumpliendo con la Ley de Salud Pública estatal y federal en el apartado de Exhumaciones que indican que se debe alejar a la población en un radio de 700 a mil metros cuadrados por las corrientes de aire.
Sin embargo y ante la carencia de previsiones médicas, la titular del organismo recomendó a la población acudir a inyectarse contra tétanos, hepatitis B e influenza, usar tapabocas, de ser posible permanecer dentro de casa, no consumir alimentos o bebidas a la intemperie.
Son grupos de riesgo las personas con alergias, asmáticos y con defensas bajas.