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KRONOS/ EDITORIAL

BLOQUE POLÍTICO CONTRA LA ELECCIÓN DE ESTADO

El 15 de marzo, una reunión inusual se realizó en la capital del Estado de Morelos. Mientras el gobernador Graco Ramírez paseaba a la embajadora de los Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, para enseñarle las bondades de la tierra del libertador Zapata y reafirmar el compromiso de amistad entre México y Estados Unidos, líderes políticos de oposición y servidores públicos coincidieron en un tema que los unió: el desastre que vive Morelos.

La convocatoria no fue de un político. Vino a iniciativa de Mons. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca. En un “mensaje especial” a través de las redes sociales publicado el 17 de marzo, explicó cuáles habían sido los motivos por las que invitó a la mesa a políticos como Javier Bolaños Aguilar, integrante del Partido Acción Nacional (PAN) y vicepresidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, al diputado Matías Nazario Morales, integrante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y quien, en días pasados habría sido uno de los principales operadores en la gestión de recursos por más de 70 millones de pesos para la restauración de la Catedral de Cuernavaca; al senador Rabindranath Salazar Solorio quien renunció al Partido de la Revolución Democrática (PRD) para pasar al Movimiento de Regeneración Nacional de López Obrador, al alcalde Cuauhtémoc Blanco Bravo, presidente municipal de Cuernavaca y opositor a Graco Ramírez principalmente en el mando único de seguridad y al rector de la Universidad Autónoma de Morelos, el Dr. Alejandro Vera Jiménez, quien estuviera en huelga de hambre en septiembre pasado en protesta por la negativa de recursos del gobierno estatal y el líder de los transportistas de Morelos, Dagoberto Rivera Jaimes, quien afronta los planes de transporte llamado “Morebús” financiados con recursos del Banco Mundial y que llevaría a perder las fuentes de empleo de los transportistas del Estado. Todos con un objetivo común: Cuestionar a Graco Ramírez Garrido.

El obispo Castro afirmó que esta convocatoria fue hecha después de la radiografía durante sus años de ministerio episcopal: Descubre el cansancio del pueblo agobiado por situaciones difíciles y complicadas. El escenario “desolador impone un recurso de unidad, de sinergias”.

“Nos duele Morelos” y por eso el llamado a personas que aman al Estado y trazar líneas concretas para saber qué hacer ante la difícil situación. “¿Por qué la Iglesia está convocando? ¿Por qué el obispo? ¿Qué autoridad tiene?” A estas preguntas, Monseñor Castro afirmó que la única autoridad proviene de la obligación de defender e iluminar valores y principios éticos de cualquier actividad humana. “La política es el noble arte de gobernar a los pueblos y dirigir rectamente a la comunidad” no sin antes recordar lo que no es la política en lo que parece un mensaje directo y contundente a quienes encabezan el gobierno del Estado de Morelos: “La política no es engañar, no es explotar, no es abusar de los ciudadanos en provecho personal, no es ambiciosa, soberbia, insaciable y sin escrúpulos... Cuando la autoridad pública rebasa su competencia oprimiendo a los ciudadanos, es lícito defender los derechos e ir contra ese abuso de autoridad, es lícito buscar medidas para buscar la paz que tanto necesitamos y la justicia social que dé dignidad a cada ser humano...”

Ramón Castro Cas tro justificó esta invitación a los líderes para recordarles el sentido de la verdadera política amparado en el Evangelio como “sustento tremendo y fuerte”.

Graco Ramírez, gobernador de Morelos, calificó esta reunión como de “conspiración en su contra” defendiendo sus dichos con la mejor arma que tiene: las descalificaciones sin fundamento. Acusó al obispo Castro Castro por “sentirse perseguido” ante las difíciles negociaciones por el uso del santuario de Tepalcingo, donde los mayordomos buscan el control económico entrando en franca oposición a la diócesis y desafiando la autoridad episcopal. El gobernador también lanzó acusaciones sin pruebas como decir que Ramón Castro construye una cancha de tenis en el seminario de Cuernavaca y que no ha “respondido por el uso de los recursos que desde hace dos años” se dieron para la restauración de Catedral.

El Estado vive condiciones muy difíciles de gobernabilidad y de seguridad. Graco Ramírez exhibe una cara de Morelos que contrasta con la apabullante realidad de cansancio y zozobra que ha denunciado el Obispo. El gobernador se quiere subir al carro de la contienda por la presidencia de la República por un partido en franca decadencia y fragmentación que difícilmente le podrían dar importantes resultados electorales al nivel de perder el registro en algunas entidades del país. Mientras Graco prefiere el apoltronamiento, las luces y la posición mediática que la da ser actualmente presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, se cuelga de la bandera por la lucha del respeto a los migrantes. Ahora, va a Washington, como dio a conocer en su cuenta de tuiter, para interponer lo que él considera recursos legales contra las órdenes ejecutivas de Trump ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.

Morelos, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tuvo un repunte en la comisión de delitos durante el gobierno de perredista Graco Ramírez donde los plagios aumentaron en un 28 por ciento. A finales de 2016, el Estado ocupó el tercer lugar a nivel nacional en la incidencia de este delito y sexto lugar en homicidios dolosos todo esto según el Observatorio Ciudadano de Justicia y Legalidad de Morelos.

A punto de abrirse la contienda por la gubernatura del Estado en 2018, la situación entrará en una franca competencia que podría descomponer más el panorama social puesto que Graco Ramírez afianzará su imagen través de todos los medios posibles. La necesidad no impele la legalidad necesariamente. Y la convocatoria de Castro Castro es oportunidad de entrar en razón por el bien de miles a quienes se les arrebata la esperanza. Como afirmó el Obispo Sergio Méndez Arceo en la Homilía del 24 de febrero de 1982: “Es lícito buscar medidas por la paz” y a esto apelan los morelenses, a un auténtico estado de derecho donde lo primero sea el bien común de todos, donde la unidad sea oportunidad de diálogo sereno por una causa común bajo la visión sobrenatural para “profundizar en las exigencias del Dios de Jesucristo, presente como Señor de la Historia en los acontecimientos, no para entenderlos como castigo, sino para desentrañar la salvación en ellos contenida”. Tomado de Sursum Corda (Arriba Corazones) de Guillermo Gazanini Espinoza / 17 de marzo 2017.

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