Ramón el conspirador
A Graco no le preocupa la opinión política del Obispo; mucho menos lo que ocurre en la feria de Tepalcingo. Lo que enfada al gobernador es que Ramón Castro se volvió el punto de unión de todos sus enemigos y en motivo de encuentro de aquellos que quieren sucederlo en el cargo. Nuevamente el tabasqueño equivoca la forma de enfrentar a sus adversarios.
De manera innecesaria, otra vez, el gobierno estatal y su partido han iniciado una batalla mediática contra el obispo de Cuernavaca. Como si no fueran suficientes los frentes abiertos por el régimen, los perredistas atacan al representante de la iglesia católica en Morelos y unen más a los lastimados por este gobierno. Nada ganarán Graco ni Gayosso con este nuevo pleito. El séptimo año será de terror para quienes hoy tienen el poder en la entidad.
El tabasqueño reaccionó de manera violenta a la reunión que hace una semana sostuvieron el Obispo Ramón Castro, el Rector de la UAEM y varios actores políticos y sociales de la entidad. El encuentro generó polémica, mostró el tamaño de las animadversiones que ha provocado el perredismo y complejidad que habrá en el próximo proceso electoral, pero sobre todo expuso el miedo que le tiene el mandatario a sus enemigos y al séptimo año de su administración.
La preocupación del ejecutivo morelense no es por la opinión de Ramón Castro en temas políticos, ni mucho menos por los conflictos domésticos en Tepalcingo; lo que encendió los focos de alerta en el gobierno de nueva visión es que el Obispo se convirtió en el hilo conductor de muchos reclamos sociales y en la figura que logró unir a los más fuertes aspirantes al gobierno de Morelos.
Ramón Castro y Alejandro Vera son personajes sociales que jalan reflectores, producen empatía y mueven a la reflexión ciudadana. El obispo y el rector son la antítesis del gobernador, su némesis, son de los pocos que no se sometieron a sus caprichos ni aplauden sus ocurrencias. Castro y Vera representan la oposición ideológica más fuerte en Morelos y el punto de coincidencia para quienes han sido lastimados por esta administración; pero sobre todo, en el caso de Ramón Castro, es un hombre que trascenderá al sexenio y estará en Morelos después de que Graco deje el poder. “El Obispo tiene toda la calidad moral para convocarnos”, dijo Víctor Caballero.
Lo que el gobernador llama “La conspiración del Rincón” no es otra cosa que la formalización pública de un reclamo social latente. Todos los que participaron de esa mesa han expuesto públicamente su desacuerdo con la forma como se ejerce el poder en Morelos, la única diferencia con la reunión del miércoles pasado es que ahora todos se sentaron en torno a una mesa, todos estuvieron de acuerdo en un pacto de civilidad política en el 2018 y todos acordaron no invitar a nadie del PRD a ese espacio “porque ellos son el problema”.
La unión de estos personajes es lo que pone nervioso al gobernador y saca de sus casillas al dirigente del PRD. A lo largo de cinco años ambos pudieron contener a sus adversarios porque los enfrentaron por separado, pero saben que es imposible detenerlos si están unidos. Lo que eriza la piel al perredismo es que muy probablemente de esa mesa saldrá el sucesor de Graco Ramírez y todos los que estuvieron ahí presentes coinciden en la importancia de aplicar la ley a quienes hoy manejan las instituciones.
El enojo y la preocupación del régimen con el Obispo es por el rol que ha tomado frente a la sociedad. Ramón Castro se ha convertido en un referente social, pero no ha violentado la ley al sentarse con actores políticos, tampoco lo ha hecho cuando llama a orar para que la seguridad regrese al estado, ni mucho menos cuando encabeza marchas en las que se pide paz para los ciudadanos.
Como ministro de culto el Obispo de Cuernavaca ha sido respetuoso de la ley y de las instituciones, es cuidadoso de no inmiscuirse en actos de gobierno o en la vida de los partidos; incluso, cuando se refiere a actos de corrupción, el representante de la iglesia no ha dicho nada que no haya sido expuesto antes por políticos, empresarios, líderes sociales, ciudadanos o medios de comunicación.
Lo que sí ha hecho Ramón Castro es convertirse en el eje articulador de un cambio en Morelos; en torno a su persona se han reunido diversos actores sociales y políticos que buscan cambiar el rumbo que sigue nuestra entidad desde hace varios años; Castro y Vera son las personas a través de las cuales la sociedad (y ahora varios políticos) proyectan sus reclamos y exigencias al gobierno. Lo verdaderamente llamativo del Obispo de Cuernavaca, sin menoscabo de su función religiosa, es que se volvió el punto de unión de todos los aspirantes fuertes a la gubernatura de Morelos en el 2018.
A Graco Ramírez no le debería preocupar el encuentro de la semana pasada en El Rincón del Bife. La conspiración a la que hace referencia el tabasqueño no está en la mesa de un restaurant, está en las mesas de casi todas las casas de la entidad.
Quienes están en contra de Graco y Gayosso no son el obispo y sus amigos, son los ciudadanos de Morelos.
- posdata
Los priístas de Morelos deben comenzar a preocuparse: el delegado Fernando Charleston está cómodo con la situación que hay en el partido y parece decidido a quedarse en la entidad hasta superar el proceso electoral del 2018.
Obvio: educado en la escuela de Duarte en Veracruz, el representante federal del PRI entiende lo lucrativas que son las derrotas y los enormes beneficios que trae consigo negociar una elección. Los enterados refieren que Charleston ya midió a los grupos locales, tiene aplacados a algunos de ellos (mariselos y amados) y prometió a ellos parte del botín que deje la contienda del 2018.
Al delegado no le interesa ganar las próximas elecciones, ni tampoco pelearse con el gobierno estatal; Charlestón ya encontró canales de comunicación con los neovisionistas y aceptó ayudarlos a que el PRI no se recomponga. Una figura como Charleston, combinada con otra como Becerril, es un sueño hecho realidad para cualquier adversario del tricolor.
En política perder es un muy buen negocio y tener un aliado como Charleston es la clave para hacer dinero. El delegado está frenando el proceso de renovación en la dirigencia porque se ha comprometido a ayudar a que el PRI pierda en el 2018. Si las cosas le resultan al Duarte Boy, el Revolucionario Institucional estará seis años más fuera del gobierno estatal, pero él se irá de la tierra de Zapata con las alforjas llenas de dinero… como lo hizo en Veracruz.
- nota
Así lo publicó hace unos días el portal Político MX:
“El obispo de Morelos, Ramón Castro y Castro denunció al gobierno de Graco Ramírez, donde afirmó que el gobernador cobra el 30 o 40 por ciento de comisión de las obras públicas en la entidad.
Castro y Castro detalló que convocó a la reunión, Todos Unidos por Morelos ante la realidad de Morelos, donde la corrupción, criminalidad, violencia, inseguridad, secuestros, desempleo y trata de blancas han aumentado en el estado, afirmó en entrevista con Ciro Gómez Leyva.
El obispo negó las acusaciones en su contra sobre que se queda casi ocho millones de pesos en limosnas, el gobierno de Ramírez Garrido Abreu "me persigue", acusó.
Asimismo rechazó que haya buscado Graco o al presidente del PRD en la entidad, Rodrigo Gayosso, para la reunión. Agregó que cualquier persona que no robe la entidad es mejor para gobernador que el hijastro del Ramírez.
Señaló que el gobierno que encabeza el gobernador es una "fuerza maligna" y por ello casi nadie se atreve a hablar.”
- post it
Y esto es lo que responde el gobierno del estado en Milenio:
“El gobierno de Morelos anunció que solicitará al nuncio apostólico en México, Franco Coppola; a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y a la Secretaría de Gobernación sujeten al orden al obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro, quien se ha convertido “en un actor político” y miente constantemente para obtener reflectores.
Matías Quiroz Medina, secretario de Gobierno de Morelos, exigió al prelado sujetarse a las palabras del Papa, Francisco I acerca de la verdad, y le recordó que como un jefe de la Iglesia católica está obligado a cumplir con el octavo mandamiento: “No mentirás ni levantarás falso testimonio”.
En rueda de prensa, el responsable de la política interna estatal mencionó los rubros, temas o áreas en los que Castro y Castro se ha involucrado: seguridad, política, desarrollo, economía y supuestos actos de corrupción. Con datos y cifras, el funcionario salió al frente de las versiones del prelado.
El obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro, ha impulsado, al menos, cinco marchas por la paz y la seguridad desde su arribo a Morelos. Ha mencionado constantemente que sus feligreses le externan sus preocupación por la inseguridad y ha criticado el gobierno de Graco Ramírez.
“El obispo declara que en Morelos la seguridad es crítica y empeora”, lo cual es falso, según cifras que proporcionó Quiroz. También, ha impulsado o apoyado la formación de grupos o corrientes de opinión contra el Poder Ejecutivo en temas como el aborto y la aprobación de los matrimonios igualitarios.
Además, dijo, acogió al alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, en su protesta contra el gobernador y los diputados con una huelga de hambre que protagonizó en el atrio de la catedral de Cuernavaca. “Conminamos al obispo sujetarse a las palabras del Papa, Francisco I, vertidas a todos los ministros de culto de alejarse de la política para recuperar la confianza y la fe en la Iglesia católica, orar por sus gobernantes y sus gobiernos, y no enfrentarse con ellas, lo cual no ha sucedido en Morelos, por el contrario, hay un gran activismo religioso inmiscuido en la política del estado”, aseveró.
En defensa del obispo Ramón Castro y ante lo que consideran un ataque del gobierno de Morelos se activó el hashtag #DondeEstáElObispoEstáLaIglesia. Este domingo en la catedral de esa diócesis, los presbíteros dieron lectura a un mensaje de apoyo “ante el hostigamiento y la calumnia”.
La semana pasada, Castro Castro fue promotor de una reunión entre representantes populares, presidentes de partidos y líderes sociales y gremiales que, además de tener la posibilidad de ser candidatos a la gubernatura de Morelos, tienen en común ser contrarios al gobernador Graco Ramírez.
En la reunión estuvieron presentes el alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco; el senador de Morena Rabindranath Salazar; los diputados federales Matías Nazario Morales (PRI) y Javier Bolaños (PAN), así como el diputado local, Víctor Caballero, también del blanquiazul.
Al respecto, Graco Ramírez acusó Castro de conspirar en su contra, porque lo evidenció como el responsable del conflicto en Tepalcingo, donde se disputa 8 millones de pesos de limosnas con los mayordomos. “Lo exhibo en esta situación, le hago ver que está cometiendo un grave error, que me está provocando un tema de gobernabilidad y violencia que no voy a permitir; está molesto porque se siente perseguido”, dijo en entrevista radiofónica la semana pasada.
- redes sociales
La descomposición del escenario político en Morelos es tan grande, que obligó al gobernador a bajarse de la CONAGO para regresar a arreglar lo que descompuso su hijo. Muy a su pesar el tabasqueño dejó de lado la agenda de gobernadores y los viajes al extranjero para entrar a una nueva pelea mediática con el Obispo de Cuernavaca y los políticos locales.
El jefe del ejecutivo se nota incómodo con esta situación, ya es manifiesta su molestia con el actuar del dirigente del PRD y sabidos los desencuentros con su hijo. A pesar de ello el jefe del ejecutivo tiene que tratar de mantener el barco a flote al menos hasta que en unos meses (dicen) decida saltar en busca de otros horizontes.
En este nuevo duelo público el que saca la peor parte, como siempre, es el gobernador y su partido. A pesar de sus intentos por ocultar la realidad, los problemas siempre salen a flote.
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