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ITINERARIO POLÍTICO

¡Terror en estados “mataperiodistas”!

La intención no era solo matar a una periodista. No, el objetivo era crear terror entre los periodistas de Chihuahua. “Escucha Juan, para que entiendas Pedro”.

Por eso, luego de matar de ocho tiros a Miroslava Breach —colaboradora de La Jornada y de El Norte de Ciudad Juárez—, los matarifes se aseguraron que fuera visible y público el mensaje que revela las razones de la ejecución —ya que se trató de una ejecución—; el desempeño crítico de una libertad fundamental en democracia; la libertad de expresión.

Es decir, Miroslava Breach fue asesinada por ejercer su profesión, el periodismo de investigación, crítico e independiente.

Y si dudan, basta leer el mensaje que dejaron los matarifes, quienes sabían que luego del crimen la pregunta sería: ¿por qué mataron a Miroslava? Y la respuesta la dio un lacónico mensaje, tirado a un costado de la camioneta que conducía la periodista: “Por lenguona”.

Dicho de otro modo, mataron a Miroslava por hablar, por hacer pública la información que reclama la sociedad y molesta al poder, en cualquiera de sus formas.

Y es que, por casualidad, Miroslava investigó el presunto desvío de dinero público del ex gobernador del PRI César Duarte, vinculado al Banco Progreso, propiedad del ex mandatario y su esposa y que habría sido financiado con recursos públicos.

En 2014, la periodista documentó que estando en funciones César Duarte, su gobierno canalizó depósitos y transferencias bancarias del presupuesto estatal hacia el banco del gobernador hasta por 500 millones de pesos.

Curiosamente, los reportajes fueron parte central de la campaña electoral del panista Javier Corral, quien fincó su activismo político-electoral en la corrupción de Duarte y en la violencia criminal. Hoy Corral viaja en avión privado para jugar golf en Mazatlán, mientras que la violencia y el crimen desgarran a Chihuahua.

Nada cambió en Chihuahua y el gobernador aliancista y del PAN, Javier Corral, es igual o peor que el priista Duarte. Y, mientras tanto, en la corta y fracasada gestión de Corral, ejecutan periodistas a manera de advertencia de que en Chihuahua no hay más poder que el del crimen. ¿Y las promesas de Corral? ¿Y la gritería de quienes defienden al periodismo militante? Palabrería, demagogia y engaño.

Pero Chihuahua no es el único “estado mataperiodistas”. De los tres informadores ejecutados en 2017, dos de ellos son de Veracruz. Y, por pura casualidad, Veracruz es el estado donde han sido asesinados más periodistas en los últimos años.

Lo indignante del caso es que cuando los periodistas eran asesinados en el gobierno de priista Javier Duarte, aparecía la escandalera dizque gremial, que rabiosa censuraba al demonio de Duarte. Pero cuando los periodistas son asesinados por gobiernos del PAN, se impone el silencio.

En Veracruz han sido ejecutados, en 2017 y en marzo, Cecilio Pineda Brito, director del diario La Voz de la Tierra Caliente. Especialista en la fuente policiaca, lo ejecutaron jóvenes a bordo de una motocicleta. También en marzo de 2017 fue asesinado Ricardo Monluí, quien salía de una comida familiar cuando pistoleros lo ajusticiaron con tres balas en el pecho.

¿A quién importa la muerte de un periodista? La respuesta es demoledora. No importa a nadie. ¿Y por qué importa poco o nada? Porque la muerte de un periodista no produce renta política. La renta político-electoral está en la defensa de criminales como los que fueron abatidos en Tlatlaya, de vándalos como los de Nochixtlán o, en un caso emblema, en el secuestro, desaparición e incineración de los normalistas de Iguala.

El caso de los 43 de Ayotzinapa ha sido tan rentable que casi tira a un Presidente y casi lleva a los cuernos de la luna a un precandidato presidencial.

Según diversas organizaciones, en lo que va del sexenio han sido asesinados a 30 periodistas: cuatro, en 2013; seis asesinados en 2014; en 2015, siete, y en 2016 fueron asesinados 10. Como ya se dijo, en 2017 se han producido tres ejecuciones. En total, 30 periodistas muertos en cinco años.

Los estados con más periodistas muertos son Veracruz, con 10, y Oaxaca, con ocho.

Y a pesar de esa persecución, algunos políticos, gobernantes y candidatos, como AMLO, El Bronco, Corral y otros, usan la plaza pública para la siembra de odio contra los periodistas. ¿Hasta cuándo?

Al tiempo.

Ámbito: 
Nacional
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