Gobierno de mentiras
Si fuera un súper héroe, el poder de Graco sería la mentira. Experto en falsear información y hábil para negar la realidad, el de Morelos es un gobernante insensible y profundamente corrupto. Al perredista no le gusta Morelos, no le interesa su gente, ni tampoco quiere quedarse aquí. El tabasqueño ya prepara su salida y se irá del estado dejando atrás miles de muertes y millones de pesos en endeudamiento.
Es el sexenio del horror.
La mentira se ha convertido en el eje articulador del gobierno de Graco Ramírez. Muchas de sus acciones inician con una mentira y otras recurren a ella para tratar de justificar lo injustificable. Mentir es el recurso principal de la nueva visión: mienten cuando presumen la seguridad y también cuando se trata de empleo, mienten cuando presentan cifras de turismo y cuando hablan de desarrollo económico, lo hacen al presumir su honestidad y al enaltecer sus valores. Las mentiras de este gobierno se utilizan para atacar a sus críticos y también perseguir a sus adversarios. Graco es un mentiroso compulsivo.
A lo largo de cinco años, Graco Ramírez ha ido de una mentira a otra; el estado que recibió no estaba en buenas condiciones: tenía muchos conflictos y heredaba un serio problema de inseguridad. Era obvio que no sería sencillo sacar las cosas adelante, ni tampoco cumplir las enormes metas trazadas, pero basar el gobierno en mentiras fue el peor camino de todos.
En lugar de asumir una actitud prudente frente a los retos, el tabasqueño recurrió a la mentira para tratar de ocultar la realidad. Nadie puso a Graco un plazo para acabar con la delincuencia, fue él mismo quien lo fijó y luego, al no cumplirlo, comenzó a mentir diciendo que todo se había solucionado. Vamos bien, la gente está contenta, vive segura y somos ejemplo nacional en seguridad, dice. Falso.
Lo mismo ocurrió cuando comenzó a solicitar créditos. El perredista dijo que Morelos estaba quebrado, que había una enorme lista de proveedores a los que se les adeudaba dinero y que eran millonarias las deudas “no documentadas” que recibió su administración. Entonces dijo que necesitaba un crédito porque sus antecesores fueron corruptos, desviaron recursos y abusaron del presupuesto; anunció que procedería contra ellos y que metería a la cárcel a los ladrones. Nunca lo hizo.
En materia de obra pública y programas sociales la mentira también caracteriza a este gobierno: los primeros 3 mil millones de pesos que solicitó de crédito fueron, dijo, para pagar adeudos y realizar obras. El mandatario presumió la edificación del Hospital del Niño y el de la Mujer; afirmó que nunca antes como ahora se había detonado tanto la construcción y beneficiado a la economía morelense. El dinero de un crédito como el solicitado por Graco, empero, no podía ser utilizado para pago de adeudos y los hospitales que presumió los construyó Marco Adame; los empresarios locales reclaman que no les dan trabajo y los contratos de obra, vox populi, los autoriza el hijo. La única obra que sobresale hoy es el estadio de fútbol de Zacatepec al que, por cierto, no tiene estacionamiento.
La comunicación institucional del régimen es una mentira permanente. Los anuncios del gobierno hablan de cosas que no existen y promocionan programas y acciones que no les corresponden. En lo referente al último informe de labores, dan por concluida la obra del nuevo congreso, el museo Juan Soriano y el Auditorio Teopanzolco y destacan la inversión del Paso Exprés. El museo y el nuevo congreso aún no están terminados, el Paso Exprés y el Auditorio Teopanzolco son obras federales y la Beca Salario es financiada por el gobierno de la república.
La simulación ha caracterizado a Graco Ramírez a lo largo de toda su carrera política. Aunque lo niegue, se inició en el PRI (estuvo en las juventudes priístas con Juan Salgado Brito) y a lo largo de toda su militancia en la izquierda ha servido a los gobiernos en turno. Innumerables ocasiones ha sido acusado de esquirol, se le tachó de oreja del gobierno en el movimiento del 68, se le relaciona con todas las administraciones del PRI, se benefició de la reforma energética del PAN (con calderón) y fue un promotor institucional del Pacto por México. Hoy es el gobernador más peñista del país y el que mejor negocia en lo económico con el gobierno federal.
Su paso por la CONAGO es un pretexto perfecto para que Graco siga mintiendo. Montado en la agenda de los gobernadores el tabasqueño se inventa viajes (ahora es a China) para promover acciones a favor del país y del estado, cuando lo único que busca es reflectores para alcanzar un nuevo espacio que le brinde protección política institucional después de que acabe su mandato.
La honestidad de Graco es la mayor mentira de todas: el perredista es un hombre que ama el dinero, que adora el poder y que no tiene moral. Hace unos años pedía prestado a Carlos Ahumada y ahora es uno de los gobernadores con más dinero de todo México. Al perredista nada le importa Morelos, no le interesa su gente ni tampoco sus problemas. Es un personaje indolente que desprecia la crítica y odia a los morelenses. Graco Ramírez es corrupto hasta la médula y esta listo para irse del estado en cuanto acabe su encomienda.
La historia para el tabasqueño no concluirá en el 2018; sus abusos son tan grandes que ya no se pueden tapar. La investigación institucional sobre todos sus actos ya comenzó. El séptimo año será una pesadilla para los graquistas.
- posdata
La apertura de las fosas de Jojutla está mostrando nuevamente la forma como actúa el gobierno de Morelos. La manera como fueron inhumados los cuerpos no sólo es una muestra de la ilegalidad en la actuación de las autoridades, también exhibe el grado de deshumanización que hay en este régimen.
Las fosas de Tetelcingo y ahora las de Jojutla no eran fosas legales, no cumplen con los requisitos de ley, ni con las mínimas normas de respeto a los seres humanos; eran más bien basureros, fosas clandestinas, muy parecidas a las que utiliza la delincuencia organizada para esconder a sus víctimas.
En el caso de Jojutla la historia se está contando poco a poco, los cadáveres van saliendo en pedazos y sin tener la documentación de ley que permite identificarlos; como en Tetelcingo, estamos frente a hechos imperdonables que ameritarían una acción legal contra los responsables, pero en un gobierno omiso, cómplice y protector de delincuentes como el de Graco, seguramente veremos un capítulo más en la larga historia de impunidad que ha caracterizado a esta administración.
A las fosas de Jojutla acudieron el sábado tres diputados integrantes de la comisión de atención a víctimas y fueron confrontados por los familiares; no hubo diálogo, sólo crónicas de dolor de aquellos que perdieron a un ser querido y se aferran a la esperanza de encontrarlos.
Las explicaciones de los legisladores no convencieron a nadie, por el contrario, encendieron los ánimos de los presentes y elevaron la molestia contra un gobierno que se niega a tratar con respeto a la gente.
Lo que dejará la exhumación cuerpos en Jojutla no es claro, pero no será bueno; el proceso seguirá porque el domingo al medio día el fiscal informó que fue encontrada “una nueva cama de cuerpos” dentro de la misma fosa. Del análisis que se realice se podrá saber muchas cosas; por el momento ya se ha informado que existen cuerpos sin carpetas de investigación y cosas similares a las que vimos en Tetelcingo.
No hay nada nuevo bajo el sol (Azteca) de Morelos. Las fosas de Jojutla y Tetelcingo son el reflejo de Graco Ramírez.
- nota
La actuación del delegado del PRI en Morelos Fernando Charleston y el apoyo incondicional de algunos delegados federales en el estado al proyecto neovisionista, dicen, no es casual.
Uno, el primero, se comprometió con el gobierno perredista a que no se lleve a cabo la renovación de la dirigencia estatal antes del mes de septiembre, lo que obligaría al partido a dejar las cosas como están. Si eso sucede (la idea de Charleston es quedarse y tomar las riendas del proceso electoral del 2018), el convenio sería mejor y las ganancias económicas se multiplicarían, porque el compromiso del veracruzano es ayudar a ganar al PRD, anulando al PRI en las próximas elecciones.
La misma historia se estaría cocinando en algunas delegaciones federales como SEDATU, SEDESOL, ISSSTE y SEGOB; en las cuatro los delegados coadyuvan al proyecto solaztequista, entregan información privilegiada al gobernador y canalizan los recursos y los programas federales a los espacios que quiere el jefe del ejecutivo y sacan provecho personal. Los negocios son parte del acuerdo y las ganancias para los funcionarios del gobierno de la república, cuentan, son jugosos.
Algunos priístas ya se han dado cuenta de lo que pasa y comienzan a observar con recelo el actuar de Charlestón; su repentina pasividad en la renovación del PRI, el interés que ha expresado de quedarse al frente del partido y su fuerte relación con el dirigente del PRD en el estado provoca inquietud.
Entendamos algo: Charleston es un personaje formado en la escuela de Javier Duarte, fue un hombre cercano al ex gobernador veracruzano y conoce a la perfección el negocio de manejar y (¿vender?) perder un proceso electoral. En el caso de los delegados la historia es más añeja, su colusión con el régimen data de tiempo atrás y en todos los casos tiene un sentido económico. En lo que se refiere al representante de la SEGOB, además, existe una línea directa que le marca Juan Salgado Brito.
Si antes de septiembre el PRI no renueva su dirigencia, poco o nada podrá hacer ese partido en el 2018. Perder una elección, cuentan los que saben, es un jugosísimo negocio para quien maneja el partido.
- post it
Esto es parte de lo que escribió ayer en La Jornada Elena Poniatowska, a propósito del conflicto entre el gobernador Graco Ramírez y el Obispo de Cuernavaca.
“Hoy en las redes sociales y en las noticias de diversos diarios se habla del obispo de Morelos Ramón Castro Castro como de un hombre que no sólo reparte bendiciones sino encabeza manifestaciones que disgustan al gobernador y a su gabinete.
Desde Cuernavaca, el obispo se suma a la lista de nuncios que han sabido acompañar a sus feligreses. Su defensa de la paz en un estado agobiado por el narcotráfico y su asistencia a las marchas que reclaman justicia y tranquilidad para las familias morelenses lo han llevado a un abierto enfrentamiento con el gobernador, quien apeló a la Secretaría de Gobernación para llamar a Castro Castro a entrar en orden y no meterse en asuntos de política…
Monseñor Castro Castro ha denunciado actos criminales que ya son moneda corriente y agobian a los morelenses, como el secuestro y asesinato de Luis Manuel Manzanares Mendoza, hermano del párroco de Tetela del Volcán.
La diócesis de Cuernavaca se caracteriza por haber sido pastoreada por obispos sabios, emprendedores y celosos, como Fortino Hipólito Vera, Francisco Plancarte y Navarrete, Manuel Fulcheri Pietrasanta, Francisco Uranga, Francisco González Arias, Alfonso Espino y Silva y, sobre todo, nuestro querido Sergio Méndez Arceo, quien le dio un cariz especial por su pensamiento innovador. Nombrado obispo, tomó posesión el 30 de abril de 1952 en la capilla colonial abierta de San José. Multitudes se congregaron para recibirlo. Desde el púlpito, el dignatario entregó su corazón a los fieles y aclaró que bendecía con emoción a los ricos y a los pobres, a los creyentes y a los no creyentes.”
- redes sociales
El presidente de la comisión estatal de derechos humanos rindió un informe de labores. En el acto algunos abogados acusaron a los diputados de tratar de destituir al ombudsman porque no acata los lineamientos del congreso.
El recuento del trabajo en un año del presidente de la CEDH no es bueno; el abogado llegó cuestionado, su nombramiento fue producto de una negociación y su perfil nunca fue el mejor para ocupar un cargo de tan alta responsabilidad.
Olivares Brito es un sujeto que desde hace mucho tiempo ha sido cuestionado y por su actuación personal, por su probidad, por sus intereses y su gusto por hacer acuerdos políticos bajo la mesa. Hoy se queja de que le presionan, pero no dice que antes pactó con quienes ahora (supuestamente) le persiguen.
Sin defender al congreso (no tiene defensa), Jorge Arturo Olivares Brito es un mal representante de los derechos humanos, carece de calidad moral y ha sido cuestionado en los cargos que ha ocupado; como maestro fue señalado por acoso sexual a las alumnas de la universidad y como funcionario por corrupción cuando participó en el terrible gobierno de Rogelio Sánchez Gatica.
Olivares Brito es el peor presidente de la CEDH que ha tenido Morelos.
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