UAN MOLINA ARÉVALO, EL BOMBERO DE GRACO RAMÍREZ…
El arribo de Juan Molina Arévalo como delegado de la Secretaría de Gobernación en Morelos, tiene un doble efecto: venir a sofocar el fuego provocado por Graco Ramírez contra la sociedad morelense; segundo, recomponer el divisionismo provocado por el representante del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, Fernando Charleston.
El cuarto delegado de la Segob en cuatro años y cinco meses de la actual administración federal, es resultado de la incapacidad de diálogo, entendimiento político y fuerza de quienes antecedieron al cargo a Molina Arévalo.
Por ejemplo, el paso como delegado de Erick Castro Ibarra fue un pago electoral, posteriormente vino una mujer que pasó sin que nadie conociera su nombre, luego Gerardo Cubría Bernardi, quien parecía solamente estaba de vacaciones y gozó del clima de Cuernavaca.
Mientras los ex delegados de Gobernación cobraron sin problemas y tuvieron todo el apoyo para “realizar su labor”, en Morelos el efecto de un mal gobernante provocó un levantamiento social que unió a los nativos de la tierra de Emiliano Zapata para unirse y exigir la salida de Graco Ramírez del Ejecutivo local.
Hoy, Graco Ramírez está enfrentado con la sociedad que prefiere vivir fuera del estado, viajar y tener representaciones que lo tengan menos tiempo en Morelos. Sin embargo, su abandono al estado de Morelos queda descubierto por la marcada incapacidad del secretario de gobierno, Matías Quiroz Medina, por tener una interlocución con la sociedad; al contrario, hay un mayor enfrentamiento y él, a diario lo hace.
La realidad es que también Gerardo Cubría Bernardi fue rebasado por los problemas y conflictos sociales que vive hoy el estado, lo peor es que el ex delegado de la Segob acudía al estado solamente los fines de semana o temporada vacacional.
Por ello, la Secretaría de Gobernación envía un apaga fuegos y salva gobernadores, como es conocido en las oficinas de Bucareli, envío a Juan Molina Arévalo, quien su principal trabajo será cubrir las espaldas del hoy más presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), Graco Ramírez, a unos días, meses o quizá año y medio de terminar su pésima administración en Morelos.
Al delegado de la Segob no lo envía Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Segob, sino directamente el Presidente Enrique Peña Nieto porque también requiere de disminuir la popularidad del virtual candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) a la máxima magistratura del país, Andrés Manuel López Obrador.
Juan Molina Arévalo tendrá que enfrentar dos grandes grupos que hoy tienen acorralado a un Ejecutivo que no ha tenido la capacidad de responder a los morelenses, como lo es Graco Ramírez.
Sabe el delegado de la Segob que para el próximo sábado 6 de mayo habrá una concentración que superará los más de 50 mil ciudadanos en protestas contra Graco Ramírez, a través de una nueva Marcha por la Paz convocada por la Diócesis de Cuernavaca y diversos grupos sociales.
Ya los católicos, cristianos, evangélicos y otras asociaciones religiosas han manifestado su encono contra el gobernante ausente de Morelos, por eso Juan Molina Arévalo es el bombero de Graco Ramírez que viene apagar el incendio provocado por él.
La Presidencia de la República debe proteger al gobernador perredista porque ha sido su principal instrumento para la aprobación de diversas reformas en el Congreso de la Unión, porque también hoy su alfil como presidente de la CONAGO también es un caballo dentro del tablero en el ajedrez para hacer jaque mate en el momento que así lo requiera.
Históricamente sabe Juan Molina Arévalo que Morelos a pesar de su extensión territorial tiene influencia en toda la República en sus luchas sociales, por ello viene acompañado de un equipo dedicado en terminar conflictos como el Oaxaca con la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación.
Luego entonces, el primer trabajo para Molina es con el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, por desarticular una movilización que sería mayor a la de hace un año.
Inmediatamente, sería dialogar con el rector de la Universidad Autónoma del Estado, Alejandro Vera Jiménez, porque la comunidad estudiantil, académica y administrativa no es fácil de convencer, a pesar de la traición de algunos.
El regionalismo de la entidad en los universitarios y su capacidad de entendimiento supera a quienes manejan e integran el partido en el poder, porque su pensamiento es lo que ha dado desarrollo al estado.
No son los únicos grupos sociales con los que Juan Molina debe entrar en acuerdos, hay muchos más dentro del sector campesino, obrero, comerciantes, amas de casa, jóvenes y el 99.9 por ciento de los nativos y arraigados en este estado.
Y para terminar también tiene que operar al interior del PRI, en donde el delegado del CEN, Fernando Charleston, como buen discípulo del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, su paso solamente sirve para destruir y dividir a su militancia, para beneficio personal. Es un nefasto personaje que hoy debe estar en la cárcel, así se simple.