Se ha vuelto una tradición que los gobernadores brillen por su ausencia cuando en sus estados las llamas les llegan a los aparejos. Unos juegan golf, algunos se van de compras a Estados Unidos, otros se van a conquistar los mercados chinos. Graco Ramírez trae un pleitazo con organizaciones católicas que lo acusan de perseguir al obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, quien denuncia la inseguridad y la corrupción que impera en el estado, y Graco en la China. Por su parte, el gobernador de Tlaxcala, informa la nota de su periódico Reforma, negocia vaya usted a saber qué mercancías chinas mientras emboscan y matan a sus policías. “Los gobernadores”, dijo Graco, “no compartimos posturas proteccionistas o de aislamiento y vemos una gran oportunidad de mejorar la relación con China”.
Gobernadores: ¿pueden hacer el favor de callarse por favor y regresar a sus estados y poner orden en el tiradero que han dejado en sus casas? Es que de veras, con ustedes no se puede. La elección de éstos y otros gobernadores de la República no puede ser entendida tanto como un mal democrático necesario, sino como un castigo divino. Un grito desgarró el silencio del amplísimo estudio: ay, mis hijos gobernadores, desvergonzados, cínicos y estúpidos.
Borge
El gobierno de Carlos Joaquín González reveló que durante la gestión de Roberto Borge se hizo un pago de 2 mil 400 millones de pesos por un software, de los cuales por lo menos mil 800 fueron a parar a empresas fantasma. Se encontraron facturas apócrifas, dice la nota de Benito Jiménez, que ascienden al 75 por ciento de los recursos gastados de un recurso que además no sirve. El secretario de Finanzas y Planeación en Quintana Roo afirma: “Cómo es posible que el estado más fuerte en materia de turismo, el que tiene los reflectores a nivel mundial y el que pone el 4 por ciento del PIB en materia de turismo trabaje con computadoras del año 2000”.
Gil se enteró de que se han perdido también algunas migajas, como por ejemplo 60 millones de pesos destinados a llevar agua al poblado de Juan Antonio Sonda en el municipio de Othón P. Blanco. El dinero destinado al agua, voló. Síganlos dejando en libertad, permítanles que se fuguen. Van bien, sobre todo si se trata de perder la elección de 2018.
Miami
Su periódico La Jornada a través del hilo de Notimex ha dado cuenta de algunos de los políticos y empresarios mexicanos que han comprado departamentos en Miami. Después de que Univisión diera a conocer la compra del departamento de casi un millón de dólares que Alejandra Barrales adquirió mediante un adelanto de 650 mil dólares, han aparecido otros compradores: Bernardo Quezada Salas, diputado del Partido Nueva Alianza, adquirió bienes en Miami por 6.5 millones de dólares. El diputado dice que su familia hizo una coperacha y así compraron 11 departamentos. Lectora, lector: hagan su vaquita y compren su departamento con vista al mar.
¿Se acuerda usted de Lord Ferrari? El señor Sentiés Palacio se compró su nido de amor en Miami por tan solo un millón y medio de dólares. ¿Ha olvidado usted quién es Rafael Olvera Amezcua? Se trata del accionista mayoritario de Ficrea, acusado de un fraude millonario. Este pájaro de cuenta compró un departamento en las Torres Trump de Sunny Isles en la risible cantidad de 1.8 millones de pesos. Qué club más exclusivo, de finísimas personas, decentes y seguramente honestas. En fon.
El imprescindible Quevedo tiene algo que decir: Todos los que parecen estúpidos, lo son y además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Gil s’en va