El primer descubrimiento “metafísico” del tema es que la memoria del ciudadano de a pie es una memoria militante. ¿Por qué?
Porque la memoria de un priista solo recuerda los malos gobiernos del PAN y del PRD, la memoria de un panista solo recuerda las pillerías del PRI y del PRD, y la memoria de un perredista solo recuerda trapacerías tricolores o azules.
Así, cuando el tema en comederos es la fuga del segundo Duarte, del ex gobernador de Chihuahua —perseguido por las más escandalosas raterías y presuntamente fugado a Texas—, no falta la memoria educada en la crítica al PRI que pronto recuerda la fuga del otro Duarte, el ex gobernador de Veracruz, con más de 160 días a salto de mata.
Pero tampoco falta el que recuerde que el PAN y el PRD tienen sus ratas iguales: los gobernadores panistas Armando Reynoso Femat y Guillermo Padrés, y los perredistas Pablo Salazar Mendiguchía y Narciso Agúndez. Pero el ejercicio memorioso también recuerda los casos vinculados a López Obrador: Gustavo Ponce, René Bejarano y Carlos Imaz.
Pero si el tema es el de Antonio Enrique Tarín García —ex funcionario de César Duarte y diputado suplente que se atrincheró en San Lázaro para no ser detenido—, entonces no faltan las memorias educadas en la crítica al PRD que recuerdan la forma en que la bancada de los amarillos —sobre todo Alejandro Encinas— protegió al narcotraficante Julio César Godoy, al que a pesar de sus antecedentes criminales hicieron diputado federal. ¿Qué diferencia existe entre Tarín García y Godoy?
Desde el mediodía de ayer, “el bombón” informativo para los críticos del PRI fue la detención, en San Diego, California, de Édgar Veytia Camberos, fiscal general de Nayarit, a quien autoridades del vecino del norte aprehendieron como presunto responsable de mantener ligas con el narcotráfico. Otro corruptazo salido de un gobierno del PRI.
Pero si de vínculos con el crimen se trata, la Morena de AMLO y el mismo López Obrador están en todo el mundo retratados con la familia Abarca, de Iguala. En todos los medios se documentó que AMLO impuso a José Luis Abarca como alcalde y que ese alcalde y los Guerreros Unidos —grupo criminal que tiene el control de la producción y venta de heroína en el mundo— ordenaron la masacre de los 43 de Iguala. A Édgar Veytia lo acusan por transportar droga. A López Obrador por imponer a Abarca como alcalde de Iguala. ¿Existe diferencia?
El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, fue uno de los más severos críticos del gobierno de Enrique Peña; criticó todo y por todo, en especial la lucha contra el crimen. Hoy, Chihuahua es —de nueva cuenta— uno de los estados más violentos del país, de los estados “mataperiodistas” y su gobernador es uno de los más ineficientes.
Por eso Javier Corral debió lanzar gritos de auxilio al gobierno federal y por eso debió exigir la ayuda de las fuerzas armadas, mientras que aliados mediáticos de Corral, como la señora Carmen Aristegui —entre muchos otros—, cuestionaron a los medios por “golpear” despiadadamente a Corral, con el pretexto de la violencia y el crimen de la periodista Miroslava Breach.
Lo simpático es que todos los que hoy se quejan de la crítica al gobernador Javier Corral —sus amigos periodistas que defendían la libertad de expresión cuando difamaban a Calderón y a Peña Nieto— y que censuran al gobierno federal por “dejar solo” a Corral son los mismos que demolieron al ex presidente Calderón por la lucha contra el crimen y los mismos que destruyeron la imagen de Peña Nieto con el cuento del crimen de los 43. “La ley y la justicia en los bueyes de mi compadre”.
El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón —motejado como El Bronco—, no ha podido controlar el problema de las cárceles de la entidad. Cuando era candidato independiente acusó a su antecesor, Rodrigo Medina, de ser el peor gobernador, de no haber podido con el problema de la inseguridad y hasta lanzó feroces ataques al gobierno federal por utilizar a las fuerzas armadas en la lucha contra el crimen.
Hoy El Bronco suplica por ayuda federal. No puede con los penales, no puede con la inseguridad, no puede con el crimen organizado y no puede...
En la administración de Javier Duarte, en Veracruz, fueron asesinados 19 periodistas. Durante su campaña, Miguel Ángel Yunes utilizó esa estadística como ejemplo de ineficacia. En su gestión, dos periodistas muertos y uno al borde de la muerte.
La memoria no puede seguir siendo militante. Ningún partido se salva.
Al tiempo.